Elecciones en Venezuela | El Nuevo Siglo
Miércoles, 3 de Abril de 2013

Cualquiera diría que la democracia más activa del planeta, donde más participa el pueblo, en la que casi permanentemente se vive en agitadas campañas y elecciones es Venezuela. El vecino país sería una réplica de Atenas en la antigua Grecia, que  persigue el ideal de un pueblo que con renovada esperanza sale a elegir o reelegir el gobierno y  los candidatos de sus simpatías. Allí el voto es obligatorio, pese a lo cual se registran altos índices de abstención, de gentes que no creen en esa idílica democracia o que no encuentran candidatos a su gusto para votar.

Los venezolanos en el 2007 derrotaron el referéndum reeleccionista  del comandante Hugo Chávez, que lo habría obligado a retirarse legalmente  del poder en el año 2013. El Universal  informó entonces que: “El Presidente venezolano no es invencible. Su proyecto de perpetuación en el poder fue rechazado en el referendo por la reforma constitucional que significó la primera derrota de su larga historia electoral y deja, un año después de su reelección, al chavismo herido y en pleno debate interno”. Inicialmente, Chávez, en declaraciones que sorprenden a la oposición reconoció su derrota. Posteriormente, en una jugada audaz y populista, aplicó la mayoría que tenía en la Asamblea y  revocó el resultado negativo del referéndum para legalizar a su manera la reelección contra el querer del constituyente primario. De todas formas,  no por su voluntad, sino por cuenta de los quebrantos de salud y la misteriosa operación que salió mal en La Habana,  el  2013 sería su último año de poder y vida..

Platón, en el  libro VIII de la República, analiza la democracia. El régimen político que surge como degeneración de la oligarquía y que dará lugar, a su vez, a la tiranía. Y lo curioso es que en no pocas veces la historia nos muestra que de los excesos de la democracia se pasa fácilmente a la tiranía.  A juicio de Platón nace la democracia: “cuando, habiendo vencido los pobres, matan a algunos de sus contrarios, a otros los destierran y a los demás les hacen igualmente partícipes del gobierno y de los cargos, que, por lo regular,  suelen cubrirse en este sistema mediante sorteo”. Y, agrega; “así es como se establece la democracia, ya por medio de las armas, ya gracias al miedo que hace retirarse a los otros”.

 

Al repasar la historia de diversos países y la que nos interesa, la de Hispanoamérica, vemos que de manera recurrente así surgió  en la región la democracia. A la autoridad de los virreyes, capitanes generales y demás funcionarios, el populacho manipulado por los criollos amedrentó, puso en prisión, mató algunos de los contrarios o expulsó a los realistas, así como hizo a otros parte del gobierno. Después cayó en la anarquía, la guerra civil o el despotismo, lo que da al traste con los primeros intentos de establecer la democracia en nuestra región.

En Venezuela, en donde se conocieron varias dictaduras, curiosamente Chávez apareció como el “arcángel” de la democracia y la anticorrupción, favoreciendo un sistema como el que comenta Platón. Y Chávez, desató la lucha de clases como lo previó el filósofo griego y algo les quitó a los ricos para favorecer a los pobres. Lo que no puedo prever Platón es que por nadar Venezuela en petróleo, Chávez tuvo recursos para perpetuarse en el poder y cambiar el mapa geopolítico de Hispanoamérica con su política y chequera.

En medio de tantas zozobras y sorpresas de milagro se ha mantenido el sistema. Nadie  sabe que va pasar, con el otro ciclo que advierte Platón, el de la tiranía. No faltan los que anuncian que de la pugna visceral entre la oposición y el gobierno, saldrá mal herida la precaria democracia. Por la reelección en Venezuela el gobierno no es neutral. Como es natural, la política se hace atacando al gobierno de tuno y al presidente-candidato. Y éste, al dejar de ser neutral, debe recibir ataques y mandobles, así como devolver los golpes y las críticas. Lo que linda con la anarquía en la etapa electoral y que de proseguir la inevitable la división del país, podría provocar conjuras de civiles insatisfechos y ruido de sables. Lo que descarta de plano el gobierno.

Y como existe la reelección y los gobiernos se han apresurado a reconocer al sucesor del finado comandante Chávez,  la oposición que pretende restablecer a plenitud la democracia moderna  -siempre Platón-, se ha quedado sola, sin interlocutores, puesto que los gobiernos “democráticos” hispanoamericanos,  comprometidos con la transición, se hacen los sordos. Ese es el mensaje de insatisfacción que deja a su paso por Colombia la diputada venezolana María Corina Machado.