Pildoritas para políticos | El Nuevo Siglo
Viernes, 8 de Diciembre de 2017

Gran terremoto político se produce en Colombia en estos días. Se aproxima un año electoral, donde aspiran toda clase de líderes, unos que prometen escribir en letras de mármol no crear más impuestos, y otros que le prenden una vela a Dios y otra al diablo.

Hay candidatos que se creen sucesores de Cristo, hacen el rosario diariamente, se asocian con grupos celestiales para convencer a los incautos, pero en la campaña hablan con la voz del diablo, contradiciendo los postulados bíblicos, como el de estar de acuerdo con la pena de muerte, que rechaza la biblia, cuando advierte: “No toméis la justicia por vosotros mismos, antes dad lugar a la ira de Dios, pues escrito está. Yo haré justicia, dice el Señor”, Romanos capítulo 12, versículo 19.

Por ello es necesario recordar las palabras del Papa Francisco, pronunciadas en el palacio de Nariño, donde invita a los dirigentes a ejercer una buena política en beneficio de todos los colombianos.

El Papa Francisco dice: “se debe persistir en la lucha para favorecer la cultura del encuentro, que exige colocar en el centro de toda acción política, social y económica a la persona humana, y el respeto por el bien común. Que este esfuerzo nos haga huir de toda tentación de venganza.

No debe ser la ley del más fuerte, sino la fuerza de la ley aprobada por todos, la que rige la convivencia pacífica. Se necesitan leyes justas que garanticen la armonía, para que ayuden a superar los conflictos que han desgarrado esta nación por décadas. No olvidemos que la inequidad es la raíz de los males sociales.

Los animo a poner la mirada en todos aquellos que hoy son excluidos y marginados por la sociedad, aquellos que no cuentan para la mayoría y que son arrinconados. Todos somos necesarios para crear y formar la sociedad. Esta no se hace sólo con algunos de pura sangre, sino con todos.

También hay que detener la mirada en la mujer, en su aporte, en su talento, ser madre de las múltiples tareas. Colombia necesita la participación de todos y todas para abrirse al futuro de la esperanza.

La iglesia está comprometida por la paz, la justicia y el bien de todos. Es consciente de que los principios evangélicos constituyen una definición significativa del tejido social colombiano. Por eso puede aportar mucho al crecimiento del país, en especial el respeto sagrado a la vida humana, sobre todo la más débil e indefensa, que es una piedra angular en la construcción de una sociedad libre de violencia.

Les ruego que escuchen a los pobres, a los que sufren, déjense interrogar en todo momento por sus rostros surcados de dolor y por sus manos suplicantes, en ellos se aprende las verdaderas lecciones de la dignidad, donde gimen las cadenas, así comprenderemos las palabras del que murió en la cruz.”

Reflexionemos sobre estas palabras del Papa Francisco, para no dejarnos llevar por la demagogia diabólica que destruirá nuestra democracia. Llevemos a las corporaciones públicas y a la presidencia a los más honestos y sabios que lucharán verdaderamente por una Patria digna y humana.