Matemáticas elementales | El Nuevo Siglo
Sábado, 9 de Diciembre de 2017

Cuentan que un ministro de Obras públicas en un debate político, en un país que no es el nuestro, cuando se discutía sobre cuantías de los contratos y de  obras que se estaban ejecutando no se podía poner de acuerdo con respecto a un tema que tenía que ver con matemáticas de las más elementales, como son las cuatro operaciones a saber; suma, resta, multiplicación y división, terminó la discusión con una frase que prácticamente dejó sin habla a quien discutía diciéndole: el resultado de las matemáticas no es cuestión de opinión. Dos más dos siempre dará como resultado cuatro, así como cien (100) dividido entre dos (2)  da cincuenta.  Sobre eso no se puede expresar opinión diferente a la de no optar por discutir. 

Me ha venido a la memoria esta máxima a propósito de la discusión con respecto a si fue aprobada o no una ley que según las informaciones que se han leído, requería de la mayoría de los senadores o parlamentarios que estaban enfrentados a la opción de aprobar o no el asunto. Lo primero que se pregunta el profano en estas lides, pero que sí sabe  de las cuatro operaciones, es del número de parlamentarios que se supone debería haberse pronunciado. Bien parece que el número de ellos es de noventa y nueve (99) porque los otros que forman el total de ellos, el constitucional, por alguna razón, tres (3) no estaban en condición de ser tomados en cuenta. Si este número no admite discusión, cuarenta y nueve y medio (49,5) es la mitad de noventa y nueve (99);  también es claro que 50, que fue el número de parlamentarios que votaron afirmativamente la ley en discusión, es evidentemente mayor que cuarenta y nueve y medio (49,5). Si la regla o norma que ordena el proceso de aprobación de actos como este es la mitad de los hábiles para votar más uno, en este caso sería cincuenta y medio (50,5).

Es admitido seguramente por las leyes vigentes o aplicables que la mayoría la constituye la mitad más uno. Así en este caso la mitad más uno es un número fraccionario pero como medio parlamentario no existe no se puede dar por aprobada la moción en discusión, salvo que la misma norma aplicable en casos como este establezca cómo debe acogerse un resultado como el que nos ocupa, si es dar por no aprobada la moción o aproximar el resultado calculado de acuerdo con las matemáticas elementales al dígito superior, caso en el cual la moción fue aprobada.  Así es como debe pensar calcula el ciudadano común y corriente, el de a pie como se dice ahora, con respecto a lo que acaba de ocurrir.

Todo lo anterior conduce  a alabar la habilidad de los colombianos, digamos mejor de los colombianos parlamentarios y vinculados a este tipo de problemas, para mistificar las cosas y encontrarle, como dice la parla común, cuatro patas al gato o más votos a las decisiones.