El Papa Francisco y la Navidad | El Nuevo Siglo
Domingo, 24 de Diciembre de 2017
  • Hondo significado del pesebre
  • De traidores y falsos mártires

 

 

El Papa Francisco nos recuerda la inmensa importancia de la encarnación del Señor, en una familia sencilla, cuya madre da a luz en una pesebrera en Belén. Las profecías hablan de la llegada del hijo de Dios que se cristaliza en esa esquina apartada del mundo antiguo que se regía por el dominio y las leyes del Imperio Romano. El Pontífice nos explica en una metáfora que la Navidad “no se trata sólo de algo emotivo, sentimental; nos conmueve porque dice la realidad de lo que somos: somos un pueblo en camino, y a nuestro alrededor -y también dentro de nosotros- hay tinieblas y luces. Y en esta noche, cuando el espíritu de las tinieblas cubre el mundo, se renueva el acontecimiento que siempre nos asombra”. Francisco nos invita a detenernos ante el pesebre “porque allí nos habla la ternura de Dios. Allí se contempla la misericordia divina que se ha hecho carne, y que enternece nuestra mirada y sorprende: el pueblo en camino ve una gran luz. Una luz que nos invita a reflexionar en este misterio: misterio de caminar y de ver”.

Agrega el Papa que el pesebre “es motivo de reflexión, nos recuerda que el Señor nunca se impone por la fuerza. Para salvarnos no ha cambiado la historia con un milagro grandioso. Ha venido con gran sencillez, humildad, mansedumbre. Dios no ama las imponentes revoluciones de los potentes de la  historia y no utiliza la varita mágica para cambiar las situaciones. Se hace pequeño, se hace niño, para atraernos con amor, para tocar nuestros corazones con su humilde bondad; para conmover con su pobreza a quienes se esfuerzan”.

Francisco nos dice emocionado que “la gracia que ha aparecido en el mundo es Jesús, nacido de María Virgen, Dios y hombre verdadero. Ha venido a nuestra historia, ha compartido nuestro camino. Ha venido para librarnos de las tinieblas y darnos la luz. En Él ha aparecido la gracia, la misericordia, la ternura del Padre: Jesús es el amor hecho carne. No es solamente un maestro de sabiduría, no es un ideal al que tendemos y del que nos sabemos por fuerza distantes, es el sentido de la vida y de la historia que ha puesto su tienda entre nosotros”.

Ese es el milagro que da origen a una vida dedicada al ejemplo y a lo espiritual, para dejar la más rica herencia de dedicación y sacrificio por la causa más noble: servir a los demás. Al mismo tiempo nos indica que todo no es contemplación y que en los grandes momentos se precisa de valor. Advierte el Papa El Señor nos dice una vez más: “‘No teman’. Como dijeron los ángeles a los pastores: ‘No teman’.  Y también yo les repito a todos: ‘No teman’. Nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama, nos da a Jesús como guía en el camino a la tierra prometida. Él es la luz que disipa las tinieblas. Él es la misericordia. Nuestro Padre nos perdona siempre. Y Él es nuestra paz. Amén”.

Es el propio Francisco quien, en el momento más solemne de su más reciente intervención navideña, se llena de valor y lanza su terrible admonición contra los traidores, aquellos que se burlan de nuestra confianza, que enlodan su ministerio y confunden a los débiles. Son los traidores dentro de la misma Curia Romana, que se mueven bajo “la desequilibrada lógica de la intriga”, como de su vana gloria y ambición. Al mismo tiempo, el Pontífice exalta a los sacerdotes y funcionarios que cumplen su deber con consagración y vocación inequívoca de servicio. “La Curia es una institución antigua, compleja, venerable, compuesta por hombres que provienen de muy distintas culturas, lenguas y construcciones mentales”, sentencia.

Además, aclara que quienes han sido llamados a servir en la Curia tienen una inmensa responsabilidad: “han sido seleccionados con cuidado para dar mayor vigor al cuerpo y a la reforma -pero al no comprender la importancia de sus responsabilidades- se dejan corromper por la ambición y la vanagloria”. Por lo que no admite que cuando son apartados de sus cargos, “salgan a presentarse como mártires del sistema”.

Profundas reflexiones de quien es el máximo jerarca católico en el mundo. Profundas reflexiones que invitan a seguir adelante en la fe y la doctrina, viviendo con sentida espiritualidad esta navidad, más allá de la festividad material.