El ELN y Santos | El Nuevo Siglo
Viernes, 15 de Diciembre de 2017

Al país sorprendió la renuncia de Juan Camilo Restrepo, aun cuando no hubo sorpresa para quienes estaban informados de lo que sucedía en Quito, en particular de la insatisfacción de Santos con unos negociadores que no lograban mover a la dirigencia elena hacia un principio de arreglo. Esto había impulsado al Presidente a enviar al Ecuador a una delegación paralela a tranquilizar a los elenos, compuesta por Iván Cepeda, Álvaro Leyva y Ernesto Samper, cuyas inclinaciones favorables a los izquierdistas son bien conocidas.

A la fecha el Presidente aún no ha designado el remplazo de Restrepo como jefe del grupo negociador del gobierno con los guerrilleros del ELN ni a los restantes miembros de esta delegación. No le va a quedar fácil encontrar relevos dada la intransigencia de los guerrilleros y a la reticencia a quemarse de cualquier candidato. Claro que encontrará, siempre hay gente dispuesta a todo, pero podemos imaginar cuál será su perfil. Álvaro Leyva dijo que entre las opciones que baraja el Presidente no se encuentra ninguno de los negociadores actuales, lo cual es lógico dada la insatisfacción del Gobierno con el grupo saliente. Según Leyva, el nuevo jefe de la delegación “tiene que ser una persona que no tenga intereses de carácter político, que tenga una condición personal que permita comprensión, análisis, capacidad de diálogo, de negociación, y sobre todo una persona de talla nacional”. ¿Será que Restrepo no llena estas condiciones?

Las negociaciones de Quito, cuando recomiencen, si es que lo hacen en un futuro próximo, van a ser una prolongación de las que sostuvo el gobierno con las Farc y su punto de partida estará donde estas concluyeron, es decir, van a querer obtener las concesiones que se le dieron a Timochenko y otras adicionales, como la famosa “convención nacional”. Ya saldrán a la luz cuales son las exigencias del ELN pero, a juzgar por las condiciones que le impusieron al Gobierno para un cese al fuego (que no ha sido implementado con rigor), podemos pensar lo anterior.

En el afán de llegar a un arreglo con los hombres de Gabino antes del 7 de agosto, el Presidente se ha demostrado dispuesto a “ser flexible”, es decir, a hacer más concesiones. No de qué otra manera puede interpretarse que, paralelamente a las conversaciones que adelantaba Juan Camilo Restrepo haya enviado a las personas mencionadas a “facilitar el diálogo” con el ELN. Es claro que los elenos estaban lejos de las posiciones de los negociadores del Gobierno, mientras tanto siguen, a sangre y fuego, disputándose con las llamadas disidencias de las Farc y otras bandas criminales los territorios donde se cultiva la coca y las vías por donde se mueven los cargamentos del alcaloide.