El Galeón San José, un año después | El Nuevo Siglo
Foto National Maritime Museum
Sábado, 3 de Diciembre de 2016
Redacción Política

Después de un año del hallazgo del Galeón San José, lo último que se ha conocido es que el pasado 4 de noviembre fue enviada una carta por la multinacional SSA al presidente Juan Manuel Santos, para anunciarle una expedición en enero a inmediaciones de las Islas del Rosario, donde se supone que está sumergido el galeón San José, a unos 300 metros de profundidad. El propósito es confirmar si es correcta la ubicación que indicaron desde 1982 sobre la embarcación sumergida para proceder a extraer el San José junto al tesoro que carga y obtener la mitad de este.

El Gobierno nacional anunció la localización del galeón, la cual aún se mantiene en reserva y por lo que desde entonces la SSA ha venido reclamando, ya que aseguran haber sido los primeros en ubicar al San José en el fondo del mar Caribe. Por las discrepancias entre ambas partes, no se sabe si la localización que posee el Gobierno nacional coincide con la que se atribuye la multinacional extranjera.

Se conoció que en la misiva, Jack Harbeston, director general de SSA, exhorta a Santos a unirse a la expedición “para identificar positivamente el naufragio denunciado confidencialmente a ese gobierno (colombiano) en febrero de 1982, cuya propiedad fue declarada por las cortes en común y proindiviso, por partes iguales, entre la Nación y SSA”.

Igualmente se le solicita al presidente tener en cuenta que la expedición que proyectan realizar en enero “no se trata de acceder al hallazgo anunciado por el Gobierno de Colombia en diciembre 5, 2015, sino de identificar positivamente el descubrimiento ocurrido en el área general descrita en el denuncio de 1982, que fue aceptada por la rama ejecutiva desde 1982 y por la rama judicial desde 1994”. Incluso, agregan que como la ubicación que dice tener el Gobierno colombiano solo la conocen agentes del Estado, proponen que representantes del Gobierno participen en la expedición junto a la SSA “para dar seguridad de que solo se operará en las áreas descritas en el denuncio de 1982”.

En la carta se expresa la disposición para explicar y discutir con el Gobierno colombiano detalles como “equipos, número y clase de tripulación, y la relación de las tareas que se ejecutarán en la plataforma continental colombiana”.

Conversaciones con España

Durante todo el proceso se han registrado conversaciones entre España y Colombia y tras sostener un encuentro bilateral en Madrid, los cancilleres de Colombia y España, María Ángela Holguín y José Manuel García-Margallo, respectivamente, confirmaron a los medios de comunicación que ambos países coinciden en que una vez se recuperen los restos del Galeón San José,  deberán ser exhibidos en un museo.

“Lo del museo es un hecho, es lo que Colombia quiere una vez se logre la recuperación: exhibir para que todo el mundo pueda ver, esto es parte de la historia, por lo tanto es importante que todas las personas tengan acceso”, dijo la ministra Holguín, al indicar que se está conformando un equipo que trabaje en este tema, en el que también participarían españoles.

La canciller Holguín no entregó mayores detalles, toda vez que, como explicó en la rueda de prensa, “seguimos conversando con España al respecto del Galeón San José”.

A su turno, el ministro García-Margallo confirmó lo anunciado por su homóloga colombiana. “Lo que queremos es una colaboración recíproca y que respete los derechos de las dos partes con el objetivo final de que esto sea patrimonio de toda la humanidad, como consideramos que es, y  puede estar abierto a toda la humanidad”, dijo.

Ley sobre patrimonio sumergido

Después del hallazgo, el Ministerio de Cultura presentó una Ley de Patrimonio Sumergido que tiene como objeto establecer las condiciones para proteger, visibilizar y recuperar el Patrimonio Cultural Sumergido, así como ejercer soberanía y generar conocimiento científico sobre el mismo.

Luego de permanecer durante más de 300 años hundido en aguas colombianas, una comisión dirigida por el Ministerio de Cultura y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia llevó a cabo uno de los más grandes hallazgos e identificaciones de patrimonio cultural sumergido en la historia de la humanidad: el Galeón San José.

El primer paso para el hallazgo pudo darse gracias a la aprobación de la Ley de Patrimonio Sumergido, tramitada por el Ministerio de Cultura en el año 2013, la cual  define los procedimientos y los controles para las actividades de investigación, conservación, extracción y divulgación de los bienes asociados al Patrimonio Cultural Sumergido. Esta es una política que está a la altura de las más grandes en el mundo.

Durante más de cuarenta años diversos gobiernos intentaron tramitar una ley que le diera marco legal a los temas de patrimonio cultural sumergido. Ninguno lo consiguió. Fue este gobierno, después de un duro tránsito por el Congreso, de grandes debates y algunos opositores, el que logró la aprobación de la Ley 1675 de 2013 y su decreto reglamentario 1698 de 2014.

Pero también varios senadores presentaron iniciativas. En el Senado  empieza su trámite el proyecto de ley titulado “Ley del Galeón San José” que busca tres objetivos: 1. Que el Estado tenga la función de salvaguardar los hallazgos con fines académicos y culturales. 2. Crear el día Nacional del Patrimonio Histórico y los Tesoros Marítimos   3.  Que el Estado asuma el cuidado y el seguimiento del  patrimonio que ha sido encontrado, saqueado y explotado ilegalmente.
“El tesoro hallado en el Galeón no puede ser comercializado, hace parte del patrimonio Cultural y el Estado debe garantizar no solo su cuidado sino investigaciones académicas por lo menos por 50 años”.

El senador Jaime Amín presenta un Proyecto de Ley por medio de la cual busca proteger de manera real y efectiva el patrimonio cultural sumergido de los colombianos.

La iniciativa legislativa se fundamenta en el debido desarrollo que se le debe dar a los artículos 63 y 72 de la Constitución Nacional, que comparten como componente principal que todo aquello que es patrimonio arqueológico y cultural de la Nación tiene el carácter de inalienable, imprescriptible e inembargable, siendo así que está bajo la protección del Estado.

Por todo lo anterior, el Senador propone adicionar un parágrafo al artículo 3º de la Ley 1675 de 2013, con el fin de que los criterios que contemplan dicho artículo (Representatividad, Singularidad, Repetición, Estado de conservación, Importancia científica y cultural), surtan propósitos meramente clasificatorios y por ningún motivo tengan la posibilidad de exclusión o desintegración del conjunto de bienes del patrimonio cultural sumergido. Esto impedirá que se pueda vender o utilizar como bienes con valor comercial la riqueza que surja de hallazgos de naturaleza arqueológica y/o cultural.

Finalmente, el legislador propone modificar el artículo 23 de la misma Ley, dando desarrollo legislativo a los principios constitucionales consagrados en los artículos 63 y 72 de la Carta Política, teniendo en cuenta que el patrimonio cultural de la Nación no es un conglomerado de bienes que se encuentren dentro del mercado, por lo tanto no poseen una característica de intercambiabilidad o fungibilidad, razón por la cual, dichos bienes nunca debieron haber salido de la potestad del Estado, concediendo por este Proyecto de Ley un alcance de efecto retroactivo sobre la posesión y el dominio de los bienes del patrimonio cultural del Estado.

La historia del Galeón

El Galeón San José fue construido en 1696 por el vasco Pedro de Aróstegui. Su ejecución fue realizada en los astilleros de Mapil, en Usúrbil. 

Era un galeón de tres puentes, pesaba 1,066 toneladas, tenía lastre de piedras y se le montaron 44 cañones de hierro.

El San José y el San Joaquín (nave hermana) fueron reservados desde su llegada a Cádiz para el Consulado y el Comercio de Sevilla. Se mandaron a construir exclusivamente para ser designados como capitana y almiranta y hacer parte de la Armada de Tierra Firme, pero desde su llegada a Cádiz en 1699 hasta 1706 por variadas circunstancias no pudieron partir.

El San José sufrió varias modificaciones. En su último inventario realizado en Cádiz, antes de partir hacia América, se relaciona la artillería y las armas que se le montaron: 46 cañones de bronce calibre 16; 8 cañones de bronce calibre 10 y 8 sacres de bronce calibre 7. Además, 2 pedreros de bronce, 50 mosquetes, 15 escopetas, 20 tercerolas, 80 pistolas, 25 templores, 25 picos, 25 chuzos y 26 alfanges (espadas). Su tripulación y pasajeros (oficiales, soldados, artilleros, marineros y grumetes) sobrepasaban los 500 hombres. Finalmente, el 10 de marzo de 1706, sale del Puerto de Cádiz, José Fernández Santillán, conde de Casa Alegre y capitán general de la Armada de Tierra Firme, en su capitana, San José.   

El 27 de abril de 1706, después de una travesía de 48 días sin incidente, arribó a la Bahía de Cartagena la Armada del Conde de Casa Alegre. Entre los ilustres pasajeros embarcados estaba el marqués de Castelldosrius, elegido por el rey Felipe V como el nuevo virrey del Perú, con su familia y séquito y el arzobispo de Santa Fe.

Durante el verano de 1706, se celebró en Cartagena una pequeña feria a la que acudieron comerciantes de Popayán, Santa Fe y Quito. En esta feria el San José fue la gran atracción. El 5 de enero de 1708, después de casi dos años de espera en Cartagena, se elevaron las anclas y partió la Armada del conde de Casa Alegre desde Cartagena hacia Panamá. Durante la salida se varó el San José y se supo que “al navegar las 80 leguas que hay desde Cartagena a Portobelo experimentaron los defectos por la mucha agua que la capitana hacía”. La Armada arribó a Portobelo (Panamá) el 10 de febrero de 1708. 

El nuevo virrey del Perú, reunió 1,798,188 pesos, carga que llegó a Puerto Perico, Panamá, el 20 de enero de 1708. Los caudales que se embarcaron en la Armada de Casa Alegre y específicamente en la capitana San José no se conocen de manera precisa puesto que el valor del embarque no se registró. Sin embargo el 20 de mayo de 1708, finalizada la Feria de Portobelo, se efectuó el registro final de lo que se consignó para la Corona. En el mismo, se especifica que el total fue de 1.115.252 pesos y 6 reales y medio y que se envía por mitad entre la capitana y la almiranta.

La Armada del Conde de Casa Alegre zarpó de Portobelo el 28 de mayo con destino una vez más a Cartagena. La armada estuvo integrada por 15 naves: sus dos galeones principales de 62 cañones, el San José como la capitana y el San Joaquín como almiranta.”

La batalla

El regreso a Cartagena comenzó lento pero sin contratiempos. El día 7 de junio se alcanzaron a ver las Islas de San Bernardo -a unas 15 leguas del puerto de Cartagena- y antes de ponerse el sol se atravesó la Capitana poniendo la proa al noroeste, manteniéndose así hasta el amanecer del día 8 cuando prosiguió su armada al nordeste en demanda del puerto. A las 2 o 3 de la tarde el galeón Gobierno (el tercero al mando dentro la Armada) alcanzó a ver cuatro navíos. Se trataba de la escuadra inglesa del comodoro Charles Wager que estaba esperando desde hace ya algún tiempo la llegada de la Armada procedente de Portobelo.

La escuadra inglesa estaba formada por cuatro navíos, el Expedition (buque insignia de Wager) con 70 cañones; el Kingston, con 60 cañones; el Portland, con 50 cañones y el brulote Vulture.

Sobre las tres de la tarde, el viento había girado al nordeste dificultando a la Armada avanzar por tener el viento en contra y a la vez ayudaba a los ingleses a acercarse más a los españoles. Sin embargo la capitana aún continuaba con su travesía hacia el puerto. Se acercó más a tierra y entre las cuatro y media y cinco de la tarde, viendo que no podía remontar la Isla Ciruelo (Rosario) y la Isla del Tesoro, viró hacia fuera. Puso la proa al noroeste para buscar una mejor posición y ventaja en el inminente enfrentamiento con los ingleses. Sin haber podido largar el estandarte real, realizó un disparo, que era la señal de ponerse en combate y comenzó a formarse la línea para la batalla.

“Media hora antes de ponerse el sol, los ingleses se dejaron caer contra los galeones que ya estaban formados en línea… la almiranta en la retaguardia, el gobierno en la vanguardia, la capitana en el centro y todos los demás navíos de la conserva al sotavento de los galeones”, comentó el almirante de la Armada.

El comodoro Wager señala: “Justo cuando el sol se ponía yo enfrente a la capitana y una hora y aproximadamente una media más tarde, ya muy oscuro, la capitana estalló”.

En cuanto a la hora a la que se perdió el San José, varios testigos, españoles e ingleses coinciden con la hora estimada de Wager. La discrepancia radica en qué fue lo que provocó su hundimiento de forma repentina. Vale la pena resaltar que sí hubo numerosos impactos de cañones del Expedition a la capitana. Hubo fuego entre cubiertas y explotaron numerosas granadas. Pero como dijeron los testigos españoles en aquel momento, la verdadera causa del súbito hundimiento de la capitana, no fue una gran explosión en el pañol de la Santa Bárbara (cuarto de la pólvora), como afirman muchos autores, sino el pésimo estado en el que estaba su estructura. Al realizase la segunda andanada, fue suficiente para que se acabara de abrir una enorme abertura en su casco y provocara ese hundimiento repentino del que todos hablan y nadie se explica.