China y Rusia con buen posicionamiento global | El Nuevo Siglo
Foto Agence France Press
Domingo, 4 de Diciembre de 2016
Giovanni Reyes

Pekín y Moscú, desde ya, hacen sus cálculos en función del posicionamiento dominante que tendrán en la arena mundial producto de la elección de Trump.  De seguir así las cosas, que nadie se engañe, estos países tendrán a su cargo papeles protagónicos tanto en los flujos financieros internacionales, en temas de libre comercio, en los retos del calentamiento global y -faltaba más- en la expansión de sus áreas de influencia.  Tema este último que los va consolidando en función de la geopolítica planetaria.

Ello se debe, como factor que aparece fundamental, a la reticencia del nuevo gobierno, el del Trump populista que tomará posesión ya para mediados de enero en Washington.  Es de poner de manifiesto, que -consecuente con sus posiciones desde la campaña presidencial- el provincialismo del nuevo dirigente desde el Ejecutivo en Washington no ha descendido.  Continúa relevante en dos aspectos que han emergido como esenciales: el nacionalismo y las ofertas de cada semana.  Soluciones sencillas que se presentan a problemas complejos, incluyendo el aislacionismo.

Es cierto que existe la niebla estratégica de los nombramientos desde el miércoles 9 de noviembre de este año, movimientos en la sombra, colocación de personajes de la extrema derecha en los puestos clave enfatizando las medidas que más convencieron a los votantes por la elección de Trump. 

Como parte de esas disposiciones se destaca el tratar de hacer algo imposible: re-embobinar la historia.  Se trata de echar hacia atrás los tratados de libre comercio, en un mundo que -–para bien o para mal- abre más fronteras y donde, curiosamente quienes más se han beneficiado son, no sólo los países más desarrollados sino fundamentalmente los sectores más poderosos de esos centros de poder. 

Precisamente uno de los más favorecidos ha sido Trump.  Pero llegar a estas conclusiones, a los soportes o bases conceptuales para comprender esta realidad es demasiado pedir a quienes prefiriendo las “soluciones” de “vending machine”, le dieron la victoria al nuevo mandatario.  Estamos en una era de “post-verdad” en donde el convencimiento es por ráfagas emocionales y no por argumentos.

Buenas perspectivas

La evidencia está demostrando que tanto China como Rusia han salido como países ganadores de la pasada elección de Estados Unidos.  En especial los chinos tienen ahora mejores perspectivas de una colocación estratégica, hegemónica, mundial.  Aunque los beneficios también alcanzan a Rusia. 

Es posible que todo ello se relacione con el planteamiento especulativo –no se tienen pruebas verificables- del mencionado “hackeo” que personal especializado ruso habría hecho de los procesos de votación tradicionalmente demócratas, que en la pasada elección le dieron la victoria a Trump en el Medio-Oeste norteamericano.  Este sería el caso de los estados de Michigan, Wisconsin y Pennsylvania.

Aun cuando las ventajas más evidentes las estaría teniendo China, Rusia se beneficiaría con obtener prerrogativas regionales en Europa Oriental y en Oriente Próximo. Putin no solamente adelantaría y consolidaría sus posiciones en Ucrania, sino también en Siria.  Es de esperarse que dentro del simplismo de la política de Trump, se tendería a mantener el régimen sirio de Bashar Al-Assad lo que favorecería abiertamente a Moscú, sin incluir las influencias regionales en Irán e Irak. 

Quedaría por ver si en el desmantelamiento que Trump hace de los logros de Obama incluye lo del acuerdo nuclear con Irán. Se trata de un logro que de momento ha detenido el ritmo creciente en la escalada de un conflicto en Oriente Medio.

El hecho de que Trump abandone el Tratado Comercial del Pacífico y le pegue un balazo a la cabeza del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTP) deja un vacío que Pekín no va a desaprovechar en cuanto a copar con mayor hegemonía el multilateralismo y el libre comercio global.  En este sentido es de tener presente que China está desde ya promoviendo una alternativa regional que incluye a 16 países en lo que se ha dado en llamar RCPE (“Regional Comprehensive Economic Partnership”). 

Este proyecto tiene cobertura en todo el pacífico, incluyendo desde ahora a economías latinoamericanas, específicamente México, Perú y Chile.  No es mucho lo que se requiere para involucrar también a Colombia, es decir a la Alianza del Pacífico en pleno, y que a ellos se puedan adherir, en un sentido más amplio, Brasil y Argentina dados los vientos políticos que por esas tierras soplan.  Además, con esto, se debilita en mayor grado la posición “izquierdista” de Mercosur, lo que ha sido un propósito de varias administraciones desde Washington.

Negocios

Con la profunda herida que eficazmente se ha provocado Estados Unidos con la elección de Trump, es indudable que otro aspecto muy favorecido es el del armamentismo.  El nuevo mandatario denunció precisamente dos sistemas de defensa que son pilares esenciales para el complejo de estabilidad mundial: (i) la alianza transatlántica; y (ii) el tratado que Estados Unidos mantiene con Japón.  Ante una posible fuga de las asignaciones de Washington, las otras naciones expandirán sus gastos militares. 

Tan sólo el presupuesto armamentista de Estados Unidos llega a 583,000 millones de dólares, lo que equivale a la friolera de 1.1 millón de dólares por minuto en gasto militar.  Si se estima que el presupuesto militar de China es casi la mitad del que maneja Washington, se tienen datos que animarían las buenas celebraciones.  Indiscutible: los chacales se sienten muy fortalecidos, los brindis no se están haciendo esperar debido a la “prosperidad del negocio”.  En todo caso la sangre es barata cuando es ajena.

Dada la tendencia que se presenta actualmente, China también liderará las posiciones respecto al calentamiento global.  El negacionismo suicida de Trump lo llevan a declarar que lo del cambio climático ha sido una “mentira china para dañar a Estados Unidos” y con ello Washington anulará la financiación de sus propios compromisos con el aumento de las temperaturas planetarias.

Es de recordar que Estados Unidos, con casi el 5 por ciento de la población genera el 32 por ciento de la basura del planeta, y el 26 por ciento de los gases cloro-fluoro-carbonatos (CFC) responsables en alto grado del calentamiento mundial, esto es del efecto invernaderos que estamos padeciendo.

Con Trump se hace evidente que es ahora China la que pasa a liderar la misma globalización que Estados Unidos promovió y fue consolidando desde hace ya más de 40 años.  Mientras tanto Washington se va autoimponiendo una posición más marginada.  La amenaza de su creciente autismo deja vacíos que otras potencias van cubriendo en un nuevo escenario de multipolaridad mundial.

(*) Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard. Profesor de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario.