Caso Yuliana: aún quedan cabos sueltos | El Nuevo Siglo
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Sábado, 10 de Diciembre de 2016
Vanesa Peralta López

Las investigaciones están en marcha y son tan complejas que el fiscal Néstor Humberto Martínez decidió pedir ayuda a expertos de Estados Unidos

Por más que desde hace ocho días ya se tenía un alto grado de certeza sobre la responsabilidad del arquitecto Rafael Uribe Noguera en el asesinato de la niña Yuliana Samboní, con el pasar de los días se fueron descubriendo detalles cada vez más escabrosos del horrendo crimen que conmocionó a todo el país.

A ello se suman interrogantes que solo serán resueltos en el curso de la investigación que adelanta la Fiscalía con la ayuda, desde el viernes, de expertos de Estados Unidos, a los que acudió el jefe del ente acusador, por la complejidad del hecho.

Lo cierto es que la tragedia ya no afecta solo a dos familias, la de Yuliana y la de Uribe Noguera, sino a tres.

Ha sido una semana de dolor, protestas, propuestas para que se reviva el proyecto que establece la cadena perpetua o la castración química o hasta la pena de muerte y en la que lo único que queda claro es que una niña fue raptada, violada y asesinada, según Medicina Legal, por asfixia mecánica.

En prisión está un hombre de 38 años de edad, arquitecto de profesión, al que los presos de la Picota sentenciaron a muerte y del que, al parecer ni siquiera su familia conoce los secretos de su vida porque solo ahora se vino a saber que tenía juguetes sexuales, le gustaban la prendas femeninas y que ya en por lo menos una oportunidad había intentado violar a una mujer.

Desde luego que cuando ocurre un hecho tan atroz como este que terminó con la vida de una pequeña indígena de tan solo 7 años, aparecen denuncias, rumores, se especula y se dan toda clase de versiones.

¿Qué ocurrió?

Por ahora lo evidente es que la camioneta de propiedad de Rafael Uribe Noguera fue captada por las cámaras de seguridad cuando se movilizaba por el barrio Bosque Calderón en donde habitaba Yuliana.

Según versiones de los vecinos, ya en dos oportunidades el arquitecto, miembro de una prestante familia capitalina, había intentado subirla a su vehículo, pero no lo había logrado.

Por el momento está por resolverse si al momento de raptarla iba solo y qué ocurrió, en realidad, en esos instantes en que la menor desapareció, es decir si se bajó del carro o cómo hizo para subirla.

Pero lo más importante para las autoridades es establecer lo que sucedió dentro del apartamento del sexto piso del edificio Equus 66 desde el momento en que ingresó Rafael Uribe Noguera a las 3:30 de la tarde, hora en que se reseña en la minuta que llevan los vigilantes, ingresaron los hermanos del arquitecto, Francisco y Catalina.

Una versión que está por confirmarse es la de que Catalina tuvo un altercado con uno de los vigilantes porque no le permitía el ingreso y otra, que Uribe Noguera salió caminando, bien arreglado, perfumado y solo.

Más dudas 

Los interrogantes continúan y forman parte de los cabos sueltos que tendrán que ir atando los investigadores para establecer la plena verdad y determinar si el único responsable de la atroz violación y muerte de Yuliana es Rafael Uribe Noguera o si hay otras personas implicadas.

 El celador que se suicidó, Fernando Merchán Murillo, ya había sido entrevistado por la Fiscalía y, según Néstor Humberto Martínez, estaba colaborando con la investigación. Este y otros testimonios, incluso los de los hermanos del procesado, servirán para ir esclareciendo lo ocurrido. (Vea No quiero volver a la cárcel: vigilante del Eqqus 66)

También, entre los temas que están por dilucidarse figura el de quien manipuló la escena del crimen, puesto que el fiscal Martínez, el mismo lunes, aseveró que eso había ocurrido y que los responsables tendrían que responder.

¿Quién bañó, cambió y movió el cadáver de la niña Yuliana? Hasta ahora no se sabe, forma parte de la reserva de la investigación, como también por qué le aplicaron aceite, de dónde sacaron la ropa que le pusieron y nuevamente si lo hizo el capturado Uribe Noguera.

Tampoco es claro si actuó solo dentro del apartamento, el papel que jugaron sus hermanos, aunque eso ya lo debe tener plenamente establecido la Fiscalía y la hora en que murió la niña porque hasta este momento Medicina Legal ha entregado un reporte preliminar, pero no el resultado completo de la necropsia, en el que seguramente se detallará la hora en que fue asesinada.

Otro aspecto para tener en cuenta es qué hizo Francisco Uribe Noguera durante las tres horas en que “estaba buscando a su hermano”, dónde se quedó Catalina, por qué demoraron en informarle a la Policía que lo habían encontrado.

Así mismo, si Rafael Uribe Noguera estaba embriagado y drogado cuando raptó a Yuliana o si lo hizo después de cometer el hecho, si es verdad que salió al balcón del edificio a gritar “no”, “no, “no” o si el consumo de licor y sustancias psicoactivas ocurrió después de lo ocurrido.

También está la pregunta de por qué la Policía insiste en comunicarse con Francisco Uribe Noguera, el hermano de Rafael, pero éste no atiende las llamadas que le hacen al celular.

¿Por qué Francisco solo a las 7:00 de la noche se comunica con los investigadores del Gaula y les dice que ha ocurrido una desgracia, pero corta la comunicación?

Otro tema por establecer es la razón que tuvo para solo una hora y media después, es decir 8:30 p. m. Francisco, el hermano de Rafael, se vuelve a comunicar y esta vez les da a las autoridades las indicaciones del apartamento que tiene su familia en la Calle 66 con Carrera 4ª. Les indica que encontró a su hermano, quien presenta una sobredosis y que espera internarlo en la Clínica Monserrat -dedicada al estudio, la investigación científica, el tratamiento y la prevención de la salud mental-, donde finalmente no lo reciben porque presenta un problema de corazón.

Son muchas las cosas que han ocurrido desde el domingo 4 de diciembre a las 9:06 de la mañana y hoy y aunque se van dando luces sobre este macabro hecho, todavía quedan muchos cabos sueltos en una investigación a la que el fiscal Martínez le ha dado trascendencia, puesto toda su atención, con el fin de que se sepa toda la verdad.

Al final, lo único verídico es que una niña de tan solo siete años fue violada y asesinada, que hay un hombre preso, un celador que se quitó la vida y tres familias que de deferentes maneras viven sus dramas, sus pesadillas y que, para quienes claman justicia, el esclarecimiento de los hechos, les dará un alivio, aunque la realidad del país es que a diario son maltratados, violados o asesinados niños, sin distingo de clase social.