Un vuelco caería bien | El Nuevo Siglo
Jueves, 30 de Noviembre de 2017

Los colombianos de todos los niveles sociales tienen opiniones coincidentes sobre el Gobierno que esperan para emprender un cambio de fondo en el país, frente a la actual revoltura de aguas electorales para 2018.

Las encuestadoras y campañas sondean, con preferencia, a gremios empresariales, asociaciones profesionales y congresos especializados en lo económico o social, pero no escuchan de manera abierta la opinión de calle.

Al vuelo esta columna periodística descorre el telón de ideas de gente del común, escéptica con partidos y movimientos; afirman que participarían en las urnas si hay un candidato directo, concreto y con programa realizable para la ciudadanía.

Celebran en salud, la propuesta para unificar los sistemas contributivo y subsidiado; no creen que industria farmacéutica participe porque su dominio de inversión y capital es más extranjero que nacional; ni que clínicas y hospitales, hagan parte de la empresa, ante la billonaria deuda que reclaman.

¿Quién y cómo, paga esos, más de 4 billones de pesos?     

La gente no cree promesas como rebaja de impuestos, aumento de salarios y, eliminación definitiva de tramitología, que reina hace mucho tiempo en entidades públicas.

Sostienen que cuando un gobierno intenta aliviar bolsillos ciudadanos, saltan los compromisos con Banco Mundial y Fondo Monetario, organismos que tienen voces defensoras aquí y en el exterior y, aparecen rechazando todo  como inconveniente o poco aconsejable.

Por debajo hay intereses personales de expertos y exministros, que trabajan más para el exterior, que para el país; se identifican en lo particular, como supuestos “asesores internacionales”.

Eso huele a corrupción, porque se ganan esos cargos, poco después de salir de trabajar en el Gobierno.   

Hace décadas la economía nacional está amarrada a organismos mundiales;  ningún Gobierno se atreve a retirar esa  dependencia del país. “es un lazo, al cuello de Colombia”. 

En 16 -TLC- firmados por el país hay frenazos económicos de países con quienes se han suscrito los tratados, algunos desarrollados a pedazos; son camisas de fuerza obligatoria.

En política, posibles votantes, centran la atención en los candidatos, quienes tienen exigencia de presentar contenidos aplicables, ante las carencias actuales; que lo hagan sin populismo, ni promesas trilladas.   

Y bajará la tensión, si las modificaciones al Acuerdo de Paz se establecen con proyección futura de cumplimiento entre las partes.

El país no está para mentes calientes, ubicadas en la ultraderecha de la esquina, donde están quienes quieren la guerra.

Está bien fuerza militar contra delitos indiscutibles, como narcotráfico y contrabando; deplorable, si se convierte el escenario, en ataque a población civil calificada de subversiva, cuando no está de acuerdo con gobiernos autoritarios.

Está demostrado que Colombia, necesita, un estadista con timón. - ¿Dónde está?-

Son razones para un vuelco, sin furia, sin odios y sin prepotencia. Caería bien.