Un año al ritmo de Trump Presidente | El Nuevo Siglo
Foto Xinhua
Domingo, 5 de Noviembre de 2017
Redacción internacional con AFP
Muchos han dicho que el presidente de Estados Unidos es una mezcla entre narcicismo, misoginia y adulación por el poder. Pero no sólo es eso. También es un jugador político; un hombre que rompió muchos paradigmas en una de las democracias más antiguas. A escasos tres días de que cumpla un año desde que ganó las elecciones, estos son los hechos más importantes de su gobierno

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QUIÉN iba pensarlo. Cuando Donald Trump anunció su candidatura en las primarias presidenciales del Partido Republicano, muchos se burlaron. “Va perder, seguro”, decían. El Presidente, sin embargo, ha roto todos los paradigmas políticos y hoy está a escasos días de cumplir un año desde que le ganó las elecciones a su rival demócrata, Hillary Clinton.

En medio de múltiples polémicas, Trump llega a este momento de su gobierno con un índice de favorabilidad bajo (35%), pero convencido de que está ejecutando las políticas que le prometió a sus electores. Estos son los hechos más importantes desde que está en la Casa Blanca.

Hechos alternativos

Desde la escalinata del Capitolio, Trump pronunció un discurso de inauguración que pintó un panorama sombrío en Estados Unidos, con una pésima situación económica y una delincuencia galopante, al tiempo que fustigó a los políticos como oportunistas que prosperan a costa de la gente común, y prometió detener esa "carnicería".

Al día siguiente, Sean Spicer, entonces portavoz de la Casa Blanca, compareció ante la prensa e insistió -contra la evidencia de las fotos aéreas- que la afluencia de gente a la toma de posesión había sido mucho mayor que la que acudió a la asunción de Barack Obama en 2008, y que los medios sesgaban la información. La presidencia de Trump apenas cumplía un día y ya se sumía en una controversia por la forma de tratar los hechos.

Decreto migratorio

El 27 de enero, Trump firmó un decreto que vetó el ingreso a territorio estadounidense por 90 días a ciudadanos de siete países de mayoría musulmana y por 120 días a todos los refugiados.

El caos en los aeropuertos se desató de inmediato, con varios viajeros detenidos a su llegada al país y desconcierto de los agentes de seguridad, que no tenían claro cómo aplicar la prohibición.

Se sucedieron protestas en todo el país contra una medida calificada de discriminatoria contra los musulmanes. Trump dijo que buscaba mantener a los terroristas alejados de Estados Unidos.

El decreto fue rápidamente bloqueado por la justicia, al igual que una segunda versión emitida en marzo que quitó a Irak de la lista de países a cuyos ciudadanos se vetaba el ingreso.

Una tercera versión, que agregó a los ciudadanos de Corea del Norte y a funcionarios del gobierno de Venezuela, debía entrar en vigor a mediados de octubre pero nuevamente se topó con un bloqueo judicial.

Despido de Comey

Trump despidió el 9 de mayo al director del FBI James Comey, haciendo a un lado al hombre al frente de la investigación sobre la presunta colusión entre su equipo de campaña y Rusia para afectar la candidatura de la demócrata Hillary Clinton en la elección presidencial.

El mandatario alegó su inconformidad con la manera en que Comey manejó una pesquisa sobre el uso por Clinton de un e-mail privado cuando era secretaria de Estado, pero luego reconoció que tenía en mente el caso ruso cuando le pidió la renuncia.

Esa decisión tuvo un efecto bumerán: el despido de Comey llevó al Departamento de Justicia a designar a Robert Mueller como fiscal especial para encabezar la investigación de la injerencia rusa en la campaña electoral, algo que Trump sistemáticamente califica de "noticias falsas".

El lunes pasado, Mueller lanzó las primeras inculpaciones: el ex jefe de la campaña de Trump Paul Manafort y un asociado quedaron bajo prisión domiciliaria tras ser acusados de lavado de dinero, conspiración y falso testimonio; y George Papadopoulos, ignoto asesor de política exterior que confesó haber hablado con miembros del equipo de campaña para arreglar encuentros con funcionarios rusos.

"Pittsburgh, no París"

En el marco de su campaña "Estados Unidos primero", Trump anunció el 1 de junio su decisión de retirar al país del Acuerdo de París contra el cambio climático -desoyendo reclamos de grupos ambientales, líderes mundiales, la industria e incluso de su hija Ivanka- bajo el argumento de que es injusto y nocivo para la economía y los trabajadores estadounidenses.

Fui elegido para representar a los ciudadanos de Pittsburgh, no de París", declaró el presidente.

Del dicho al hecho

Tanto en la campaña como desde la presidencia, Trump prometió acabar con el sistema de salud impulsado por Obama, que proporciona cobertura de salud a millones en un país sin un sistema sanitario universal, por considerarlo "desastrozo".

Sin embargo, el mandatario pronto comprendió que una cosa son las promesas de campaña y otra que el Congreso las apruebe, pues su Partido Republicano no se aglutinó detrás de los proyectos para derogar o modificar el Obamacare.

Puerta giratoria

La gente entra y sale de la Casa Blanca de Trump, pero nada tan turbulento como la llegada de Anthony Scaramucci, cuya designación en julio como director de comunicaciones llevó al secretario de prensa Sean Spicer a renunciar como protesta.

El impetuoso financista de Nueva York duró en el cargo apenas 10 días durante los cuales fustigó con una retórica llena de improperios a otros funcionarios de la Casa Blanca.

Cuando llegó el general retirado John Kelly como nuevo secretario de la Presidencia (en sustitución de Reince Priebus) para poner orden, Scaramucci fue despedido.

"Hombre cohete"

En su discurso ante la Asamblea General de la ONU en septiembre, Trumpalardeó sobre el poderío militar estadounidense, dijo que estaba listo para romper el acuerdo nuclear con el "régimen asesino" de Irán, en tanto prometió destruir a Corea del Norte si su régimen, que avanza en un programa nuclear, amenazaba a Estados Unidos o sus aliados. Y calificó al líder norcoreano Kim Yong-Un de "Hombre cohete" en una "misión suicida".

El discurso de Trump -que un observador describió como una "tormenta de tuits"- lanzó una onda expansiva por el mundo y alimentó la guerra retórica con el líder norcoreano.

Pero más allá de su estilo belicoso, Trump esbozó una doctrina que podría transformar el lugar que Estados Unidos ocupa en el mundo, dejando claro su deseo de regresar a primacía del estado nación, retrocediendo medio siglo de avance en las normas globales y el multilateralismo.

 

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