Senado salva a las víctimas | El Nuevo Siglo
Miércoles, 29 de Noviembre de 2017
  • Inviable el proyecto Gobierno-Farc
  • Advertencias del Partido Conservador

 

El mal manejo del reglamento por parte de la Secretaría del Senado ha puesto en vilo uno de los actos legislativos originados en el proceso de La Habana entre el gobierno Santos y las Farc. Se trata, como se sabe, de las llamadas circunscripciones especiales de paz mediante las que se elegirían 16 nuevos Representantes a la Cámara.

Ese proyecto, sectorizado única y exclusivamente para zonas convenidas con las Farc, sufrió algunos cambios a lo largo del trámite legislativo. Uno de ellos, desde luego, el relacionado a que esas circunscripciones deberían ser fundamentalmente para víctimas y no también para organizaciones sociales, como se había presupuestado entre el Gobierno y las Farc. El Senado había aprobado inicialmente esa especie de “lista cremallera”, con cupos para ambos sectores poblacionales, pero la Cámara determinó que los candidatos sólo serían quienes acreditaran haber sido afectados por la guerra. Como había textos discrepantes entre ambas corporaciones hubo de recurrirse al procedimiento de la conciliación, en donde se impuso la tesis de que los 16 escaños eran sólo para las víctimas.

Sin embargo, al votar ayer el informe de conciliación en la plenaria del Senado no se obtuvieron las mayorías constitucionales y se hundió el proyecto, pese a intentos por revivirlo. Se entró entonces en un gigantesco debate reglamentario, aunque en estos casos es claro que prepondera la Constitución. En tal sentido, el artículo 375 de la Carta señala que los actos legislativos, durante su segundo periodo, para ser aprobados deben lograr obligatoriamente y como mínimo la mayoría absoluta de los miembros de cada corporación. Para el caso, la mayoría decisoria y reglamentaria se establece a partir de la mitad de senadores más uno. Pero la votación del informe de conciliación no cumplió ese requisito y, por lo tanto, como también lo recalca el reglamento interno del Congreso, debe archivarse. De hecho, el artículo 117 del estatuto parlamentario es taxativo en señalar que “las decisiones que se adopten a través de los diferentes modos de votación surten sus efectos en los términos constitucionales”. De modo, ciñéndose a la ley, que los efectos constitucionales han determinado que el dicho acto legislativo no puede entrar en vigencia. Aun así, inexplicablemente, se creó una subcomisión  para tratar de revertir lo que ya es un hecho cumplido desde el punto de vista institucional.

Es evidente, entonces, que la total ausencia de liderazgo gubernamental, los errores reglamentarios del Secretario del Congreso, la completa disolución de la coalición de gobierno, el mal diseño del acto legislativo y otras circunstancias más determinaron que no se pueda dar curso a las 16 curules especiales para la Cámara de Representantes, de las cuales, además, se había deslindado la posibilidad de votar en las cabeceras municipales pese a que en estas se localiza la mayoría de las víctimas causadas por los actos de terror de las Farc.

En medio del debate, el expresidente y senador Álvaro Uribe propuso hacer un acuerdo político entre todas las bancadas a fin de salvar las curules para las víctimas. Esto implica, de antemano, que se genere una plataforma institucional para que todas las víctimas del país, y no solamente las señaladas en los pactos con las Farc, puedan acceder a los escaños en la Cámara de Representantes. La propuesta, para el día de hoy, sigue vigente, mucho más productiva que la terquedad de la mesa directiva por resucitar algo ya inexistente. Hacerlo esto último sería, por supuesto, bordear el prevaricato por cuanto se estaría actuando por fuera del principio de legalidad. No puede, bajo ningún motivo, escudarse la mesa directiva del Senado en que ya se verá cuál actitud asume la Corte Constitucional al respecto, puesto que ella ha sido reiterativa en llamar  la atención a los parlamentarios para que se adopten irrestrictamente las cláusulas constitucionales y estatutarias en la hechura de las leyes.

El Partido Conservador Colombiano, con su bancada unida y férrea, ha dicho a través de diferentes voceros que no votará esas circunscripciones electorales tal y como están establecidas, porque es entregar a la población inerme a la depredación y la amenaza de los actores armados, entre ellos las disidencias de las Farc, que pululan en las zonas segmentadas. La misma actitud viene siendo asumida perentoriamente por Cambio Radical y desde hace ya un tiempo el Centro Democrático ha advertido sobre el tema. Con esas mayorías holgadas en el Senado, de lo que se trata ahora es de salvar las curules para las víctimas, sin intermediación de agentes externos y con las plenas garantías para que, en una circunscripción nacional, sin clasificaciones de primera o segunda clase, ellas puedan participar equilibrada y debidamente en la democracia.