Purificar las obras públicas | El Nuevo Siglo
Viernes, 24 de Noviembre de 2017
  • Beneficios de los pliegos tipo
  • Cerrar todo espacio a la corrupción

 

La creación del Contrato Tipo para la lucha contra la corrupción en las obras públicas es, a no dudarlo, una buena noticia para el país. Como se sabe hay una cifra cercana a los 15 billones de pesos que se pierden al año por las corruptelas en las regiones, básicamente porque se tuercen los mecanismos de contratación oficial para, cual sastrería, adecuar los pliegos, términos de referencia y condiciones para que sólo sean cumplidos por determinados proponentes y ofertas, afectando la libre competencia, selección objetiva, transparencia y principio de economía.

Pero con la aprobación de la nueva ley sobre la materia en el Congreso de la República, se ha logrado introducir una práctica internacional que garantiza la transparencia en la adjudicación de las obras de infraestructura. Y el elemento primordial en ellos es, precisamente, que no existan diferentes instrumentos y marcos de contratación en los municipios, departamentos y nivel central, ya que la falta de uniformidad contractual es por donde se cuela la corrupción y se establecen las madrigueras delincuenciales.

Otro de los beneficios de la norma es que se logra la reconciliación entre los empresarios y el Estado. Las secuelas dejadas por el caso de Odebrecht no pueden, en absoluto, romper los vínculos transparentes que han permitido que el país avance sistemáticamente en materia de infraestructura en años recientes. Está bien, pues, que la Fiscalía siga ahondando las investigaciones del escándalo más grande de los últimos tiempos en América Latina, en el que por desgracia Colombia quedó impactada por los más de 30 millones de dólares de sobornos y aportes a las campañas presidenciales. Al mismo tiempo, resulta indispensable ajustar las instituciones para que semejante circunstancia, que ha desgastado por completo la confianza en el Estado, no se repita.

Bien lo ha dicho Juan Martín Caicedo Ferrer, presidente de la Cámara Colombiana de Infraestructura, en la asamblea anual que se lleva a cabo en Cartagena: las regiones no se verían afectadas con el Contrato Tipo, por cuanto lo que se hace es cerrar el paso a la manipulación de pliegos y licitaciones, acabando con el círculo diabólico en el que se metió el país por las componendas entre alcaldes, gobernadores, parlamentarios, contratistas y altos servidores públicos. Este laberinto de la corrupción, en el que se ‘reparten la marrana’ presupuestal, queda completamente neutralizado, como se dijo, con el Contrato Tipo que, a través de mayor tecnicismo y claridad en la política pública, permite poner un dique sistemático contra la corrupción.

Es obvio, por supuesto, que el grave problema de Odebrecht afectó la confianza de los bancos en los proyectos, pero con la nueva institucionalidad se permite que exista mayor facilidad en los cierres financieros y el sector de infraestructura pueda recuperarse del tremendo golpe recibido por la corrupción. El país todavía está a la espera de al menos 12 cierres financieros en otras tantas obras de la mayor importancia. Ello, como se sabe, equivale a unos 13 billones de pesos, un 30 por ciento de las Autopistas de Cuarta Generación o 4G.

Lo que interesa, primordialmente, es que se recuperen las buenas prácticas en el sector. No basta con entrar a la OCDE para que el país, por su propia cuenta, adopte los mecanismos necesarios para garantizar la transparencia y arrinconar a los corruptos. Además de culminar las investigaciones, con todos los responsables en prisión, es igualmente indispensable volver a tener la dinámica en infraestructura  que en su momento se obtuvo con la coordinación del entonces vicepresidente de la República, Germán Vargas Lleras. Aparte de transparencia, se necesita mejorar urgentemente los niveles de ejecución. Para ello, precisamente, es que se acaba de dar curso a los pliegos tipo sin intervención alguna de los funcionarios de turno.

Este es, desde luego, un mensaje sustancial para los bancos. El país debe seguir en la ruta adoptada para modernizar la infraestructura luego de más de 70 años de modorra y negligencia. Para ello, continuar la ruta ya trazada para el periodo 2018-2022 resulta determinante. La incertidumbre del último año, suscitada por el tema de Odebrecht, no debe seguir preponderando como una mácula irredimible.

A como dé lugar, hay que eliminar la corrupción como factor de riesgo. Haber sufrido el embate nacional, por cuenta de los pútridos malabares de los corruptos, no puede ser motivo para perder el horizonte. El país requiere del desarrollo y para ello es menester situarse en los tiempos contemporáneos. El Contrato Tipo es un avance en esa dirección, porque permite un mejor escrutinio público y mayor efectividad por parte de los órganos de control. Y eso también hay que resaltarlo.