Tributaria contra pequeños comerciantes | El Nuevo Siglo
Jueves, 3 de Noviembre de 2016

Había explicado en la columna anterior que el despilfarro de este Gobierno ha causado una grave crisis fiscal, que pretenden adjudicarle al problema a la baja de las rentas petroleras. Lo cierto es que no tiene mucha justificación que estemos saliendo de la mayor bonanza que he tenido nuestro país, y de aquello solo nos queden deudas, déficit y un presupuesto que reduce la inversión y que en cambio aumenta los gastos de funcionamiento del ya desbordado Estado.

Los gastos de este Gobierno, en mi opinión, lejanos e invisibles para la opinión pública ahora serán financiados con nuevos impuestos para los colombianos. Gravando trabajadores independientes -que ya están abandonados por el sistema- y gravando sectores que carecen de solvencia incluso para su propia subsistencia.

La reforma tributaria crea un monotributo anual que a voluntad del contribuyente sustituye el impuesto de renta. La idea es buena, porque en vez de someter al ciudadano a la necesidad de un contador que le prepare la declaración de renta, pagará un valor fijo y preestablecido. Además hace una pequeña contribución del 12,5% a los BEPs, que genera un ahorro para las pensiones, que, en mi opinión, debería ser mayor. Además el proyecto pretende que estos contribuyentes puedan acceder a la protección de riesgos laborales, invalidez y muerte, sí deciden pagarlos.

Sin embargo, al observar las condiciones sujeto pasivo aparecen los problemas. Se refiere a quienes tienen ingresos brutos por $3.471 mil pesos hasta $8.678 mil pesos. Recaerá también, a partir de 2018, en el comercio al por menor, peluquerías y tratamientos de belleza; con ingresos mensuales superiores a $2.480 mil pesos. El tributo resulta excesivo precisamente porque se basa en ingresos brutos; es decir no se ha descontado ningún gasto, ni siquiera el salario de subsistencia de quien es el dueño del negocio. Una cosa son las utilidades -que resultan después de descontar los gastos- sobre las cuales parecería racional pagar impuestos, y otra pagar sobre los ingresos brutos. Aquello supone que todos estos negocios tienen rentabilidad alta, cuando en muchos casos la rentabilidad es si acaso el salario de su propietario.

Observemos el caso de un ciudadano que tiene una peluquería y recibe 3´471 mil pesos mensuales,  de donde tiene que pagar arriendo, servicios públicos, un salario para alguien que también trabaja con él y además su propio salario; y tendrá que pagar $476 mil pesos, unos $40 mil mensuales.

Según la encuesta del Dane 2006-07 (la disponible) solamente los deciles 9 y 10 de hogares, -es decir el 20% de la población más rica- tienen un ingreso monetario mayor al gasto monetario; todos los demás viven con déficit gastan más de lo que reciben. Esas cifras muestran que para el 80% de los hogares colombianos un impuesto solo agrava su situación.

En el caso del decil 9, el ingreso es de $2.044 mil pesos y tienen gastos de $1.825 mil pesos; un impuesto del 10% dejaría a estos hogares sin posibilidad de ahorrar. La tarifas del impuesto de renta o el monotributo recae personas naturales van a arrebatarle la capacidad de ahorro a colombianos que están superando la barrera de ganar lo justo para vivir.