Nostalgias empresariales | El Nuevo Siglo
Jueves, 28 de Noviembre de 2013

Quien no aprende de la historia está condenado a repetirla. Estamos reviviendo las  épocas de las aves de alto vuelo... Como dice la  ranchera de Jorge Negrete,  “el águila   siendo animal, se retrató en el dinero”.  En aquellos tiempos, empresarios prestantes se unían en un enroque de participación societal, que se conoce desde entonces como el Sindicato o grupo empresarial Antioqueño para defenderse de un “envite” político-financiero compuesto por el creciente sector bancario capitalino, representado primero por el Águila, del entonces banquero Jaime Michelsen Uribe, conformando así los primeros conglomerados empresariales o grupos económicos del país.

Origen

Hace 35 años (el 28 de marzo y el  4 de abril de 1978),  en Pro-Antioquia, 14 visionarios maiceros se pusieron de acuerdo para protegerse de las invasiones extrañas a sus intereses, suscribiendo en una “Olivetti” la que sería el acta o la carta de navegación. Fue un histórico documento de seis páginas que dio origen al GEA -Grupo Empresarial Antioqueño- marcando la pauta de poder sus líderes para mantener el control de sus empresas frente a lo que entonces consideraban prácticas empresariales en contra de la ética, la moral y el debido comportamiento en el manejo respetuoso y responsable del capital y de la inversión.

 

Los nuevos ricos

Paradójicamente, hoy en contraposición absoluta a lo que fuera una clase empresarial pujante, seria, comprometida con el sano y equilibrado desarrollo de su sector y de todo el país, que se regía por valores y principios que aportaban prestancia y respetabilidad a la dirigencia, se observa en Colombia una nueva “Casta de líderes empresariales” denominados como: “Los nuevos ricos con plata ajena”.

Tú y yo

Los hijos de “corpapi”, los que se sienten dueños de lo que  no les pertenece, producto de un complaciente abuso  del “yo me callo, tú te callas”; “yo compro parte de la empresa que tú presides y tú compras parte de la que yo presido”; “tú me recibes en tu junta y yo no te controlo y tú participas de la mía y no me controlas”.  Práctica que siempre degenera en abusos menores que acumulados rompen con los principios de austeridad, transparencia, decencia, respeto mutuo y compromiso con el gremio y con el desarrollo del país que tanto valoraban y cuidaban los dueños cuando eran ellos los que presidían las industrias o empresas que fundaron y desarrollaron.

 

La joya 

Esta casta de ricos con plata ajena resultó habilidosa y mañosa,  convertida hoy en un sindicato empresarial, y además gobiernista y arrodillada ante el mandatario de turno, entregando la presidencia de su gremio a cambio tal vez de poder ser ellos mismos quienes se valgan de la oportunidad que les da el Estado de comprar a Isagen y dar así al traste con la sana tradición colombiana.

Los verdaderos forjadores de riqueza se   preguntan  si hoy al igual que ocurre con la Federación de Cafeteros, pasa con  la ANDI y con ella todo el consejo gremial a ser instrumentos de política al servicio del gobernante de turno para ayudarlo en su proyecto electoral y lo que es más triste: en el sacrificio anárquico del sistema de libre empresa que soporta la democracia colombiana.