Pateado balón del Brexit vuelve al Parlamento inglés | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Jueves, 17 de Octubre de 2019
Redacción internacional

CARISMÁTICO, controvertido e intransigente. Son tal vez esas las tres palabras más usadas con las que los medios de comunicación describen al primer ministro conservador, Alexander Boris de Pfefell  Johnson, también apodado ‘BoJo’, quien logró, ante el escepticismo de sus opositores, renegociar el Brexit con la Unión Europea.

Desde el mismo momento en que fue elegido como el líder de los “tories” para reemplazar a Theresa May, quien se vio obligada a dimitir ante las reiteradas derrotas que le asestó el Parlamento a su propuesta para retirar el país de la Unión Europea, Johnson se fijó una línea roja: cumplir el Brexit en el plazo fijado, el 31 de octubre, y ojalá con un acuerdo con los socios comunitarios.

Y así, este hombre que en 2016 lideró la campaña a favor de la salida inglesa en el referéndum, logró, en una ardua negociación de 10 días con los dirigentes europeos, no solo convencerlos de “hacer unas concesiones”, específicamente en temas tan polémicos como la llamada “salvaguarda irlandesa”, sino que aprobaran un Brexit corregido y consensuado, cuyo futuro depende, única y exclusivamente del Parlamento británico.

Tres años de tortuoso camino ha vivido en este tema Gran Bretaña desde el mencionado referendo. Ha cobrado los cargos de dos líderes conservadores (David Cameron y Theresa May), ha disparado los temores económicos en todo el viejo continente, ha generado crisis al interior del gobierno, ha sido la bandera de la oposición laborista para criticar al gobierno. Y, ahora, está a punto de que tras ‘ires y venires’ sea una realidad gracias a esa cuestionada intransigencia del premier Boris Johnson, quien logró sin moverse de su línea roja (31 de octubre para cumplir con el Brexit) y en extremis, un acuerdo con los líderes europeos. Sin embargo le queda la batalla final: la ratificación del Parlamento británico.

Tras 10 días de intensas negociaciones y mucha especulación, Londres y sus 27 socios europeos llegaron a un entendimiento en tiempo de descuento, a dos semanas del divorcio previsto para fin de mes.

“Todo parece indicar que estamos muy cerca del final”, aseguró el jefe del Consejo Europeo, Donald Tusk, al anunciar la adopción por los dirigentes de la UE del texto en una cumbre en Bruselas.

Sin embargo, las miradas se vuelven ahora hacia los diputados británicos ante la incertidumbre sobre si aprobarán el pacto, unos recelos de los que es consciente el Primer Ministro.

“Tengo mucha confianza en que cuando los diputados de todos los partidos examinen este acuerdo vean el mérito de apoyarlo”, afirmó el combativo Jefe de Gobierno antes de regresar a su país para emprender una campaña de seducción.

Entre el optimismo y el recelo

El acuerdo aleja temporalmente el temido Brexit brutal contra el que advierten los círculos económicos. Tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como la patronal británica celebraron el nuevo acuerdo, pero se mantuvieron prudentes ante las posibilidades de éxito.

El texto fue de hecho mal recibido en Londres, tanto entre la oposición como entre los aliados de Johnson, los unionistas norirlandeses del DUP, lo que reavivó el fantasma del rechazo.

El acuerdo retoma básicamente lo negociado por May pero modifica su punto más conflictivo: cómo garantizar un intercambio fluido de mercancías entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda -país de la UE-, sin necesitad de reintroducir una frontera física.

Su objetivo es preservar el frágil acuerdo de paz del Viernes Santo, que en 1998 puso fin a tres décadas de sangriento conflicto en Irlanda del Norte entre unionistas protestantes y republicanos católicos, y proteger el mercado único europeo de una desleal competencia británica.

El acuerdo actual prevé una compleja solución técnica por la cual la provincia británica seguiría rigiéndose por algunas regulaciones del mercado único europeo y se mantendría de facto en una unión aduanera con la UE, aunque permanecería legalmente en la misma zona aduanera que el resto del Reino Unido.

Pero, este sistema “excepcional”, que el negociador europeo Michel Barnier justificó por la “situación única” de Irlanda del Norte, choca con la férrea oposición de los unionistas norirlandeses, que rechazan que su territorio tenga un trato diferente del resto de Reino Unido.

También el laborista Jeremy Corbyn, principal líder de la oposición, llamó a rechazar un acuerdo argumentando que, más allá de la cuestión irlandesa, no cambia mucho respecto al de May, y pidió un segundo referéndum para resolver el rompecabezas del Brexit. Sin embargo, no es seguro que logre mantener unidas sus filas en el Parlamento, donde varios diputados laboristas son partidarios de abandonar la UE.

Escenarios

Los legisladores británicos se reunirán excepcionalmente este sábado, el día en que por ley Johnson debe pedir un nuevo aplazamiento de la fecha de salida si no tiene un acuerdo adoptado. Y aquí habrá dos escenarios, si avalan el acuerdo Johnson se convertirá en héroe y proseguirá con el cronograma establecido. Pero para alcanzar este escenario tendría que contar con el apoyo de todos sus diputados conservadores, de los unionistas norirlandeses del DUP y de algunos rebeldes de la oposición partidarios del Brexit. Sin embargo, se da por descontado que algunos diputados laboristas e independientes procedentes de circunscripciones que votaron por abandonar la UE en el referéndum son susceptibles de aprobar el texto para evitar un Brexit sin acuerdo.

El escenario diametralmente opuesto es el rechazo parlamentario si Johnson no logra convencer al DUP o s algunos de sus opositores. En este caso y pese a la negativa del inquilino de Downing Street de pedir un nuevo aplazamiento se vería forzado a hacerlo porque así lo aprobaron los legisladores de urgencia recientemente. Entonces, si mañana el texto es rechazado se verá forzado a escribir a la UE solicitando un nuevo plazo, que solo será concedido con el aval de los 27 socios europeos.

Un tercer escenario, es decir el Brexit recibe tanto la negativa del Parlamento británico como de la UE para una nueva prórroga, el Reino Unido tendría que abandonar el bloque brutalmente el último día de este mes.

Ante esta posibilidad, mientras negociaba con Bruselas, el Ejecutivo británico intensificó los preparativos de cara a un Brexit sin acuerdo.

Según informes del propio gobierno, este escenario tendría catastróficas consecuencias económicas, monumentales atascos en los puertos, escasez de alimentos frescos, medicamentos y otros productos que el país importa.

También provocaría una caída de la libra esterlina, un descenso en las exportaciones, incluso una recesión y violentos disturbios según varias proyecciones.

Y, en el plano político el agravamiento de la crisis sería inmediato. Johnson lograría su frustrado intento de anticipar las legislativas para las cuales requiere una mayoría parlamentaria de dos tercios. La oposición laborista había afirmado que no lo aprobaría hasta que la amenaza de un Brexit sin acuerdo estuviese totalmente descartada.

De llegarse a dicho escenario, es decir la convocatoria a legislativas, el Brexit estaría muerto porque tanto los laboristas como los centristas del Partido Liberal-Demócrata han esgrimido como banderas de campaña la anulación de ese intento británico de retirarse de la Unión Europea.

Y así, luego de que Johnson lograra darle cuadratura al inflado y pateado balón del Brexit, este vuelve al palacio de Westminster, también conocido como The Houses of Parliament ¿Hacia dónde pateará?