¿Cederá Moreno ante presión indígena? | El Nuevo Siglo
Foto Agence France Presse
Martes, 8 de Octubre de 2019
Redacción internacional
Desde Guayaquil el Presidente de Ecuador reiteró su llamado a dialogar. Máxima tensión en Quito, donde Congreso está sitiado. Alza de combustibles, la mecha del descontento

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“NUESTRA lucha es por la salida del FMI (Fondo Monetario Internacional) del Ecuador”. Bajo esta consigna no menos de 20 mil indígenas, aupados en la Conaie (Confederación de Nacionalidades Indígenas) emprendieron desde los extremos del país una marcha hacia la capital que concluirá hoy con la “toma de Quito”, elevando al máximo la tensión social en ese país andino, indignado hace una semana por el alza de más de 120% en la gasolina y el diésel, producto del desmonte de subsidios (US$1.300 millones anuales).

El alto endeudamiento y falta de liquidez que recibió el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, en 2017 se hizo con el paso de los días y meses insalvables, lo que lo forzó a pedir un salvavidas al Fondo Monetario Internacional para buscar préstamos por más de US$4.000 millones, pero a los que accederá solo si se aprieta el cinturón. Y la primera medida en tal sentido fue el desmonte que tenía a los precios de los combustibles, lo que se convirtió en el punto ígneo de la ira social, a la que se sumaron rápidamente los indígenas.

Primero fueron las masivas protestas en Quito, a comienzos de semana, que degeneraron en graves enfrentamientos con la Policía, con un saldo de un civil muerto, 73 heridos (incluidos 59 uniformados) y 570 detenidos (la mayoría por vandalismo), según el balance oficial. Por ello el presidente Moreno declaró el estado de excepción, lo que no fue óbice para que por dos días más se registraran protestas y violencia. Y, ahora, los indígenas llegan a Quito para presionar este miércoles, con su gran toma a la capital, al Jefe de Estado.

La indignación ciudadana volvió a palparse desde el lunes, cuando grupos de encapuchados intentaron tomarse la sede del Congreso y ayer volvieron con actos vandálicos en este emblemático lugar de Quito. En previsión de posibles hechos violentos para la jornada indígena de hoy, Moreno decidió trasladar la sede de gobierno a Guayaquil desde donde tendió la mano del diálogo a la Conaie.

“Hay diálogo para los hermanos indígenas que lastimosamente tienen necesidades, y en eso estamos completamente de acuerdo. Hay un dinero que se va a dejar de gastar, que es el que genera la eliminación del subsidio a la gasolina y ese recurso va a estar destinado a los más pobres, que ese recurso esté en manos de los que más necesitan”, señaló desde esa ciudad el Presidente ecuatoriano.

Así mismo recordó que se incrementó en US$15 dólares los bonos que más de 1 millón de pobres reciben mensualmente (de entre 50 y 150 dólares) y extender ese beneficio a otras 300.000 personas.

Pero la alta tensión social “se vive y se siente” (como dice el refrán popular) en Quito y varias ciudades, porque el alza en la gasolina y el diésel tocan el bolsillo de los ecuatorianos y, por ende, la fibra económica del país.

La movilización indígena, que arrancó el fin de semana desde varias provincias, ha bloqueado decenas de vías y desatado violentos choques con los uniformados. En Quito varios miles copan dos céntricos puntos de la militarizada capital ecuatoriana.

También el lunes hubo intentos de saqueo y ocupación de sedes oficiales, aunque la dirigencia de la poderosa Conaie tomó distancia de los desmanes y dijo que su protesta fue infiltrada.

“El Gobierno nacional ha querido mancillar, ha querido manchar nuestra marcha diciendo que estamos haciendo actos vandálicos, actos de saqueo, actos de robo”, señaló Leonidas Iza, presidente del Movimiento Indígena y Campesino de la provincia andina de Cotopaxi.

Pese al estado de excepción que rige desde el jueves y las ofertas de diálogo del Gobierno, la protesta no cede y los indígenas que llegaron a Quito ayer mantienen a raya a los periodistas con palos y amenazas. Después intentaron tomarse la sede del Congreso y otras edificaciones, por lo que el Gobierno ordenó un toque de queda nocturno. La libertad de tránsito y movilidad quedó restringida entre las 20H00 y 05H00 locales (01H00 y 10H00 GMT) para las "áreas aledañas a edificaciones e instalaciones estratégicas tales como edificios donde funcionan las sedes" del Estado, señala un decreto firmado por el mandatario.

Entre tanto, la producción petrolera cayó 31% tras el estallido de protestas sociales que paralizaron varios pozos de la Amazonía, según indicó el Ministerio de Energía.

Las pérdidas en producción de la estatal Petroamazonas “alcanzarán los 165.000” barriles por día (b/d), según señaló la cartera en un comunicado. La cifra corresponde al 31% de los 531.000 b/d que extrae el país.

Agregó que las operaciones en tres bloques petroleros de la estatal Petroamazonas, ubicados en las provincias amazónicas de Orellana y Sucumbíos, "no han podido ser restablecidas en su totalidad debido a condiciones de inseguridad presentes en la zona".

A esas pérdidas se sumaban alrededor de 1,7 millones de dólares por la paralización temporal del oleoducto estatal debido a que manifestantes también ocuparon sus instalaciones, provocando daños en ventanales, mallas de cerramiento y puertas de ingreso, apuntó la cartera.

 

¿Plan Maduro?

Ante el preocupante cerco social, ahora liderado por los indígenas, una poderosa fuerza en Ecuador, ya que como se recordará fueron ellos los que entre 1997 y 2005 lograron derrocar a tres gobernantes, el presidente Lenin Moreno denunció un plan desestabilizador liderado por el gobernante venezolano, Nicolás Maduro y su otrora socio político, el expresidente Rafael Correa, actualmente exiliado para evadir a la justicia ecuatoriana.

“El sátrapa de (Nicolás) Maduro ha activado junto con (Rafael) Correa su plan de desestabilización”, dijo el lunes el Mandatario rodeado del alto mando militar, que de momento se ha cohesionado en torno al gobierno.

Sin embargo, desde el exterior el exmandatario negó los señalamientos y pidió el adelanto de elecciones ante lo que describió como una “grave conmoción social”. “Aquí no hay golpismo. Los conflictos en democracia se resuelven en las urnas y es precisamente lo que pedimos: (...) adelantar elecciones”, dijo.

La Conaie, por su parte, afirmó también que “se deslinda de la plataforma golpista del correismo”. “No permitiremos a los que nos criminalizaron por 10 años aprovecharse de nuestra lucha y la del pueblo ecuatoriano. ¡Miserables!”, escribió en Twitter.

Ante la denuncia, ayer siete países latinoamericanos, liderados por Colombia, rechazaron los intentos desestabilizadores en Ecuador y ratificaron su espaldarazo al presidente Lenín Moreno.

“Los gobiernos de Argentina, Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala, Perú y Paraguay manifiestan su rotundo rechazo a todo intento desestabilizador de los regímenes democráticos legítimamente constituidos y expresan su firme respaldo a las acciones emprendidas por el presidente Lenín Moreno”, indicó un comunicado difundido en Bogotá por la Cancillería colombiana.

Las siete naciones además condenaron cualquier influencia de Maduro, al que se oponen, y sus aliados para “desestabilizar” al Mandatario ecuatoriano.

“Así mismo, rechazan toda acción encaminada a desestabilizar nuestras democracias por parte del régimen de Nicolás Maduro y de los que buscan extender los lineamientos de su nefasta obra de gobierno a los países democráticos de la región”, sostuvieron.

Ese es el clima de alta tensión que vive Ecuador y el ojo avizor que tanto sus vecinos como Estados Unidos mantienen sobre la situación. Moreno aspira a iniciar un diálogo con los indígenas, el que de antemano se vislumbra traumático ante la férrea posición sobre los combustibles. ¿Reversará Moreno dicha medida o se convertirá en el cuarto presidente que abandona el cargo ante la poderosa presión de la Conaie?