¿Qué significan otros 5 años de Xi Jinping? | El Nuevo Siglo
Foto Xinhua
Jueves, 19 de Octubre de 2017
Pablo Uribe Ruan @UribeRuan
En un imponente escenario, repleto de banderas rojas y hombres vestidos de trajes oscuros, el presidente chino ha logrado el respaldo del Partido Comunista para continuar en el poder. Se convierte, con esta extensión, ¿en el hombre más poderoso del mundo?

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El mismo Trump, poco amigo de reconocer a sus rivales,  lo califica de “probablemente –el hombre- más poderoso” del mundo. Nacido en las frías montañas de la aldea Liangjiahe, al norte de China, Xi Jinping lleva cinco años al mando de la segunda economía del mundo y esta semana los delegados del Partido Comunista Chino han confirmado que será reelecto, buscando consolidar el crecimiento de china a nivel mundial.

La magnitud del escenario es equivalente a la cantidad de gente que vive en China (poner cifra). En el lado oeste de la simbólica Plaza de Tiananmen, en Pekín,  cada cinco años, más de 2.300 delegados se reúnen para elegir a 200 integrantes del comité central y ratificar o cambiar al jefe máximo del partido.

Miles de banderas rojas, la hoz y el martillo y hombres encorbatados sobríamente, se han encontrado para  reelegir a Xi (su nombre), un hombre astuto, de pocas palabras y criticado por sus políticas autoritarias. Las grandes manifestaciones ideológicas de  Mao Zedong se asemejan a este acto de confirmación.

El politburó de Xi

En 2012 Xi Jinping se convirtió en el presidente de China, un país que crecía a pasos de gigante pero enfrentaba los peores escándalos de corrupción de su historia en la administración pública. Con la  tarea de “sanear” la burocracia de funcionarios corruptos, Xi creó leyes más duras y ha empleado una serie de reformas que, hasta el momento, dicen los expertos, se han ejecutado poco.

Después de la reestructuración del Partido, o purificación (como decía Stalin), la consolidación de las fuerzas armadas y el fortalecimiento de los órganos de seguridad internos, Xi ahora busca posicionar a China como el país más fuerte del mundo, si no lo es ya.

El presidente chino es respetado por todo el mundo. Aprovechando la indiferencia de Trump frente al cambio climático, se ha vuelto el principal abanderado en la lucha contra el calentamiento global. Hoy, su país, es el que más invierte en este tema.

Cinturones y carreteras

Pero no sólo eso. La deuda pública de numerosos países está en sus manos. Prestamista de Venezuela y Estados Unidos, Pekín es un actor central de la economía del mundo, luego de convertirse en un país por excelencia capitalista a escala internacional, no local.

Aunque su elevado nivel de gasto también le ha traído problema. Según George Magnus, en Prospect, la economía china está estancada por los altos nivel de deuda y “formas arriesgadas de financiar los préstamos que componen la deuda”. Por la recesión, los créditos han bajado, pero siguen siendo un dolor de cabeza para al gobierno central, acostumbrado a enormes créditos para financiar obras de infraestructura a nivel local e internacional.

No es raro escuchar en Latinoamérica que los chinos financiaron alguna obra. En Ecuador, por ejemplo, parte importante de los proyectos de infraestructura de Rafael Correa tuvieron una base financiera china, al igual que en Argentina o Brasil. Así es en todo el mundo, sin duda.

 

“Xi Jinping, probablemente, es el líder más poderoso del mundo, pero su indiscutible ascenso está lleno de numerosas políticas que lo definen como un líder autoritario”

Xi ha bautizado esa política de financiamiento “cinturones y carreteras”. A través de ella ha invertido cientos de miles de millones de dólares en ferrocarriles,  puerto, centrales eléctricas y otro tipo de obras, sin ningún ajuste de bolsillo. África está inundada de carreteras chinas, Sur América también, al igual que el sureste asiático.

Siempre se ha dicho que a China lo único que le importa es su gobernabilidad interna. Un vasto territorio (el cuarto del mundo) de 1.3 millones de personas es, sin duda, un reto complejo y difícil de asumir. Pero, ahora, Pekín mira más allá de sus fronteras y se ha convertido en un actor determinante para resolver numerosos conflictos en el mundo.

Un ejemplo de ello es la mediación que puede lograr con Corea del Norte. El único que tiene la capacidad de frenar la amenaza nuclear de este país es China, que ha jugado a doble banda. Único aliado económico y político, Pekín fácilmente puede congelar las cuentas de funcionarios de Pyongyang y bloquear el envío de alimentos a la península, generando un estado de desesperación en Kim Jong Un, que eventualmente buscará un diálogo con Washington, mediado por China.

Pero Xi tampoco está interesado en que le reconozcan su importancia geopolítica y así subvertir el orden democrático. A diferencia de Vladimir Putin, que intenta cambiar las dinámicas globales, el presidente chino es un jugador más dentro del sistema internacional, aunque se oponga a algunas de sus decisiones, sobre todo, cuando se trata de derechos humanos y conflictos fronterizos.

¿Todopoderoso?

Xi Jinping, probablemente, es el líder más poderoso del mundo, pero su indiscutible ascenso está lleno de numerosas políticas que lo definen como un líder autoritario. A nivel local, ha vulnerados libertades concedidas con la apertura del régimen unas décadas atrás.

Con dinero para invertir y un estado presente en gran parte del territorio, Xi lo han llegado a comparar con Mao, quien en su tiempo enfrentó un hambruna que mató a millones de personas y un estado relativamente débil, realidad totalmente distinta ahora.

En los próximos cinco años, se espera que el poderoso presidente chino implemente las reformas domésticas anunciadas que, según The Economist, fueron ejecutadas hasta mediados de 2013, quedando en plenas promesas.

Una de esas reformas es la compleja adaptación de una vasta población rural a la ciudad. Este proceso, en el que mundo tiene los ojos puestos, puede significar el traslado de más de 400 millones de personas a áreas urbanas, que modificarán las formas de consumo de manera radical.

Otro de los desafíos de Xin será su relación con la institucionalidad. En su gobierno, dicen sus críticos que ha modificado numerosas leyes y acuerdos para acumular más poder. ¿Seguirá ese camino? Si lo sigue, ¿se perpetuará en el poder?

 

 

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