La sucesión cubana | El Nuevo Siglo
Viernes, 13 de Octubre de 2017

A la provecta edad de 86 años, Raúl Modesto Castro Ruz anunció hace algún tiempo que abandonaría la presidencia del Consejo de Estado cubano el próximo mes de febrero, diez años después de haber asumido el cargo formalmente para el que fue nombrado en 2008 (en 2006 lo ocupó interinamente) y reelecto en 2013 en remplazo de Fidel, su hermano y dictador enfermo. Obviamente comprende que debe dejar organizada su sucesión y así evitar luchas por el poder.

El proceso ya se inició con la elección de alcaldes programada para el 22 de octubre y para más tarde las elecciones provinciales y para diputados a la Asamblea del Poder Popular (sin fecha aún), la que, a su vez, elige al Presidente del Consejo de Estado, el cargo de Raúl. Tengamos presente que en Cuba no hay partidos políticos inscritos, aunque el partido comunista organiza y supervisa los procesos.

No hay duda de que el nuevo presidente será escogido por Raúl, quien controla al partido y ha sido su Primer Secretario y continuará siéndolo hasta 2021 (cuando tendrá 90 años). Quien en realidad es la máxima autoridad es el Primer Secretario del Partido, como es norma en los países abiertamente comunistas. Miguel Díaz Canel hoy primer vicepresidente es considerado figura decorativa, sin mayor poder y quien podría suceder a Raúl es el general Álvaro López Miera quien, con 72 años, es el más joven de los generales “históricos”. Así Raúl aseguraría la continuidad de la Revolución. La gerontocracia es común entre los regímenes afines, por ejemplo, Deng Xiaoping dirigió realmente a China hasta cuando murió a los 93 años.

Castro presume de que el comunismo dotó a Cuba del sistema más democrático del mundo (!); del sistema de salud más avanzado de la región, cuando ya en 1955, Cuba era el segundo país iberoamericano con menor mortalidad infantil y en 1957 la ONU la reconoció como el país de Iberoamérica con mayor número de médicos por habitantes (1 por cada 957) y en 1881 el médico cubano Carlos Finlay identificó la causa de la fiebre amarilla y su vacuna; lo mismo que de haber eliminado el analfabetismo cuando ya, en 1956,  la ONU la había reconocido como el segundo país iberoamericano con los más bajos índices de analfabetismo (sólo el 23.6%, España 50%); de que la jubilación para las mujeres es a los 60 años y para los hombres 65 (en Colombia 57 y 62) y, en 1937, Cuba decretó por primera vez en Iberoamérica la jornada laboral de 8 horas, el salario mínimo y la autonomía universitaria.

Los Castro dejarán un país en la miseria. Como está haciendo Maduro en Venezuela. Como lo hacen todos los gobiernos comunistas. Un triste legado.