La nueva agenda | El Nuevo Siglo
Sábado, 21 de Octubre de 2017

Se calienta la campaña electoral. Y como nunca se presume que estará marcada por la capacidad de generar unas fuertes alianzas, incluso entre dispares, por cuenta de los inamovibles argumentos frente al acuerdo de paz suscrito con las Farc, precedido por un resultado de un plebiscito que ahora puede pasar la cuenta. A ello se suman una débil economía, con votantes que notan su bolsillo afectado; una indignidad profunda por una corrupción que llega a involucrar a los altos jueces y unas víctimas de la violencia llenas de incertidumbre y esperanza.

Tiene de bueno que habrá que pensar el voto y que los candidatos a la Presidencia deberán esforzarse por presentar claramente sus diferencias. Tiene de malo que hay una gran polarización, que impulsa las emociones más hacia “todos en contra de” que por la conciencia del voto. Por demás no resultará fácil a los candidatos bajar los egos en pro de otro. En palabras de Mafalda: “A mí lo que más me preocupa es cómo bajar el índice de egoísmo”.

En esta medida el país tiene la expectativa por la Agenda del próximo gobierno. Es de esperar que los candidatos, las universidades, los centros de pensamiento y la misma ciudadanía aboguen por los temas centrales que preocupan y afectan a los colombianos. Si bien se sabe que una primera carta será ¿Cuál va a ser la tónica frente al acuerdo con las Farc? No es la única.

Ya se han empezado a lanzar algunos básicos. Marta Lucía Ramírez habla de la Colombia fuerte y honesta; Vargas Lleras parece orientarse por prosperidad económica con equidad social y se puede pensar que Centro Democrático acuda nuevamente a la seguridad democrática y jurídica más en el retorno a la confianza inversionista; De la Calle, los Verdes, los liberales y las Farc se pondrán la paloma de la paz y será su mensaje principal.

Pero más allá de uno u otro, la nueva agenda debe prever la futura Colombia. Un Pacto contra la corrupción en primera línea. Otro de profundo sentido de rendimiento a la Constitución y la equidad jurídica y social, donde las victimas tengan un apreciado respeto; un tercero, una nueva economía, donde está en juego volver a creer en la industria, la innovación y el desarrollo exportador; en encontrar la senda para ganarle a nuestros bajos índices en productividad, formalidad en el empleo y de los emprendimientos empresariales como en el ajuste a la altísima y concentrada carga tributaria y en especial en el enfoque de un país donde el desarrollo de capacidades y el acceso a nuevas oportunidades para salir de la pobreza no sea extraordinario. Un cuarto, conservar la riqueza ambiental y el quinto, ganarle a la producción de cultivos ilícitos.  

Vislumbrar a Colombia como quien cree en su sueño empresarial es responsabilidad de los tantos y apasionados candidatos que asisten a esta contienda. Estamos en mora de marcar los tres o hasta cinco derroteros principales que deben acompañar este nuevo debate electoral. Esa es la esperanza del voto consciente.

*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

uribemariaelisa@gmail.com