La alianza de Farc y Eln | El Nuevo Siglo
Viernes, 27 de Octubre de 2017

Farc y ELN en tiempos pasados se disputaron con las armas muchos territorios pero en 2010 convinieron respetarse los respectivos territorios. Durante las negociaciones de las Farc con el gobierno el ELN, inteligentemente, se mantuvo al margen, a la espera del resultado. Las Farc lograron en Cuba unas concesiones que no pudieron obtener cuando tenían 20.000 hombres y las obtuvieron, ya debilitadas y reducidas a recónditos parajes, con 6.600 guerrilleros.

Esto fue posible gracias, de un lado, al afán del Presidente para llegar a este acuerdo antes de que expirara su mandato y porque, por el otro lado, la dirigencia fariana, con bastantes años encima, no desea morir en la selva como Tirofijo, Alfonso Cano o el Mono Jojoy. Seguramente no pagarán un solo día en la cárcel; si quieren, irán al Congreso y podrán disfrutar del dinero que, sin ninguna duda, ya tienen en sus “paraísos fiscales”, como en Cuba.

Queriendo beneficiarse, al menos de estas ventajas y antes de que expire el gobierno actual, los elenos decidieron sentarse a negociar en Quito. Incrementando el terrorismo, ya consiguieron un cese al fuego, lo que les permite descansar y rearmarse tranquilamente mientras negocia. Para estas conversaciones cuentan con la asesoría de los cabecillas de las Farc. Ya en mayo de este año y con visto bueno del gobierno se reunieron en Cuba el Secretariado de las Farc y el Comando Central (Coce) del Elnpara unificar criterios frente a la paz” y la semana pasada volvieron a reunirse, esta vez en Montecristi, Ecuador y a cuyo término, para recibir las conclusiones (y quejas) del foro guerrillero asistió, dándole, su aval, el gobierno colombiano, representado por la canciller, María Ángela Holguín y Rodrigo Rivera, alto comisionado para la Paz.

Los subversivos acordaron “armonizar los dos procesos” haciéndole seguimiento a las negociaciones de Quito (lo que, a mi entender, significa que el Eln no puede recibir menos que las Farc). Llama la atención que entre lo acordado en Montecristi está una crítica a las medidas de sustitución y erradicación de cultivos que se han intensificado por la presión de los Estados Unidos y llamar la atención del gobierno sobre lo que ellos llaman incremento de grupos paramilitares que, dicen, “es la mayor amenaza para la paz en Colombia, la sociedad y la democracia”.

No sé qué denominarán grupos paramilitares, que serían informales apoyados por el gobierno, y tal vez se refieran a las bandas criminales que le disputan al Eln el control heredado del narcotráfico. Tenemos ahora al gobierno prohijando la alianza guerrillera y seguramente radicalizando la posición del Eln. Si nos descuidamos las concesiones a esta guerrilla serán grandes ante la proximidad de las elecciones y el fin de este gobierno.