Fausto y Macron | El Nuevo Siglo
Miércoles, 18 de Octubre de 2017

"Un hombre de noble corazón irá muy lejos, guiado por la palabra gentil de una joven mujer"

Wolfgang von Goeth

Con la jovencita Christiane Vulpius el maestreo (filosofo -abogado) organizó su vida afectiva sin importarle la censura que muchos le hicieron. Probablemente decidido  por su íntimo sentimiento, ese que se registra elocuentemente en las ideas y pensamientos que a lo largo de su inmortal obra “Fausto”, expone y confirma, además,  en “Afinidades electivas”.

Este personaje, contertulio de Mefistófeles, cansado de la ordinariez de la vida,  la inconsecuencia de la ciencia y la arbitrariedad de la política le propone a su casual compañero  le devuelva la juventud y él, a cambio, le hipoteca su alma. Para alcanzar ese deseo Fausto, el filósofo,   fue entregado en cuerpo y alma a Margarita.

En la ópera “Fausto”, de  Gounod, la transformación de Fausto se hace de manera total, incluida su vestimenta, pues se trata de simbolizar el regreso integro a la juventud, gracias al amor. Volver a la adolescencia fogosa con la experiencia de la longevidad es alcanzar la sabiduría.                                        

Este episodio literario viene a cuento ahora, a raíz de la oposición que  mojigatos franceses hacen a Brigitte Trogneux, la esposa de Emmanuel Macron, a quien él conoció cuando era su alumno y ella su maestra: veinticuatro años mayor. Su condición de compañera del presidente francés  la convierte en la primera dama del Elíseo, independientemente de la diferencia de edades. El   cortejo amoroso no es acoso.

Estos amores, que son  figuras históricas  de la vida real,  llaman la atención para un análisis acerca de la fuerza coactiva que la opinión  tiene, calificada generalmente de “moral social”. Las relaciones de pareja que se distancian por la edad son condenadas. ¿Por qué? Tal vez envidia. Esa es la tesis que expone el maestro Wilhelm Stekel: la frustración,  el desplazamiento por una suma generacional, rencilla que padecen hombres y mujeres decadentes.

Emmanuel Macron y Melania Trump tienen en común que sus cónyuges,  en edad,  les llevan más de dos décadas. Su relación emocional, intelectualmente nadie la observa. Por el contrario,  todos a una se detienen a pensar ¿Cómo será su contacto de piel? Esta reflexión invita a suponer que, principalmente,  lo que da lugar a juzgar es algo instintivo, pues no se supone que exista un encanto derivado del sentimiento ideal  sino de la atracción sexual.

La comunión de la juventud y la senectud, se supone, provoca un intercambio ideal de emociones que transforma etapas y produce experiencias que bien capitalizadas son positivamente constructivas. (Abraham y Sara; Chaplin y Oona O’Neill) En términos profundos suele decirse  son relaciones producto del “complejo de Edipo o Electra”, no obstante,  cuando se constata el bien que Brigitte  hizo a su compañero,  a quien no sólo educó sino estimuló para llegar a la cúspide donde  se encuentra, se concluye que no todo es corrupción como lo ven los aberrados críticos.