Esas eran las reglas | El Nuevo Siglo
Sábado, 14 de Octubre de 2017

Quienes no son expertos ni estudiados en la apreciación de las manifestaciones del ser humano, ya sea individual o colectivamente, sencillamente cuando están en frente a una de ellas, le gusta o no le gusta, sin detenerse  analizar el porqué; se limitan a  manifestar sus gustos sin detenerse examinar lo que los expertos opinan.  Bien parece que mis compatriotas suelen ser expertos en opinar sobre todo en lo cual no son expertos. 

Literatura, pintura, música, escultura, filosofía, deportes -entre muchas otras actividades- son disciplinas en las cuales pueden existir dos clases de admiradores: aquellos que han dedicado buena parte de sus estudios o inquietudes intelectuales para llenarse de argumentos  sólidos y serios para opinar no solamente basados en sus propios gustos, sino en los de otros que se han esforzado en analizar y por tales razones pueden opinar. Sus puntos de vista son respetados aunque puedan ser controvertidos, aunque es posible que se conviertan en opiniones difíciles de contradecir a menos que se quiera entrar en confrontaciones  difíciles de adelantar en forma racional pues a veces aquellos llamados “sabihondos”  en el argot popular, suelen ser de temperamento difícil de contradecir, pues juega con el conocimiento del tema del cual se trata. Los otros son los que sin estar provistos de los conocimientos profundos de los anteriores les gustan o no lo que ven y se atreven a expresarlo, exponiéndose a los garrotazos de los “sabihondos.” Esas opiniones, calificadas como se quiera, forman del acervo del activo intelectual que se va acumulando a través del tiempo y que forman parte de la historia. Si se trata de especular nuevamente sobre la calidad ésta, como ya se tuvo ocasión de hacerlo en otra ocasión, es que los hechos son tozudos e incontrovertibles en su ocurrencia, pero suelen ser  narrados con la óptica de quien los narra, si cabe la expresión, así como con los gustos y simpatías del narrador.

Toda esta parrafada es para reconocer cómo el juego, mejor expresado, la participación en el campeonato mundial de foot-ball que tendrá lugar en Rusia el año entrante, de nuestra selección ha creado un sentimiento de solidaridad  para con este onceno que ha tocado las fibras más nobles de todos los colombianos.  Todos sufrimos con la derrota ante Paraguay así como todos nos alegramos del triunfo ante Perú. Lánguida  y no contundente fue la participación del equipo nacional en los encuentros, pero sirvió, junto con los resultados de otros partidos de otros participantes en el torneo, para que se haya ganado el privilegio de izar orgullosos en el 2018 el pabellón nacional en los estadios de Rusia.  Sin el propósito de menoscabar el logro de ir nuevamente a un campeonato mundial hubiera sido preferible que nuestra calificación hubiera sido tan definitiva que para no haber necesitado la “carambola  tres bandas.” Esta es la opinión de un neófito parte de los que no saben de estas cosas pero opinan. Pero bueno esas eran las reglas y aplicándolas llegamos.