Clase proletaria | El Nuevo Siglo
Sábado, 28 de Octubre de 2017

Es muy conocida la definición de “clase media”, según la cual, es “aquella que gasta todo lo que no tiene para aparentar tener y disfrutar lo que no tiene”. El concepto de clase social es propio de sociedades maduras, avanzadas y muy evolucionadas. En este ambiente se estratifica la clase social  a lo largo del tiempo en función del papel que desempeñan en el proceso productivo. Siempre lo económico ha sido decisivo al clasificar los grupos sociales. Se tiene en cuenta el nivel de ingresos, el barrio en que se vive, el carro en que se desplaza, los clubes que frecuenta, sitios de veraneo, vestuario y disponibilidad monetaria.

Lo expresado influye en la estratificación social.

A la clase media se le ubica entre los económicamente poderosos y el obrerismo. Los salarios son medios. La gente de la clase media no es propietaria de los medios de producción. Percibe honorarios o sueldos que son generalmente mayores que los de los proletarios, pero menores a los de la alta burguesía. Ama su libertad, se suele mostrar muy crítica contra los gobiernos, pero no con todos. Quizás por las limitaciones que a veces impone el pertenecer a determinado partido. La clase media es individualista, camaleónica y busca el ascenso social al precio que sea. Ernesto Samper Pizano hizo un estudio realista y amargo de la clase media. “... La clase media ha bajado del 47%, al 38%. Es la más perseguida fiscalmente. El Iva y al retención en la fuente no los puede esquivar... A los pobres con sentido social los exoneraron de éstos y otros gravámenes... Los multimillonarios evaden contribuciones olímpicamente... Tenemos abogados de taxistas, ingenieros de agrónomos, médicos de comisionistas... Más grave que la pobreza de la clase media, es “su empobrecimiento”.

La plutocracia, satisfecha de su suerte, quiere eternizar su suerte y su riqueza. Aspira a que sus hijos y sus descendientes conserven el “estatus”. Los que más tienen sentido de clase son los de arriba y los del pueblo.

La clase popular tiene conciencia de que, a despecho suyo, el orden social imperante va a ser permanente y de que hagan lo que hagan su suerte no cambiará... Esto fortalece su solidaridad de clase en medio del quebranto económico y social en que viven.

Fue inútil la ambición de Carlos Marx de acabar con las clases sociales. Siempre habló de explotadores y explotados. Milovan Djilas ha demostrado que el comunismo ha creado una nueva clase social, tan odiosa y prepotente como la capitalista. “Esta clase en el comunismo es la que administra y la que controla el poder... Maneja a su antojo la propiedad socializada y también la vida íntegra de la sociedad. El papel de la alta burocracia en el comunismo es determinante. Nada se mueve sin su consentimiento. Es el capitalismo de Estado sustituyendo el capitalismo salvaje... La propiedad no es sino al beneficio y a la dirección. Gozan de privilegios en el comunismo los jerarcas, los tecnócratas y los cerebros sobresalientes”.