Toma ritmo Metro de Bogotá | El Nuevo Siglo
Miércoles, 26 de Octubre de 2016

En medio del caos de tráfico vehicular que sufren todos los bogotanos, la posibilidad de que la ciudad pueda contar en pocos años con un sistema de transporte público masivo tipo Metro es, sin duda, una noticia esperanzadora. Cada día es más evidente que tanto el deficiente sistema de movilidad vial de los capitalinos como el desequilibrio creciente entre la oferta y demanda de las distintas modalidades de transporte se ha convertido en un lastre muy pesado que no sólo afecta la calidad de vida de los más de ocho millones de habitantes de la urbe, sino que los trancones, el aumento en el parque automotor, los crecientes índices de contaminación del aire y acústica así como otra serie de flagelos asociados tienen un alto costo en materia de productividad económica, competitividad comercial, industrial, social, gremial, turística, de bienes y servicios, polos de desarrollos e institucional en el sentido más amplio.

Los estudios sobre el impacto del sistema de transporte de una metrópolis en torno a  su capacidad de generar valor agregado a su Producto Interno Bruto han concluido que una mejora sustancial en el primero puede darle un valor agregado al segundo, por encima del 20 por ciento. Así las cosas, cuando se habla de un Metro para la capital del país no sólo se piensa en disminuir los tiempos de viaje, costos e incomodidad de millones de ciudadanos para llegar a sus destinos, sino que se debe calcular la plusvalía en materia económica. Ambos aspectos son esenciales e inseparables.

En ese orden de ideas son positivos los anuncios ayer de la gerencia del Metro de Bogotá en torno a cómo será esa primera línea del sistema, que debe empezar a construirse en menos de año y medio, así como cuál será la metodología que se aplicará para comenzar las obras y avanzar sobre el trazado propuesto.

La decisión de que sea un sistema elevado y no subterráneo ya está tomada, no sólo por demandar menos inversión y tiempo de construcción, sino porque permite una mejor interacción con otras modalidades de transporte como el Transmilenio y el Sistema Integrado de Transporte Público (SITP), que movilizan hoy al grueso de los bogotanos. Obviamente hay dudas sobre el impacto paisajístico y urbanístico que una estructura de Metro elevado tendría en esta primera fase que va desde el Portal Américas a la calle 72 con Caracas, que posteriormente debería extenderse hasta la calle 127 con Autopista Norte. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que no se trata de una determinación caprichosa o subjetiva, sino que la recomendación proviene de los expertos de Systra, que no sólo es una compañía líder en el transporte público a nivel global, sino que tiene como carta de presentación inapelable que uno de cada de dos metros que se han implementado en el mundo han contado con su asistencia, a tal punto que en los últimos 15 años asesoró la construcción de más de 400 kilómetros de sistemas elevados.

Todo se ha calculado y sopesado técnicamente dentro de los casi 14 billones de pesos que costaría la primera fase: los volúmenes de demanda a corto, mediano y largo plazos; los puntos de integración con Transmilenio; los tamaños, distancia, ubicación y funcionalidad de las estaciones; los desarrollos urbanísticos asociados a la nueva infraestructura; la sostenibilidad ambiental y financiera del sistema; las experiencias de otros países con metros elevados…

Así las cosas, los bogotanos deben entender que aquí no se está dejando nada al azar ni se apuesta o arriesga por esta o aquella alternativa bajo un criterio subjetivo. No, tanto los estudios de las anteriores administraciones distritales como los más recientes se han revisado para encontrar la solución que más encaja con las realidades y necesidad de transporte masivo que tiene la urbe. Además, todo este proceso debe ser avalado desde el punto de vista técnico, financiero y de diseño no sólo por el Banco Mundial sino por el Gobierno nacional, que financiará el 70 por ciento del costo de la obra, a través de un documento Conpes que debe expedirse próximamente. Si esto ocurre se habrá dado un paso irreversible que permitirá a todas las entidades de los gobiernos Nacional y Distrital tener los lineamientos del proyecto y avanzar, por ejemplo, en temas como la compra de predios o la adecuación de redes de servicios públicos, al tiempo que el sector privado y la ciudadanía en general podrán analizar el impacto directo e indirecto del sistema.

Que se acelere, pues, ese documento Conpes y que una vez estén listos los diseños definitivos y señalados los cronogramas técnicos y financieros, por fin el Metro empiece pase de ser un sueño fallido a una realidad en el corto plazo