La bolsa y la vida | El Nuevo Siglo
Miércoles, 26 de Octubre de 2016

La reforma tributaria se relaciona con todos los ciudadanos y el ministro que la explica es el mismo que impulsó la del 2014 la cual reconoce quedó corta, con la caída de los precios del petróleo hace dos años. Vuelven a analizarse los impuestos sobre la base de aumentar el IVA, existe tremendo hueco fiscal, grandes y pequeños hacen cuentas, a ninguno les cuadran, mientras tanto  prosigue el aumento  del gasto público.

Lo anterior se refiere a la bolsa, en los cálculos de los expertos no se calcula el efecto del estrés. Si bien la felicidad es quimera, la intranquilidad conduce a que uno se sienta infeliz y la legendaria amenaza de los antiguos asaltadores de caminos de ¿La Bolsa o la Vida? adquiere otro significado si los gobernantes toman parte del  contenido de la bolsa con aprobación legal.  

Los empleados, los sindicalistas, las viudas, las amas de casa, los herederos, los dueños de inmuebles, los empresarios, los accionistas, los pensionados, -aunque a estos se les respeten sus mesadas-, los maestros, los tenderos, los estudiantes, los peluqueros e inclusive los que no encuentran trabajo estamos pendientes del proceso de paz por consenso y simultáneamente del debate tributario, ambas determinaciones afectan a la sociedad,  no solo el bolsillo, sino el ánimo.

¿Por  qué creció tanto la deuda pública durante los últimos años? El pueblo no entiende, no es responsable de que esto haya ocurrido cuando los altos funcionarios repiten la dimensión del problema a través de los medios como si los billones de los cuales se habla hubiesen aparecido por culpa de cada televidente, radioescucha,  lector de periódicos o revistas.

Meditamos en los principios de justicia, certidumbre,  comodidad y economía, en el IVA que se remonta a la alcabala castellana del antiguo régimen y a las cargas al consumo aplicadas  en el siglo XIX.  Su incremento del tres por ciento resultaría gravoso para los ricos pero afectaría más a la clase media, a los sectores populares, ingresos y salarios pierden bastante poder adquisitivo, en cuanto a gravar con IVA adquisición de vivienda apalea  la inversión y produce desempleo, en las bebidas azucaradas las amarga y el ahorro se desvanece.  

Preocupa que el Estado meta sus manos en la bolsa y después  corruptos se apropien del dinero, eso impulsa el déficit fiscal. Ojalá con la reforma  “estructural” se  impida. Anhelamos  que los dirigentes nos ayuden a vivir en paz y que en el Congreso de la República las discusiones  sean razonadas, prudentes y ecuánimes. La disminución de la bolsa se amortigua mermando su  impacto en la vida.