Perspectiva. Deshielo saca a la luz un paso suizo enterrado por 2.000 años | El Nuevo Siglo
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Sábado, 1 de Octubre de 2022
Redacción internacional con AFP

EL derretimiento de los glaciares en los Alpes y en otros lugares del mundo, atribuido al calentamiento global, se sigue de cerca desde principios de la década de 2000 y en los últimos años se ha acelerado velozmente, al punto que algunos de ellos ya perdieron definitivamente ese estatus y otros dejaron al descubierto reliquias que se creía nunca se volverían a ver.

Esto último acaba de ocurrir a 2.800 metros de altura, en el suroeste de Suiza, donde se encuentra la estación de esquí Glacier 3000. donde la lengua de tierra que conforma el paso de Tsanfleuron volvió a quedar al descubierto, lo que no ocurría desde hace 2.000 años y la época romana. El invierno seco y las olas de calor que abrasaron Europa este verano vencieron al hielo que aún resistía.

El paso se encuentra en la unión de ese glaciar y el de Scex Rouge, entre el cantón de Vaud y el de Valais.  Desde hace varios días, esa lengua de tierra puede verse totalmente descubierta, pese a que "en 2021, una medición había revelado un espesor del hielo de unos 15 metros en ese paraje", señaló en un comunicado Glacier 3000.

Para Mauro Fischer, glaciólogo de la universidad de Berna, "la pérdida de espesor de los glaciares en la región de los Diablerets será, de media, tres veces superior este año en comparación con los últimos 10 años".

Pero el fenómeno de deshielo -actualmente, acelerado- no se produce únicamente en esta parte de Suiza. Los glaciares han perdido un 50% de su volumen desde 1931, según un estudio publicado en agosto en la revista científica La Cryosphère por investigadores que, por primera vez, han logrado reconstituir el retroceso de los glaciares en el siglo XX.

El fundido del hielo en los Alpes -que los expertos achacan al cambio climático- está siendo observado con atención desde principios de los años 2000, pero hasta ahora, no se sabía gran cosa de su evolución en las décadas precedentes.

Para el estudio, los glaciólogos utilizaron imágenes de archivo (21.700 fotografías tomadas entre 1916 y 1947) que cubren el 86% de la superficie glacial suiza y estereofotogrametría, una técnica que determina la naturaleza, forma y posición de un objeto utilizando imágenes.

Según estos expertos de la Escuela Politécnica de Zúrich (EPFZ) y del Instituto Federal de Investigaciones sobre Bosques, Nieve y Paisajes (WSL), "comparando con los datos de los años 2000, (...) se había reducido a la mitad entre 1931 y 2016".

El glaciar Fiescher, del que solo quedaban algunas minúsculas manchas blancas en 2021, congregaba un enorme mar de hielo en 1928.

Los autores del estudio hallaron asimismo que los glaciares no recularon de forma continua en el último siglo: de hecho, hubo incluso épocas de aumento de su masa en los 1920 y 1980.

Pero en la actualidad, el hielo se funde cada vez más rápido: en solo seis años (entre 2016 y 2022), perdieron un 12% de su volumen, según la red de monitoreo de glaciares suizos Glamos.

"Otros años, como el 2011, el 2015, 2018 o incluso 2019 ya vimos un deshielo muy fuerte. (Pero) el año 2022 es realmente distinto y bate todos los récords", sostuvo Matthias Huss, director de dicha red, destacando la gravedad de la situación este año.



“Se derrite nuestro archivo”

Una situación similar se registra en los Alpes austriacos. La climatóloga Andrea Fischer confiesa el temor de que se pierdan irreversiblemente valiosos datos científicos a medida que la nieve y el hielo desaparezcan.

"Jamás imaginé que alguna vez se derretiría tan dramáticamente como este verano... Nuestro 'archivo' se está derritiendo", lamenta la glacióloga.

Saltando de roca en roca para cruzar un arroyo en el glaciar Jamtal de Austria, Fischer, vicedirectora del Instituto de Investigación Interdisciplinaria de Montañas de la Academia de Ciencias de Austria, ha pasado más de 20 años estudiando este gigante de hielo y otros cuatro en los picos más altos de ese país en busca de las áreas de hielo más antiguas.

Para los científicos que tratan de reconstruir el clima de la Tierra en el pasado lejano, estas formaciones de agua helada son una cápsula del tiempo única que se remonta a miles de años atrás.

Porque a medida que crecían, el hielo encapsulaba ramitas y hojas, que ahora se pueden fechar con carbono, explica Fischer.

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Basándose en la antigüedad de dichos materiales y la profundidad a la que se encuentran, los investigadores pueden inferir cuándo se produjeron los periodos más fríos o cuándo unas condiciones más cálidas provocaron el deshielo.

Ahora, sin embargo, los glaciares se derriten de forma cada vez más acelerada, incluido el que se encuentra en el remoto y estrecho valle de Jamtal, no muy lejos de donde unos turistas encontraron, sorprendentemente bien conservado pese a sus 5.300 años de antigüedad, el cuerpo de Oetzi, el Hombre de Hielo, en los años noventa.

Las temperaturas en las montañas más altas de Europa han aumentado cerca de dos grados Celsius en los últimos 120 años, casi el doble que la media global, según la Comisión Internacional para la Protección de los Alpes.

Desde entonces, los aproximadamente 4.000 glaciares de esta cordillera se han convertido en uno de los signos más claros de la rapidez con la que nuestro clima se está degradando.

Jamtal ha ido perdiendo cerca de un metro de superficie anualmente, pero este año ya ha perdido más, explica Fisher y agrega que “aún quedan dos meses de verano, cuando el glaciar está totalmente expuesto al sol".

Normalmente la nieve protege al hielo glacial del sol hasta septiembre, pero la poca nieve que cayó el pasado invierno ya se había derretido a principios de julio. Eso dispara las alarmas porque los cálculos revelan que en cinco años podría desaparecer.

"Este año es escandaloso en comparación con el promedio de los últimos 6.000 años", lamenta Fischer, quien proyecta que cuando culmine el verano se habrán derretido otros siete metros de profundidad, lo que supone unos 300 años de "archivos" climáticos.

“Tour de despedida”

En Galtuer, el pueblo más cercano al glaciar Jamtal, sus 870 residentes dependen mayoritariamente del turismo. Allí, el Club Alpino ya ofrece un tour llamado "¡Adiós, glaciar!" para concienciar sobre los efectos del cambio climático.

Residentes locales como Gottlieb Lorenz, cuyo bisabuelo fue el primer administrador de la cabaña Jamtal habilitada como refugio para montañistas a 2.165 metros de altura, se sienten desconsolados.

"Se me parte el corazón cuando pienso en lo magnífico y poderoso que era el glaciar y lo diminuto y miserable que es hoy", dice el hombre de 60 años.

Luego señala una foto en blanco y negro tomada en 1882 que muestra una gruesa capa de hielo que se extiende más allá de la cabaña. Hoy, el hielo se encuentra a una caminata de 90 minutos.

Y ese mismo sentimiento lo expresan los científicos de la Academia de Ciencias de Baviera quienes confirmaron esta semana que la parte sur del glaciar Schneeferner, en los Alpes bávaros, se derritió a un ritmo acelerado durante este verano especialmente caluroso y perdió definitivamente su estatus de glaciar.

El espesor del hielo ya no es ni siquiera de 2 metros en muchos lugares, y menos de 6 metros en los lugares más profundos, según las mediciones del radar de penetración terrestre realizadas en septiembre. En 2018, era de 10 metros, mientras que la superficie se redujo a menos de una hectárea.

Lo que se está viendo en los Alpes suizos, austriacos y bávaros se vive en todas las latitudes globales. Está confirmado, por ejemplo, que el Ártico se ha calentado casi cuatro veces más rápido que el resto del mundo y que los gigantes de hielo comienzan a empequeñecerse, a nivel global.