Alejandro Olano García | El Nuevo Siglo
Lunes, 25 de Enero de 2016

EL MONO DE LA PILA

Maronitas en Colombia

“Es una confesión católica que depende de Roma”

 

El pasado miércoles 20 de enero, el Santo Padre Francisco erigió el exarcado apostólico para los fieles maronitas residentes en Colombia, con sede en Bogotá, y nombró al Padre Fadi Abou Chebel O.M.M., como exarca apostólico. El obispo electo nació en Deir el Kamar (Líbano) en 1969, pronunció los votos solemnes en 1999 y fue ordenado sacerdote en 1995. Es Licenciado en Teología Espiritual y en su ministerio pastoral ha sido entre otros vicepárroco en Uruguay, asistente espiritual, ecónomo y responsable de los estudiantes del convento de Santa Teresa en Shayle (Líbano) director general del colegio Notre-Dame de Louiaze (Líbano) responsable de los jóvenes estudiantes en Roma, capellán general de la Universidad Notre-Dame (Líbano) y director general de la pastoral universitaria en Líbano, cargo que desempeñaba actualmente.

 

La confesión maronita es católica, depende de Roma y es uno de los 22 ritos del catolicismo. Su fundador fue San Marón, un ermitaño que existió en el año 335 d.C.

 

En la eucaristía y los sacramentos se utiliza como idioma el arameo (además del árabe), que era utilizado en la época de Jesús. En esta iglesia se puede ordenar a hombres casados como sacerdotes (pero no pueden llegar a ser obispos) y llevar su vida de religioso con su familia.

 

En 2006 se celebró la primera eucaristía oficial de la comunidad maronita de Colombia y el Arzobispo emérito de Bogotá, Cardenal Pedro Rubiano Sáenz, erigió la parroquia de Nuestra Señora del Líbano en la iglesia de Santa Clara de Asís, al norte de Bogotá, inicialmente dependiente del Obispo Maronita de México, Su excelencia Georges Saad Abi Younes. Recientemente, el párroco maronita, Monseñor Luis Manuel Alí Herrera, fue consagrado como Obispo Auxiliar de Bogotá y Titular de Giubalziana.

 

Desde comienzos del siglo XX, una importante migración libanesa de mayoría maronita se instaló en diversos puntos de la geografía colombiana, escogiendo las riveras del Magdalena, desde Barranquilla hasta Girardot. No pocos también escogieron Boyacá y Bogotá para emprender su tarea como comerciantes, aunque luego, la presencia de la colonia libanesa maronita se ha destacado por su contribución al desarrollo del país en los campos religioso, político, económico y cultural. Pese a las difíciles condiciones que tuvieron que afrontar como inmigrantes, lograron integrarse rápida y sólidamente a la sociedad colombiana. En algún momento se les llamó “turcos sirio libaneses”, pues debido a la existencia del imperio turco otomano y la invasión de Siria y Líbano, se les había anexionado a esa monarquía.

 

Los cedros del Líbano están mencionados en la Biblia y siguen siendo un referente de identidad y orgullo nacional de ese país y de su comunidad en Colombia.

hernanolano@gmail.com