Hora de sacar lecciones | El Nuevo Siglo
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Martes, 10 de Septiembre de 2019
  • Vía al Llano se reabriría en próximos días
  • País no puede permitirse tal vulnerabilidad

 

El cierre de la vía al Llano está a punto de cumplir tres meses y si bien se anuncia para los próximos días la reapertura de la autopista, sobre todo después de culminar los complejos trabajos en los kilómetros 58 y 64 de la carretera principal que conecta al centro del país con la región oriental, todavía no se puede señalar una fecha fija para darla al servicio de forma total.

El fin de semana, por ejemplo, se avanzó en los últimos trabajos de pavimentación en los mencionados tramos así como en algunas obras complementarias de pruebas de resistencia, señalización y seguridad de la calzada y las pendientes adyacentes. La idea del Ministerio de Transporte es permitir el tráfico inicialmente de vehículos de carga, luego se pasaría a los de transporte de pasajeros y, por último, se daría paso a los vehículos particulares.

Con la posibilidad de la reapertura de la trascendental autopista a pocos días, es hora de sacar algunas lecciones de esta crisis. En primer lugar, sin duda alguna, el país no puede seguir expuesto a semejante nivel de vulnerabilidad en su capacidad de comunicación por vía terrestre entre el centro del país y los Llanos Orientales, que continúan siendo la principal despensa de alimentos y víveres. Por lo mismo, siendo claro que las condiciones geológicas del trazado de la vía al Llano son inestables en varios sectores críticos, debe redoblarse la coordinación entre la Agencia Nacional de Infraestructura y el concesionario de la vía para intervenir de manera preventiva y, sobre todo, con medidas de ingeniería compleja y de largo plazo esos puntos neurálgicos en donde el riesgo de deslizamientos, debilitamiento de la calzada y taponamientos es mayor. Obviamente hay temas contractuales y de presupuesto de por medio, pero estos deben ser resueltos precautelativamente y no cuando sobrevenga una nueva emergencia, más aún ahora que está por comenzar la segunda temporada invernal del año.

De igual manera, quedó en evidencia que las dos vías alternas para ir del centro del país a Villavicencio y más allá requieren de una intervención estructural de fondo. Hay tramos que, según los gremios transportadores de carga, son una verdadera “trocha”, lo que agrava el ya por sí largo trayecto adicional que se debe cubrir por el cierre de la principal autopista. Así las cosas, dentro del mismo enfoque preventivo, es necesario que el Gobierno se comprometa a que las carreteras alternas serán intervenidas de forma amplia y definitiva con miras a mejorar su transitabilidad funcional todo el año, esté o no cerrada la autopista principal. Como se dijo, siendo tan alto el riesgo geológico y climático en esta última, las vías alternas deben estar listas para ser utilizadas de forma masiva, permanente y eficiente por el creciente flujo de transporte de carga y pasajeros.

Asimismo, si de sacar lecciones de esta crisis se trata, convendría que el Gobierno, las gobernaciones del Meta y Cundinamarca, así como las alcaldías de la región y los propios gremios de producción sinceraran sus respectivos cálculos sobre las pérdidas que ha dejado el cierre de la vía al Llano. Las cifras son muy disímiles, pues se ubican desde uno hasta dos billones de pesos y más. Y este requerimiento no es por un simple ejercicio estadístico. Hay que tener en cuenta que dentro de las 72 medidas de contingencia implementadas por el Gobierno central para enfrentar las consecuencias del largo taponamiento de la vía hay normas de carácter tributario y de otra índole presupuestal y multidisciplinario, e incluso de compensación económica, que deben sustentarse en cifras ciertas y comprobables, y no en proyecciones caprichosas y subjetivas. De igual manera convendría que se analizaran las quejas de alcaldes y gobernadores de otros departamentos de los Llanos, según los cuales el nivel de afectación en sus respectivas jurisdicciones fue alto y, sin embargo, no fueron tenidos en cuenta dentro de los planes de contingencia.

No menos importante es que más allá de la reapertura de la vía principal al Llano en los próximos días, se implementen mecanismos eficaces para aumentar el transporte aéreo entre Bogotá y Villavicencio, que en medio de esta crisis se evidenció, una vez más, insuficiente y costoso.

Como se dijo, ad portas de superar esta grave situación es necesario que se saquen conclusiones sobre las causas de la misma y el nivel de eficiencia del plan de contingencia. Solo así será posible estar mejor preparados para nuevas dificultades en una vía cuyo trazado se sabe está expuesto a recurrentes problemas de orden geológico y una alta vulnerabilidad a los ciclos climáticos. Como ya lo dijimos en estas páginas cuando comenzó la emergencia: es un riesgo muy alto para el país estar expuesto a la incomunicación por carretera entre el centro y el oriente del país, más aún cuando las alternativas se constataron como insuficientes y accidentadas. Una nación que aspire a consolidarse como economía emergente y competitiva no puede darse el lujo de semejante flanco tan débil y peligroso.