Se reabre debate sobre las armas nucleares en Asia | El Nuevo Siglo
Foto archivo Agence France Press
Sábado, 9 de Septiembre de 2017
Redacción internacional con AFP

La amenaza que supone el programa nuclear de Corea del Norte ha reabierto el debate sobre el despliegue de armas atómicas en Japón y Corea del Sur, una cuestión muy sensible en la región.

Tras el sexto ensayo nuclear norcoreano, Shigeru Ishiba, exministro de Defensa y uno de los líderes del Partido Liberal Demócrata (PLD) del primer ministro japonés Shinzo Abe, volvió a poner sobre la mesa este polémico asunto.

El posible sucesor de Abe no duda en cuestionar los llamados "tres principios" de no producir, no poseer y no autorizar armas nucleares promulgados en 1971, y que le valieron al primer ministro de la época, Eisaku Sato, el Premio Nobel de la Paz.

"¿Sirve realmente no hablar del tema?" se preguntó en un programa de televisión.

Según Takehiko Yamamoto, de la universidad Waseda de Tokio, "los políticos rebeldes utilizan las crecientes provocaciones de Corea del Norte para abrir este debate, argumentando que el 'paraguas' nuclear estadounidense no es lo bastante seguro y pidiendo a Japón que se proteja a sí mismo".

Ishiba no apoya directamente la idea de que Japón se dote de una bomba atómica pero asegura que el paraguas nuclear estadounidense está "agujereado".

Por su parte el gobierno reafirma su posición oficial. "El gobierno actúa constantemente en el marco de esos tres principios, nuestra posición no cambiará", reiteró el ministro de Defensa, Itsunori Onodera.

Pero según Takehiko Yamamoto "es poco probable que el debate vaya más allá" teniendo en cuenta el peso de la historia en Japón y las secuelas de las bombas atómicas que Estados Unidos lanzó en 1945 sobre Hiroshima y Nagasaki.

En Corea del Sur se está viviendo un debate similar. Varios diputados de la oposición conservadora presentaron una resolución pidiendo que el país tenga sus propias armas atómicas.

"No podemos contar siempre con el paraguas nuclear de Estados Unidos", afirma el periódico local Donga Ilbo.

Aunque según los sondeos la opinión pública de Corea del Sur es más favorable que la de Japón a desarrollar armas nucleares, la ministra de Relaciones Exteriores surcoreana Kang Kyung-wha insistió en que Seúl respete el Tratado de No Proliferación Nuclear.

Según los expertos optar por desarrollar armas nucleares sería además muy contraproducente para Corea del Sur, que se expondría a sanciones internacionales con graves consecuencias económicas y al riesgo de quedarse sin combustible para sus centrales.

En el mismo sentido Robert Dujarric, director de estudios contemporáneos en la Universidad Temple en Tokio, asegura que este debate es puramente teórico y difícilmente se hará realidad.

"No se puede llegar con misiles de crucero y sus ojivas nucleares como cuando vas a casa de unos amigos con bebidas y salchichas. Se necesitan zonas de alta seguridad, con soldados cuya única tarea sea protegerlas contra los saboteadores, los comandos enemigos, los manifestantes, etc".

Además, según el analista, la opinión pública no está preparada para el despliegue. "Habría oposición en Japón, las poblaciones cercanas al armamento nuclear tendrían miedo de estar en primera línea en caso de ataque", asegura Dujarric.

Tampoco queda claro cual sería el interés a nivel estratégico. "¿Merece la pena perder energía intentado convencer sabiendo que esto no aumentaría la disuasión?", se pregunta el analista.

"El hecho de que haya misiles y bombarderos estadounidenses en el archipiélago, frente a las costas de Corea del Norte colocados en submarinos o a bordo de bombarderos en Estados Unidos no cambia la ecuación", asegura.

Expectativa por sanciones

Entre tanto se está a la espera de que el Consejo de Seguridad de la ONU adopte nuevas sanciones contra el régimen de Pyongyang y Estados Unidos pidió que ello ocurra mañana lunes, pese a la reticencia de China y Rusia.

El proyecto de resolución estadounidense prevé un embargo sobre el petróleo, impedir la importación textil norcoreana, congelar bienes del líder Kim Jong-Un, expulsar a ciudadanos norcoreanos que viven en el extranjero e inspeccionar buques sospechosos en alta mar.

Rusia y China se opusieron a las medidas --excepto la textil-- durante una reunión de expertos de los 15 miembros del Consejo de Seguridad, según fuentes diplomáticas.

Pero Pekín y Moscú respaldan, junto al resto del Consejo de Seguridad, adoptar nuevas sanciones para reprobar el último ensayo nuclear norcoreano del 3 de septiembre, de acuerdo con fuentes diplomáticas.

El órgano de Naciones Unidos ya prohibió hace un mes importar carbón, hierro y marisco de Corea del Norte.

En este punto, "veo mal un veto y creo que llegaremos a un acuerdo" porque todo el mundo ha mostrado "voluntad para negociar", señaló un experto bajo anonimato.

Por ahora, ni China ni Rusia han amenazado con hacer uso de su derecho a veto. Insisten en que sanciones aisladas no sirven y presionan para abrir la puerta al diálogo con Pyongyang.

Privarlos de petróleo, estrategia radical

Prohibir las importaciones de petróleo a Pyongyang sería desastroso para los norcoreanos y tal vez fatal para el régimen, advierten los expertos. Pero convencer a Pekín de que lo haga, resulta todo un reto.

El oro negro aparece en todas las discusiones sobre un nuevo endurecimiento de las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU contra Pyongyang, tras su sexto ensayo nuclear realizado el domingo.

Corea del Norte tiene muy pocas reservas de petróleo y depende en gran medida de sus importaciones.

China es de lejos su primer socio comercial, ya que representa el 90% de su comercio exterior.

Pero se ignora la importancia de las entregas chinas de crudo, dado que las aduanas de ese país no han publicado desde 2014 cifras oficiales al respecto.

La Agencia de Información sobre la Energía (EIA) de Estados Unidos considera que Pyongyang importa unos 10.000 barriles de crudo al día, esencialmente procedentes de China para alimentar la única refinería del país, la Fábrica Química de Ponghwa.

Con un barril cercano a los 50 dólares, esto representa unos 180 millones de dólares al año.

Por otra parte, el régimen norcoreano importó en 2016 desde China productos petroleros refinados por 115 millones de dólares, que podrían incluir gasolina y combustible para aviones, según el Centro Internacional del Comercio (ITC), organismo dependiente de la ONU y de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

En el mismo periodo, las importaciones de productos refinados desde Rusia se cifraron en unos 1,7 millones de dólares.

Prohibir las importaciones sería desastroso para la población, considera un informe del Instituto Nautilus, un gabinete de investigación estadounidense.

"La gente tendrá que andar (...) y empujar los autobuses en lugar de sentarse dentro", escribían Peter Hayes y David von Hippel en el informe. "Habrá menos luz en las casas por falta de keroseno".

La prohibición agravará en su opinión la deforestación porque habrá que cortar árboles para producir carbón de madera, lo que provocará más "erosión, inundaciones y hambruna".

Debido a la estrategia del "songun" (el ejército primero), el régimen restringiría inmediatamente las cantidades de petróleo destinadas a los civiles.