Por todas las Fridas | El Nuevo Siglo
Viernes, 22 de Septiembre de 2017

“No tengas miedo, México, porque nos hiciste un pueblo donde en momentos de sufrimiento, el vulnerable se vuelve familia.”

No sé quién lo escribió; forma parte de un texto más largo, limpio y sensible que me envió Griselda, una amorosa mujer que nos acogió hace más de 40 años cuando llegamos a vivir a la Colonia Roma, a pocas cuadras de dos de los edificios hoy colapsados.

El texto describe el talante mexicano: solidaridad,  valor,  resiliencia; capacidad de superar la adversidad y resurgir entre las cenizas; el poder de no dejarse vencer por dolores físicos ni anímicos, por catástrofes naturales, políticas o sociales.

Los mexicanos trabajan, beben, curan, aceptan, construyen… tienen la facultad de entregarse en un abrazo; escriben y viven canciones y perdones y las más inquietantes palabras de amor.

Respetan su ancestro, y llevan en su  ADN mitos y leyendas que los han hecho constructores de imperios, de lenguajes y calendarios; son  maestros y artistas, y tienen el alma y las manos pintadas con los colores de la euforia y el dolor, de las flores del Tepeyac y las piedras de Chichen Itzá y Tenochtitlán.

Escritores, muralistas, músicos, y caminantes, han navegado por los siglos de América, vestidos de magia y nostalgia. Hoy están cubiertos de polvo y tragedia; y también de valentía y tenacidad; de fuerza y esperanza.

Pasan volquetas llenas de voluntarios, con palas, guantes y cascos amarillos. Comerciantes, profesores y obreros se han convertido en rescatistas; ya han sacado de las ruinas más de 50 personas con vida. Desde los camiones las mujeres reparten panes, agua y arroz; alrededor de los socorristas la gente tararea Cielito Lindo, para que México cante y no llore. De repente un puño en alto ordena guardar absoluto silencio: hay que oír entre los escombros, la imperceptible voz de la vida.

Anoche, las virgencitas de Guadalupe se iluminaron  por los fogonazos de una tormenta eléctrica que dificultó aun más la tarea de los héroes anónimos.

México ha sobrevivido a  victimarios propios y externos. A los más devastadores terremotos, narcotráfico, políticos desbordados de corrupción… y a un gran vecino que al norte y a lo largo de la historia, ha sido pendular: noble, prepotente, respetuoso y abusivo… y en los últimos meses, tan amenazador y excluyente, que parece la peor caricatura de algo inconcebible.

Pero México no se raja; siempre ha encontrado cómo reconstruirse y tejerse los unos a los otros, mano a mano, porque los suyos son espíritus fraternales, valientes. Nada ni nadie les resulta  ajeno; nada ni nadie está tan lejos como para que no importe o no se sienta en alma propia.

A la hora de enviar este Puerto, informan que la niña insignia de la resistencia no es Frida Sofía; no han confirmado su nombre, pero  sigue viva entre los escombros de la escuela Enrique Rébsamen (educador suizo fallecido en Jalapa, cofundador de la pedagogía moderna).

Niña símbolo de vida y esperanza: por favor no te mueras. Rezamos por ti, por todos; tu país tiene la solidaridad del mundo. #FuerzaMexico.

ariasgloria@hotmail.com