Francisco y la reconciliación | El Nuevo Siglo
Viernes, 8 de Septiembre de 2017

Hoy, las palabras reconciliación, paz, verdad, justicia, perdón y Misericordia recobrarán pleno significado en la voz de Francisco, el Vicario de Cristo en la tierra. Con él, se acabará la confusión de las lenguas, en que ha estado sumida Colombia en los tiempos recientes. Estas palabras, recobrarán hoy su libertad. Serán pronunciadas por un hombre al que no seducen los poderes terrenales, ni se deja intimidar por el ruido estridente que anuncia la guerra y contagia la desesperanza. Es un hombre libre. Es la voz de la conciencia universal, que interpela.

Esta noche, frente a la Nunciatura, recibirá como regalo de víctimas y victimarios reconciliados, el dolor y las lágrimas derramadas en Colombia, durante décadas, simbolizado en un nido de cigüeñas ¿Regalar el dolor cómo un presente, en un nido? Y ¿Por qué de cigüeñas?

En la literatura infantil, las cigüeñas siempre fueron símbolo de nacimiento. Estas aves, que retornan al mismo nido durante toda su vida, acostumbraban emigrar en invierno a lugares más cálidos. Sin embargo, con el paso del tiempo decidieron quedarse a vivir cerca de los basureros y no volver a desplegar sus alas. Se volvieron sedentarias, sucias, hacen sus nidos con desperdicios, con desechos. Acumulan toneladas de basura en sus nidos. Muy parecidos al hombre contemporáneo, dependiente, sedentario, acumulador y cargado del peso de la miseria. Un ser humano que ya no quiere  usar  su libertad.

 

Pero, aún en medio de los desperdicios, se incuban nuevos nacimientos.

Por estas razones, el nido que recibirá el Santo Padre está hecho con miles de “donaciones de dolor y miseria” escritos por los colombianos en general y, especialmente, por víctimas y victimarios en los retiros “Hospital de Campo”, organizados  por la Fundación Víctimas Visibles. El nido que recibirá el Santo Padre, está fabricado con dolor y lágrimas. Contiene nuestro cansancio de la guerra, de la manipulación, del odio y el enfrentamiento al que nos dejamos inducir.

¿Qué hará el Papa con ese caudal inmenso de dolor inútil? Le pediremos que lo ponga a los pies de la Cruz de Cristo, para qué Dios padre lo transforme, por obra de su Misericordia, en cuna de un nuevo nacimiento para este país. El dolor donado, la miseria ofrendada, el reconocimiento de nuestra orfandad y de nuestras faltas, son los materiales con los que Dios fabrica el nido para el renacer de Colombia.

Como lo expresó Francisco durante uno de sus viajes, en su  homilía sobre las bodas de Caná: “los milagros se hacen con lo que hay, con lo que somos; y muchas veces no es el ideal, no es lo que soñamos y tampoco lo que debería ser…el vino nuevo nace de los cántaros de la purificación, es decir, del lugar donde todos dejaron su pecado; nace de lo peor. Dios, que puede transformar en milagro incluso aquello que nos escandaliza o asusta, se acerca siempre a aquellos que se han quedado sin vino, a aquellos que tienen para beber sólo el desconsuelo”.