¿Está diciendo algo el planeta? | El Nuevo Siglo
Foto archivo Agence France Press
Sábado, 23 de Septiembre de 2017
Alvaro Sánchez

Con frecuencia se oye hablar sobre los desastres naturales y se siembra un temor casi irracional a las fuerzas de la naturaleza, se escribe en los diarios sobre los “Desastres naturales” pero se olvida mencionar que la naturaleza solo obra en forma consistente o como reacción a intervenciones humanas en el planeta; en los últimos días se ha venido especulando en las redes sociales sobre la causa de los huracanes y terremotos y se plantea como si estuviéramos presenciando una especie de venganza de la madre tierra contra los seres humanos. ¿Qué hay de fondo en esta teoría?

Como en la mayoría de las cosas que se dicen de voz a voz, ni es totalmente cierto ni es totalmente falso; podríamos decir que los huracanes, que siempre han existido, tendrían razones derivadas de cambio climático para haber arreciado su poder destructivo. Tendríamos de otra parte que negar tajantemente que el ser humano pueda de alguna forma incidir en los terremotos, que también han existido siempre, y hoy no son más graves que antes.

Los huracanes son el desastre natural más destructivo formado por fuertes tormentas y vientos violentos asociados a fuertes lluvias de carácter torrencial, hablamos de velocidades del viento superiores a 120 km/hora; aunque no se menciona con frecuencia los daños causados por este fenómeno tienen relación directa con el océano, en el que causa daños algunas veces irreparables en el corto tiempo. Podemos decir que su gravedad ha aumentado con el cambio climático por cuanto su origen está dado en que el aire húmedo caliente de la superficie del océano se eleva y se encuentra con el aire más fresco de la atmósfera, esta transferencia de calor sufre variaciones profundas por cuenta del calentamiento de la corteza terrestre y el enfriamiento de las corrientes de aire a determinadas alturas.

De otra parte los terremotos más fuertes son producidos por el choque de las placas tectónicas y la liberación de energía en el curso de una reorganización brusca de materiales de la corteza terrestre al superar el estado de equilibrio mecánico; es también cierto que se pueden producir terremotos de menor magnitud como consecuencia de desprendimientos de rocas en las laderas de las montañas, hundimiento de cavernas, variaciones bruscas en la presión atmosférica por ciclones, y actividad subterránea originada por un volcán en proceso de erupción. Si bien muy poco puede hacer el hombre en la prevención de los terremotos, si ha estado trabajando en producirlos mediante ensayos y pruebas nucleares que podrían desestabilizar el planeta; sirva como ejemplo el sismo producido por la explosión de una ojiva nuclear Norcoreana en aguas del océano pacífico.

El asunto entonces es trabajar en dos sentidos; el primero es en labores de prevención de los posibles impactos de los fenómenos naturales mencionados y en la capacidad de resiliencia de los ciudadanos, el segundo es en el combate contra el cambio climático y la deforestación masiva de nuestro territorio. Realmente no se ve una política de estado coherente en el tema, no me refiero a la ausencia de acciones, de hecho hay muchas, pero la falta de coordinación de ellas impiden obtener resultados adecuados en el momento de sufrir los ataques de estos fenómenos y podría significar un número importante de victimas en un futuro cercano.

Quisiera invitar a la academia y a los medios a que oigamos los planteamientos que al respecto tengan los candidatos a la presidencia, este es un tema prioritario para todos nosotros y debiera ser decisivo en el momento de escoger nuestro nuevo presidente.

alsanchez2006@yahoo.es

@alvaro080255