Oportuno un vuelco | El Nuevo Siglo
Jueves, 29 de Septiembre de 2016

No es lugar común insistir en que la ciudadanía, cualquiera que sea el resultado del plebiscito, espera no solamente paz, sino también asistir y participar en la apertura de uno de los trascendentales capítulos de la historia de Colombia, sin guerra, y sin población civil armada.

Se reforzará el escenario, si la tendencia en las urnas con relación al Acuerdo, refleja absoluta independencia del votante. La tensión subió de manera acelerada en las dos últimas semanas, señalando metas exigentes para las partes firmantes del mismo.

El termómetro marca elevada responsabilidad y demanda sinceridad en palabras y hechos.  Del Gobierno, para que no caiga en politiquería y oportunismo; y de las Farc, actuación con juego limpio y sin engaños, si se tiene en cuenta, el lastre de sus acciones en la guerra.

Los primeros ecos de la conferencia nacional de las Farc, renovaron aíres de promesa con respeto a lo pactado, además, intención de no volver a tomar armas, según los jefes de la desmovilización.

La exigencia aguarda entre otras, obediencia a integrantes de la Misión de Naciones Unidas, en zonas de concentración y en campamentos. Son quienes están ya, como árbitros del posconflicto.

Lo acordado es letra viva, exige aportes tangibles a víctimas y demás población, para sana convivencia en ciudades y pequeñas localidades cercanas a zonas ocupadas por desmovilizados. La seguridad militar garantiza evitar choques entre civiles y ex Farc.

Sin olvidar que los dineros donados para la paz, por países y organismos mundiales, deben manejarse en urna de cristal, muy lejos de la corrupción. Es el indicador económico esperado.

Y que se ratifique el principio democrático, prometido por el Gobierno, basado en dejar fluir los objetivos del partido político que presente las Farc. Ojalá no se responda con cataratas de agresión. Eso revive odios y prolonga la deseada sanación. En lugar de hacerla hablando, que sea con hechos para curar heridas.

Por ejemplo, el desminado puede ser con integrantes de Farc, para pronto desarrollo integral del agro. Significará perspectivas alentadoras para el agricultor.

Igual estrategia puede aplicarse en erradicación de cultivos de coca, mediante consenso de Gobierno y expertos, sobre la técnica más indicada con labor reparadora de los desarmados.

Sería oportuno un vuelco emprendido por Gobierno, partidos políticos, Congreso y organismos públicos y privados, pensando primero en Colombia con principios democráticos, para airear rumbos, con innovación creativa en desarrollo económico, salud, educación, tecnología de futuro, política laboral y fomento social para todos.

juanalcas@yahoo.com