El limbo del “Día D” | El Nuevo Siglo
Jueves, 29 de Septiembre de 2016

Lo ideal frente al acuerdo de paz se trata, por supuesto, de que sus cláusulas sean perfectamente claras y se lleven a cabo con todo el rigor. Pero este no alcanzó a ser firmado el lunes pasado en Cartagena, al más alto nivel posible y con el aval de múltiples delegaciones internacionales, cuando ya han comenzado las distintas interpretaciones para ponerlo en vigencia. Y no con respecto a un hecho menor, sino ante la definición sobre cuál es el “Día D”, es decir la fecha a partir de la cual se activaron o se activarán los protocolos y cronogramas para que las Farc concentren sus tropas en 27 zonas veredales y campamentarias en distintas partes del país y comience de manera oficial no sólo el cese de fuegos y hostilidades bilateral y definitivo, sino todo el proceso de dejación de armas, que serán recibidas por la Misión de Monitoreo y Verificación de Naciones Unidas. Un proceso que debe terminar en 180 días, de acuerdo al pacto negociado en La Habana y formalizado al comienzo de esta semana en la ciudad amurallada.

Según el Gobierno, dicho una y otra vez, los términos del acuerdo, especialmente en cuanto a la localización y desarme de los contingentes de las Farc, empezaban a correr el día de la firma del mismo. Es decir el lunes pasado, lo que implicaría, entonces, que el 26 de marzo del próximo año debería no sólo haber terminado el proceso de dejación de armas subversivas, sino que también acabaría la vigencia de las zonas veredales y campamentarias.

Pero la guerrilla ha dicho que esto no es así y que sólo procederán a movilizar sus frentes a las zonas veredales y campamentarias  cuando se haya emitido la respectiva ley de amnistía general por parte del Congreso y llevado a cabo el control constitucional correspondiente. Es decir que todavía faltarían varias semanas para ello. Por lo cual el acuerdo está en suspenso, inclusive si se votara favorablemente el plebiscito refrendatorio el próximo domingo.

Ayer, sin embargo, las Farc pasaron, en consonancia con lo dicho en el convenio, el listado con el número y los nombres de tropas a desmovilizar. Son exactamente 5.765 hombres-arma, una cantidad inferior a la que se presupuestaba. De hecho, en tal sentido, las autoridades calculaban que las Farc tenían alrededor de 6.300 tropas efectivas y algunos medios de comunicación habían aumentado la cifra hasta los 7.200. Ahora, en términos concretos, se sabe cuál es el número de combatientes y que a ellos se sumaría un saldo incierto de milicianos.

Si bien la entrega de dicho listado es un hecho importante, lo cierto es que la nuez de todo este proceso de 180 días para culminar la vigencia de las zonas de concentración y el desarme subversivo está en cuándo las Farc localizarán territorialmente a sus tropas, pues sólo a partir de esa fecha se activarán las tres fases para la entrega, almacenamiento y destrucción del arsenal.

Como si fuera poco, otros voceros de la guerrilla han advertido que no sólo haría falta la ley de amnistía, sino también que se apruebe, mediante el mecanismo legislativo especial, la norma que incorpora al bloque legal y constitucional colombiano la totalidad del acuerdo suscrito. Si bien el Congreso ha dicho que dará prioridad al paquete de proyectos para implementar lo pactado con las Farc, lo cierto es que por más expedito que sea el trámite fast track se requieren varias semanas para que las iniciativas surtan efectivamente los debates en comisiones primeras y plenarias.

¿Qué harán en el entre tanto las Farc? ¿Aceptarán, votado el plebiscito, ir concentrándose gradualmente en las zonas veredales o sólo avanzarán en un preagrupamiento de tropas en espera de lo que decida el Congreso? ¿Si optan por esto último, la Misión de Verificación y Monitoreo de la ONU hará in situ un seguimiento a su accionar para verificar que no incurran en delito alguno puesto que, como lo advirtió el Fiscal General, si lo hacen tendrían que ser juzgados por la justicia ordinaria y no la Jurisdicción Especial de Paz? Esas eran ayer algunas de las preguntas en distintos sectores del país y aunque los voceros gubernamentales indicaron que el “Día D” fue el pasado lunes y que lo que existía era un problema de “interpretación” del acuerdo por parte de las Farc, lo cierto es que si en las primeras de cambio se empieza a poner en duda el cumplimiento de los asuntos meramente logísticos, entonces una sombra de duda se extenderá sobre qué pasará cuando llegue la hora de los temas de fondo.