Un corrupto menos | El Nuevo Siglo
Lunes, 26 de Agosto de 2019

“Se necesitará de un Cabildo idóneo”

Las elecciones de concejales no son un juego menor. El 85% de las personas no recuerda por quién votó al Concejo de su ciudad. La gente sabe por quién sufragó para Presidente y Alcalde cuatro años después de las elecciones, pero se les refunde el resto de las votaciones.

“El precio de desentenderse de la política es ser gobernado por los peores”, enseñaba Platón en la Grecia antigua. Y pasa que mientras la opinión se concentra en el debate por los candidatos a la Alcaldía, no les para muchas bolas a los más de 600 candidatos que buscan una de las 44 curules disponibles al Concejo de Bogotá. Vale la pena recordar que 33 de los actuales busca hacerse reelegir y varios de ellos ya pasan de los tres y cuatro periodos consecutivos. 

Las funciones de los concejales son las de aprobar las inversiones propuestas por la Administración, hacer control político y cuidar la ‘platica’ de la ciudad. El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) también está sujeto a su aprobación, así como los Acuerdos que sean de su autoría y que redunden en el bienestar de los ciudadanos. 

Sin embargo, la gente le achaca lo bueno, lo malo y lo feo de lo que pasa en la ciudad al Alcalde, sin entender muy bien la responsabilidad que les compete a los concejales. Muy similar a lo que ocurre con el Presidente, a quien responsabilizan de todo lo que sucede en el país sin ser conscientes de que el Congreso de la República tiene una influencia determinante en muchos aspectos de la política económica y social. 

En ese mismo sentido, el Concejo tiene esa responsabilidad con la ciudad. Para el próximo cuatrienio se tendrá disponible un presupuesto de $100 billones, que pasará a aprobación del Concejo de la ciudad. La responsabilidad de tener personas con calidades humanas impecables, ética y cuyo objetivo sea que por encima de sus intereses primen los de la ciudadanía, es fundamental. Porque el control político del Concejo no puede ser comprado con canjes con entidades distritales, nóminas ni contratos. Desde ahí es que se combate o se le da vía libre a la corrupción.

Pararle bolas a los candidatos al Concejo es un deber y responsabilidad de los bogotanos. Nada de votar en blanco porque no se enteró de las opciones que había. Cualquiera que sea el resultado para la Alcaldía en octubre, se necesitará de un Concejo idóneo, que defienda los intereses de la ciudad y que vele por los recursos de la capital. Elegir bien es un acto de máxima responsabilidad y un compromiso que cada persona debe adquirir para luchar contra la corrupción y garantizar, por ende, que a Bogotá la gobiernen los mejores y no lo peorcito de la ciudad.