Destacan orden de pasar a ofensiva militar | El Nuevo Siglo
Foto cortesía Mindefensa
Miércoles, 15 de Agosto de 2018
Redacción Nacional

Analistas consideran que en la ceremonia de reconocimiento de las tropas al presidente Iván Duque se le notó un cambio de discurso ante las Fuerzas Militares, en comparación con la anterior administración, frente al combate a los actores criminales y los cultivos ilícitos, exigiendo recuperar la voluntad de lucha.

No obstante, no hay consenso entre los expertos consultados por EL NUEVO SIGLO sobre el impacto que estas directrices tendrían en el accionar de la tropa, porque mientras que algunos creen que se tendrán mejores resultados, otros piensan que los uniformados nunca bajaron la guardia.

“Les pido a las Fuerza Militares y de Policía que hoy respondan con resultados al clamor de la ciudadanía. No queremos más ‘Guachos’. No queremos más cabecillas que estén amedrentando la ciudadanía”, sentenció el presidente Duque.

Durante el acto fue claro al señalar que “van a tener en mí un Comandante en Jefe exigente, pero al mismo tiempo cálido, amigo”.

Por su parte el ministro de Defensa, Guillermo Botero, dijo que “vamos a recuperar el ímpetu, la voluntad de lucha, la firmeza y la decisión a la hora de enfrentar a quienes amenazan nuestra sociedad”.

Añadió que “el Gobierno quiere resultados rápidos, contundentes y estructurales contra el crimen organizado” y que “ha vuelto la lucha contra los cultivos ilícitos, con la misma intensidad que desmantelaremos laboratorios, perseguiremos a quienes promueven el cultivo y comprar la pasta de coca y el clorhidrato de cocaína (…) también será prioridad  la desarticulación de las principales amenazas armadas que hoy están azotando los territorios”.

Interpretaciones

El general (r) Jaime Ruiz, presidente de la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares (Acore), dijo que “vamos a continuar con la ofensiva que ha debido darse porque fue muy limitada en el gobierno anterior por las decisiones políticas. Alrededor de la negociación con estos grupos terroristas se limitó su actuación. Se permitió que muchas de estas amenazas crecieran, no hubo una reacción oportuna por decisión política para ocupar la zonas que abandonaron estos grupos que se desmovilizaron”.

Por su parte el excomandante de la Armada Nacional, almirante (r) Rafael Grau, dijo a este Diario que “no observo ningún cambio, las Fuerzas Militares siempre hemos estado pendientes y disponibles para combatir toda esa clase de delitos”.

Grau Araujo añadió que no cree que el entonces presidente Santos por decisiones políticas restringiera el poder de combate de las Fuerzas Militares. “Estoy retirado y no tengo contacto directo con los comandantes, pero no creo bajo ninguna circunstancia que el presidente Santos, que tantos golpes dio a las Farc y a las bandas delincuenciales, vaya a cambiar a última hora”.

Por su parte el excomandante de la Fuerza Aérea Colombiana, general (r) Héctor Fabio Velasco, aseveró a este Medio “que se ha debido hacer para mí desde el principio y nos hubiéramos evitado todo lo que tenemos. Es continuar la lucha contra el narcotráfico como la llevaban. Esas son las consecuencias, las Bacrim y ‘Guacho’, pero lo que se hizo fue debilitar esa lucha”.

En ese sentido dijo que debieron continuar “las fumigaciones aéreas contra los cultivos ilícitos. Eso es mucho más efectivo. Todos los colombianos, creo, nos imaginamos qué iba a suceder con la erradicación manual. Eso talvez fue exigido por las Farc para poder seguir enriqueciéndose con eso”.

Añadió Velasco que “otro error fue haber debilitado las Fuerzas Militares. En vez de a medida de que las Farc dejaban de actuar, haber metido a la Fuerza Pública a ocupar ese espacio. Como no se hizo, los debilitaron, lo que sucedió en esos espacios es enriquecerse el narcotráfico y el Eln, resucita el Epl que había desaparecido”.

No obstante el general (r) puso el acento en que “para mí no se trata de discurso, aquí son operaciones. Si la idea es recuperar esa capacidad que tenía la Fuerza Aérea y las Fuerzas Militares, no es de la noche a la mañana ni es con un discurso. Me parece muy bien, pero van a tener que darles el apoyo que necesitan las Fuerzas Militares”.

Por su lado Óscar Palma, quien fue investigador del Centro de Estudios Estratégicos para la Seguridad y Defensa Nacionales de la Escuela Superior de Guerra, dijo a este Diario que “lo que demuestran tanto el Presidente como el Ministro en el discurso es que quieren ser mucho más enfáticos en la utilización del poder militar en contra de los actores armados y el narcotráfico. Donde de pronto no existe un cambio muy claro es en lo que decía el ministro Botero: ‘Vamos a recuperar el ímpetu y la voluntad de lucha’. De cierta forma eso asume que antes no existía ímpetu ni voluntad de lucha. Creo que el carácter de las Fuerzas Militares siempre ha sido muy de la lucha y particularmente en Colombia siempre ha hecho bien la tarea en contra de los actores armados”.

No obstante dijo que “la preocupación aquí sería hasta qué punto una presión a las Fuerzas Militares los lleva a unos fenómenos que ya vimos en el pasado, como los ‘falsos positivos’.

 

Cúpula militar

El consultor internacional en seguridad, John Marulanda, dijo a este Diario que “el Ministro está reconociendo algo que muchos analistas venimos diciendo hace mucho tiempo. Eso de recuperar el ímpetu y voluntad de lucha, a modo de ver de él, que no es experto en la materia, es que estaba perdido. Para mí es una declaración muy delicada”.

Añadió que la apuesta de Duque al inicio de su gobierno es la seguridad y defensa, por eso estuvo en puntos neurálgicos como San Andrés, el Catatumbo y Tumaco.

No obstante, Marulanda señaló que “del dicho al hecho hay mucho trecho y hay gran incertidumbre entre los analistas que estamos dedicados a esto sobre la permanencia de la cúpula porque mientras se siga con esta cúpula, se sigue con la misma política del gobierno anterior, y lo que se está haciendo es consolidando unos nuevos criterios operacionales, unas nuevas doctrinas, que a mi modo de ver están un poco alejados de la realidad que vive el país.