Del blanco al negro | El Nuevo Siglo
Miércoles, 8 de Agosto de 2018

Cuando comparto con mi amigo, el doctor Eduardo Yamhure Rizcalla, paisajista incomparable, soy el espectador de sus trabajos artísticos y en ese proceso creativo de la belleza observo como se va transformando un punto en una línea y así sucesivamente van cambiando las imágenes, y de lo indefinido va surgiendo la hermosa pintura sin igual. Pero lo que más me sorprende, imaginativamente, es la metamorfosis de los colores, del blanco inocente del lienzo puro al oscuro y negro cielo atormentado, proceso que me lleva a asociar la evolución del escenario político, fenómeno al cual me he referido en el pasado.

En mi columna   “Bitácora de un barco a la deriva”, publicada el 7 de agosto de 1994, cite un comentario del doctor Alfonso López Michelsen, referido a la situación que el país vivía en el momento de tránsito al reemplazo del “revolcador”, publicada en “El Tiempo”. Observaba el expresidente el caos político que se programaba para regresar al pasado, a causa de la imposición de la Carta de 1991. “Serían necesarios algunos ajustes antes del referendo para actualizarla”.

Esa incertidumbre obedecía a la inestabilidad y de ahí que al expresidente Samper, en vísperas de su posesión, le advertía al Congreso y al país que: “La paz es una necesidad fundamental, sentida e inaplazable del pueblo colombiano…Garantizar los derechos de la oposición no es comprar su silencio. La crítica constructiva y la alternativa de poder que proponga la oposición es la mejor contribución que podrá recibir el gobierno”. Esa idea también la expuso y promovió en la practica el expresidente López Pumarejo, en su mensaje al Congreso en su instalación en 1938: “La Oposición no es en las democracias, una penitencia, ni un duelo, ni un castigo providencial, ni una misión detractora, sino un camino hacia el poder...”

Ahora el país político se enfrenta a la puja entre los seguidores de la práctica uribista: abolir la oposición valiéndose de todos los medios a su alcance, tanto del  abuso del poder, tal cual  impuso su reelección o la fuerza , según consta con la historia de los falsos positivos, delitos hoy objeto de la competencia de la JEP.

Esos antecedentes provocan el temor de que para satisfacer sus alienadas pasiones y odios, aprovechando la subordinación que el Dux Iván, Marqués de Carabas, tiene al Chalán del Ubérrimo, amenaza la derogatoria del Acuerdo de Paz y las normas constitucionales que lo respaldan. En síntesis, el regreso al pasado.

Son muchas las manifestaciones de transformación que ayer hizo el señor Dux Iván, y sus aliados, entre ellos su locuaz pareja, censurando con rabia todo lo que el ex Juan Manuel promovió, motivo por el cual no se puede esperar más que la transformación de lo hecho en los últimos 8 años de gobierno, una metamorfosis como la historia de Franz Kafka y su trágica desaparición. ¡Dios bendiga y proteja a este pueblo!