¡Qué vergüenza! | El Nuevo Siglo
Miércoles, 23 de Agosto de 2017

La corrupción en Colombia ya ha llegado a escenarios inimaginables, cada vez se esparce más y se destapan nuevos casos. Ahora, parece ser que los Magistrados de las Altas Cortes también hacen parte del interminable listado de corruptos que se encuentran en las distintas ramas del poder público de nuestro país.

No sé si el hecho que se destapen tantos casos de corrupción es una manera de lograr su derrota o si es que este cáncer es difícilmente combatible. Lo cierto es que está acabando con la institucionalidad de los colombianos y amarga el propósito de aquellos ciudadanos honestos que, en lugar de robarle al pueblo, han luchado y trabajado muy duro para lograr llegar donde se encuentran pagando impuestos que por todos los escándalos de corrupción ya conocidos lo que genera es una gran decepción y frustración. 

Ahora cuando la corrupción llega a tocar a las más altas dignidades del poder judicial podemos decir que los valores de la ética y la moral requieren de cuidados intensivos. ¿Cómo es posible que primero el fiscal anticorrupción haya aceptado sobornos para que las investigaciones en contra de exfuncionarios públicos fueran desviadas, con el fin de lograr absoluciones, y que ahora los propios Magistrados de las Altas Cortes también se vean vinculados a investigaciones por recibir dinero a cambio de ejercer su influencia para obtener beneficios de los sindicados? 

Esto ya ha llegado a extremos de la más alta gravedad. Por fortuna para la democracia y el Estado de Derecho de nuestro país, estas investigaciones se están llevando a cabo, pero quién sabe cuántos casos más se encuentren aún en la sombra.

Es tan solo lógico que los colombianos estén tan desmoralizados de ver hasta donde ha llegado la falta de honestidad y de valores éticos y morales que refleja tanta corrupción. Qué vergüenza la que nos están haciendo pasar estos personajes que lo único que merecen es que el peso de la Ley, que supuestamente amparaban y defendían, les caiga encima y que los debidos fallos judiciales y sanciones se den a la mayor brevedad posible.

No nos podemos quedar en simples lamentaciones. Tenemos que actuar. Le corresponde al Presidente de la Republica liderar acciones concretas que permitan reconstruir esta hecatombe, pues de lo contrario triste futuro nos espera ante ese derrumbamiento total de valores. No puede pasar más tiempo sin acciones concretas y de fondo. El Fiscal General de  la Nación, El Procurador General de la Republica y el señor Contralor General están llevando a cabo en forma seria las investigaciones pero requerimos rápidamente sentencias condenatorias concretas. En menos de un año llegarán las elecciones y los colombianos debemos saber por quién votar y hacerlo a conciencia, para que nos representen honesta y transparentemente tanto en el Congreso como en la Presidencia de la República. Si no escogemos bien seremos los mayores responsables de nuestro futuro. No más tolerancia. No más indiferencia. Hay que exigir respeto.