Gracias, mi General | El Nuevo Siglo
Miércoles, 9 de Agosto de 2017

Me refiero al Señor General Bernardo Camacho Leyva,  quien  el día viernes de la semana pasada en el seno familiar descanso en paz y debimos despedir con los honores dignos de su cargo, persona y señorío. Se trató de un bogotano que a temprana edad eligió una profesión de servicio  a la sociedad, para lo cual abrazó la  carrera de oficial en la policía,  incorporándose  a nuestra Escuela de Cadetes Francisco de Paula Santander, haciendo  parte del primer curso de oficiales,   cuando la institución apenas alcanzaba su pubertad profesional,  desarrollándose y progresando acorde con los  tiempos y el devenir político administrativo del país. Por esas calendas, ingresar a la entidad constituía  reto más personal que profesional, especialmente por la incertidumbre que rodeaba la policía colombiana. El estudiante Camacho y sus compañeros  impulsaron el avance  del alma máter, que a futuro formaría una gesta de paladines

Le  presento mis agradecimientos porque los  hombres que hoy visten y ayer  vestimos el verde oliva que identifica la institución, a lo largo de la vida profesional recibimos y disfrutamos de los  logros y éxitos  alcanzados por mi General Bernardo  Camacho, quien siempre batalló soñando el progreso institucional , la profesionalización de sus hombres y la tecnificación de los medios puestos al servicio de la Policía, manifestando que “su progreso sería el desarrollo del país”, pues sostenía que una policía profesional, respetada y capacitada, simbolizaría un gobierno eficaz.

Gracias mi General por la organización del Fondo Rotatorio de la Policía, entidad que vio la luz cuando usted liquidó la caja de prestaciones sociales;  gracias mi General por sus aportes a la formación de los oficiales, porque desempeñándose como director de la Escuela de Cadetes estableció los protocolos destinados a orientar la programación académica;  gracias mi General,  pues  su labor y orientación en la actualización de normas,  reglamentos y estatutos permitió   direccionar  el futuro de nuestra Policía tan dinámica y cambiante a lo largo de los años.
Permítame recordarle su acierto al vaticinar  para las nuevas generaciones “que los tiempos modernos demandarían  una policía con visión futurista, diferente y vigorosa”. Cómo o darle  las gracias ante  el impulso y apoyo a la revista de  la Policía, convirtiéndola  en órgano  de divulgación  institucional, permitiendo que su diseño y contenido llegara a todos los rincones patrios, mostrando el interior de una institución actualizada y comprometida con la seguridad ciudadana, la revista es hoy un medio invaluable de publicidad policial tanto nacional como internacional. Gracias mi General por esa lucha sin cuartel para  preservar esta noble institución de los embates políticos, que en determinada época se hicieron  a su estructura.

El espacio me impide extenderme en otros tópicos de  vida, el desempeño como director, el aporte a la  doctrina y filosofía institucional. Gracias mi General.