Francisco, el párroco del mundo | El Nuevo Siglo
Foto archivo Observatore Romano
Jueves, 17 de Agosto de 2017
Hernán Olano
El cardenal Bergoglio, más que un jesuita, ha sido un Pastor, un hombre que al llegar al pontificado ha deslumbrado con su trato y encuentro personal sencillo y ajeno a protocolos y miramientos, un ser “sensible y a la vez firme y muy agudo”.

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En 2014 se conmemora el primer aniversario de la elección del Papa Francisco a la Cátedra de san Pedro. 365 días de pontificado caracterizados por ser un “tiempo de misericordia” tal y como lo ha descrito él mismo. Doce intensos meses, con un Papa venido “del fin del mundo” que nos pide que recemos por Él, comenzando un nuevo método de trabajo, lento pero firme, que ha atraído una renovada atención a cuestiones no solo eclesiásticas. Un año de trabajo incansable, aunque  cuando siente necesidad de tomarse un momento de pausa, no es que cierre los ojos y no haga nada: “se sienta y reza el Rosario”, como lo cuenta su secretario privado.

 

El Papa Francisco  empezó a pronunciarse desde el primer momento de su elección, tal vez el documento oficial más importante de los primeros días de su pontificado, fue el sermón que pronunció el martes 19 de marzo de 2013 en la Misa de Inicio del Ministerio Petrino del Obispo de Roma, que oficialmente marca el inicio de su labor pastoral al frente de la Iglesia, como “párroco del mundo”, tal y como lo ha llamado su Secretario Privado, monseñor Alfred Xuereb

 

En doce meses, las doce “debilidades” de Francisco han sido los pobres,  los ancianos, los jóvenes, los niños, los enfermos, las familias, la Virgen, Benedicto XVI, Argentina, el “mate”, el futbol y, en general, la gente. Por eso se dice que la gente iba a Roma con Juan Pablo II a verlo, con Benedicto XVI a escucharlo y con Francisco, a “tocarlo”.

 

La Iglesia, aunque ciertamente es una institución humana e histórica con todo lo que esto comporta, no tiene una naturaleza política, sino esencialmente espiritual: Es el pueblo de Dios. El santo pueblo de Dios que camina hacia el encuentro con Jesucristo (Audiencia del 16 de marzo de 2013).

 

El cardenal Bergoglio, más que un jesuita, ha sido un Pastor, un hombre que al llegar al pontificado ha deslumbrado con su trato y encuentro personal sencillo y ajeno a protocolos y miramientos, un ser “sensible y a la vez firme y muy agudo”; su obsesión desde siempre, ha sido el encuentro y la unidad, buscando siempre “ponerse la patria al hombro”.

 

La presencia continua del Papa en los medios y, principalmente en las TICs, ha sido un factor determinante para que su mensaje sea visible y sus palabras meditadas, incluso por no creyentes.

 

Casi sobre los cien días de inicio de su pontificado, se produjo la primera encíclica del Papa Francisco “Lumen Fidei”, publicada el 5 de julio de 2013 y fechada el 29 de junio del mismo año. Posteriormente, el Papa Francisco el 26 de noviembre de 2013 presentó la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium”, que traduce: “La Alegría del Evangelio”.

 

El pasado 26 de febrero tuve ocasión de verlo muy cerca en la audiencia de los miércoles en Roma. Francisco es impredecible. Al término del encuentro bajo por largo rato a saludar a los enfermos, luego subió y saludo por el lado del reparto di san Paolo y finalmente, llego a mi lado, al reparto di san Pietro. La emoción era mucha, verlo tan cerca, tan cordial, tan preocupado con lo que le decía cada persona, que luego lloraba desconsoladamente al recibir de él una palabra de afecto, un beso, un abrazo, una señal de cercanía y de filiación del pastor con sus ovejas, como tantas veces lo ha dicho.

 

Era ya la 1:00 p.m., habían pasado tan rápido esas tres horas y media...nada en comparación con la eternidad... Con la felicidad de ver a ese joven de 77 años dando tanto amor paternal...

 

Y es que Francisco le ha dado un “gran impulso para una Iglesia en camino”, como dice el Padre Federico Lombardi, S.J., y es el Santo Padre, sin duda, la gran atracción de la gente, por su mensaje, por sus palabra de amor, de cuidado, de compasión, de cercanía, de proximidad; es decir que a través del hombre, el Papa, nos muestra el amor que proviene de Dios.

 

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