El Nobel soy yo | El Nuevo Siglo
Jueves, 10 de Agosto de 2017

Recordando la historia, hay gobernantes a los que tendríamos que ubicarlos nuevamente en el siglo XVII, donde Moliére expuso en “El burgués gentilhombre” las problemáticas más importantes de la sociedad europea, allí incluía las denuncias y referencias irónicas del actual estado.

Esta comedia se hizo en honor a la monarquía absoluta de Luis XIV, quien detentaba el poder supremo, a él se le atribuye la frase “el estado soy yo”,  donde el resto de las instituciones y organismos estaban supeditados a sus designios y autoridad.

Hoy tenemos un presidente con el sol a sus espaldas, quien hace gala de haber obtenido el Nobel de Paz, que desafortunadamente a un año de terminar su gobierno, ha decidido manejar el ICBF con los pies, desconociendo su importancia en el mundo de los niños, pues ha lanzado por la borda la figura digna de su directora, la profesional Cristina Plazas.

Ella combatió durante su administración a los politiqueros que buscaban contratos millonarios, atropellando los propósitos y fines esenciales de la Institución. Denunció ante la justicia penal a los ladrones que se robaban el presupuesto desviando los recursos hacia sus bolsillos fétidos, enfrentando igualmente la desnutrición de los niños en La Guajira.

Es muy claro que la misión del ICBF debe ser el interés superior de los niños y  niñas, como un imperativo de obligar a todas las personas a garantizar la satisfacción integral y simultánea de todos sus derechos humanos, que son universales, prevalentes e independientes.

Su visión cambiar el mundo de las nuevas generaciones y sus familias, siendo referente en estándares de calidad y contribuyendo a la construcción de una sociedad en paz, próspera y equitativa.

 

 

 

Para nuestro Nobel de Paz, fue más importante designar a un director, abogado de profesión, quien había sido presidente de Millonarios, y que al término de su administración dejó una deuda de $ 37.000 millones, según lo señala El Tiempo- agosto 02-2017.

Es decir, sustituyó a una excelente mujer, Cristina Plazas, cuidadora de los recursos y cumplidora de sus obligaciones institucionales, por un abogado deportista que llegaría al ICBF a manejar sus recursos y los derechos prevalentes de los niños y niñas con los pies.

Afortunadamente este abogado deportista Juan Carlos López, no aceptó el nombramiento.

El Nobel de paz advierte que el deportista, no ha sido condenado, por lo tanto se debe tener en cuenta la presunción de inocencia. Se le olvida lo expresado por Shakespeare “Vale más ser indigno, que indigno parecer,/ y más cuando sin serlo, te acusan de haber sido,/que no existe placer al verse así juzgado,/ no por nuestro sentir, sino por lo que ven.

Ahora  el Presidente enmienda su error nombrando a una barranquillera Karen Abudinén, de la casa Char, exdirectora de Primera Infancia del ICBF. Le deseamos la mejor suerte. Dios la proteja del demonio de la corrupción que ronda todas las instituciones, buscando contratos millonarios.