EDITORIAL. ¿Un país izquierdista? | El Nuevo Siglo
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Jueves, 3 de Agosto de 2017

*Vicisitudes de una encuesta nacional

*El entierro repentino de la centro-derecha

La encuesta de Pulso País, publicada ayer por La W y El Tiempo en sus páginas electrónicas, tiene una particularidad bastante interesante y que salta a la vista a las primeras de cambio. Se trataría de las profundas y súbitas modificaciones del espectro político colombiano, donde la tendencia del centro hacia la derecha sería totalmente arrasada por la del centro hacia la izquierda. Y esa predisposición ideológica, que de repente copa el escenario colombiano sin noticia previa de ello, hasta el momento, configura asimismo una realidad desconocida y que aparentemente cobra una vigencia inusitada.

En efecto, si bien algo más del 31 por ciento de colombianos no sabe todavía por quién votar, según esa encuesta, el 69 por ciento restante se divide en cerca del 16 por ciento para la centro-derecha y el 53 por ciento para la centro-izquierda, haciendo la sumatoria de cada lado dentro de la multitud de aspirantes a la próxima justa presidencial. Igualmente, tomando solo a los que ya tienen decidido su voto, el país tendría una diferencia de casi uno a cuatro electores por la ideología centro-izquierdista. Lo cual, ciertamente, no parecería del caso, aunque vale tomar la encuesta en todo su contenido, de acuerdo con los elementos científicos y de última tecnología que la soportan.

Fuere lo que sea, con base en el rigor que puede constatarse en su plataforma de base, Gustavo Petro toma notable ventaja, seguido en el lote de cabeza por Sergio Fajardo, los dos que hoy en día, de acuerdo con el sondeo, pasarían a la segunda vuelta. Y valga anotar, también, que algo más atrás está, en tercer lugar, Clara López, disidente del Polo Democrático. De Petro se sabe hace tiempo que tiene una exposición favorable cuando se trata de encuestas, de cualquier índole, casi siempre en los puestos de vanguardia. Fajardo, a su vez, se desprende de sus eventuales coaligados, Claudia López, Antonio Navarro y Jorge Robledo, con los que sumados tendría una masa popular considerable. De Clara López, por su parte, se viene demostrando que no está, precisamente, para jugar puestos de menor consideración a la presidencia de la República, como algunos quisieran, y más bien parecería pisar en firme en el propósito mayor. Lo que le permitiría a su vez, por ejemplo, llevar las banderas del liberalismo, donde su rival más razonable sería Juan Manuel Galán puesto que Humberto de la Calle definitivamente no arranca, al menos no en la medida en que se esperaba. Sea lo que fuere, sumado indistintamente ese grupo, pese a ciertas desavenencias conocidas, conforman un bloque político, como se dijo y si se le da toda la certeza a la encuesta, con las grandes mayorías nacionales.

De alguna u otra manera son ellos, asimismo, quienes han rodeado el proceso de La Habana y quieren su implementación sin cambio alguno, por mínimo que sea, todavía  más ahora que se va a discutir la reglamentación de la justicia transicional y todos los focos están puestos en el debate correspondiente. Lo que no deja de ser significativo. Varios de ellos como Petro, Clara López y De la Calle, entre otros, se han mostrado partidarios de una gran coalición que mantenga y desarrolle el acuerdo habanero exactamente en las cláusulas acordadas entre el gobierno Santos y las Farc. No deja de extrañar, sin embargo, que siendo tan definitiva la tendencia aquí reseñada, el Presidente se mantenga, con un pequeño cambio, en el sótano de la popularidad y una gran proporción de colombianos digan que el país va por mal camino.

Frente a todo lo anterior, está, en la encuesta, la centro-derecha prácticamente famélica y en vías de extinción. Faltaría solo su sepultura. Está, por supuesto, en cada quién creer si esto es así y si ello es la radiografía nítida de las realidades circundantes. No por esto, desde luego, el país puede dejar de lado los postulados que a todas luces requiere para su reinstitucionalización, renovación económica y social, y debida y ágil aplicación del Estado. Es posible, claro está, que la incertidumbre sobre las candidaturas del Centro Democrático y las afines al conservatismo o por firmas, así como el silencio estratégico de Germán Vargas Lleras, colaboren en resultados como estos. Sin embargo, no por mucho madrugar amanece más temprano. Para ello, bastarían las encuestas sobre el plebiscito y la abrumadora realidad reflejada en las urnas.       

 

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