EDITORIAL. Adiós a “Zonas Veredales” | El Nuevo Siglo
Foto Agence France Press
Lunes, 14 de Agosto de 2017

*Un riesgoso nuevo experimento territorial
*Su carácter temporal quedó en entredicho

Uno de los elementos más delicados del proceso de implementación del acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc termina mañana. Las 26 “Zonas Veredales Transitorias de Concentración” y “Puntos Campamentarios” activados a comienzo del año para albergar a los más de 6.000 guerrilleros y milicianos de las Farc para el proceso de desarme y desmovilización se acaban este 15 de agosto. En perspectiva, según los informes periódicos del Mecanismo de Monitoreo y Verificación, integrado por Naciones Unidas, el Gobierno nacional y las Farc, estas áreas de concentración del pie de fuerza subversivo funcionaron adecuadamente en lo que hace a comportamiento de los contingentes subversivos y respeto por parte de las Fuerzas Militares y de Policía, salvo algunos incidentes aislados y la demora en el arranque de muchas de ellas por fallas en materia logística, de infraestructura y varias exigencias exageradas de los insurgentes.

Sin embargo, otros analistas han llamado la atención en torno a que lo más preocupante no fue lo que pasó en dichas áreas, sino lo que no ocurrió, esto en relación a las facciones disidentes, cuyo número y peligrosidad todavía no se ha podido establecer. De igual manera, es evidente que persiste la polémica en torno a si las Farc entregaron realmente todo su arsenal, al tiempo que todavía no ha terminado el proceso de revisión y destrucción de las más de 900 caletas con armas, explosivos y otros pertrechos de guerra a lo largo y ancho del país.

Por último, no pueden dejarse de lado los señalamientos sobre la coincidencia de muchas de las Zonas Veredales con áreas de narcocultivos, rutas del narcotráfico y minería ilegal.

Si bien es cierto que la extensión sumada de las 26 áreas concentración fue muy pequeña, muchos de los críticos de su vigencia traen a colación que a través de ellas tomaron cuerpo varios de los condicionamientos que, en su momento, las Farc pusieron en la mesa de negociación para crear los polémicos “terrepaz”, esas figuras de control territorial que trataron de imponer y que generaron mucho rechazo a nivel nacional.

Ahora que se acaban las Zonas Veredales las preocupaciones continúan. En primer lugar porque la promesa que siempre hizo el Gobierno, y que incluso está contemplada en el acuerdo de paz de La Habana, en torno a la temporalidad de las mismas parece que no se cumplirá al pie de la letra. Esto porque si bien las áreas dejan de existir mañana, tras una extensión de 15 días para que culminara el proceso de extracción de los contenedores con las armas entregadas por los guerrilleros, ahora se transformarán en lo que el Gobierno y las propias Farc han dado en llamar “Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación”. En esta nueva figura, según las explicaciones dadas por la Oficina del Alto Comisionado de Paz, ya no existirá ningún tipo de restricción para el accionar de la Fuerza Pública o cualquier otra autoridad, que recobran la potestad de actuar en las 26 áreas. Sin embargo, por más que allí vuelva a funcionar en un cien por ciento la institucionalidad, en esas regiones muchos de los guerrilleros desarmados y desmovilizados podrán permanecer, ya que “estos espacios se utilizarán para capacitar a los miembros de las Farc para su reincorporación con énfasis en lo rural y también para atender las comunidades en las veredas y en las zonas aledañas”. Para el Gobierno, las inversiones realizadas en estas 26 áreas son cuantiosas y no pueden desperdiciarse, razón por la cual deben aprovecharse ahora para el proceso de reincorporación de los ex subversivos.

Sin embargo, hay prevención en muchos sectores en torno a lo que pasará ahora en estas 26 regiones. El Ministerio de Defensa sostiene que se ha desplegado todo un operativo de seguridad militar y policial para retomar su control, e incluso se han clasificado teniendo en cuenta los niveles de riesgo y seguridad, discriminándolas en alto, medio y bajo. Pero en no pocas cabeceras municipales hay temor de las comunidades sobre lo que será el comportamiento de los desmovilizados y si estos entenderán que ya no podrán imponer sus criterios a las comunidades. También hay ya algunos brotes de inconformidad entre la población local por considerar que son muchas las gabelas políticas, económicas, jurídicas e institucionales a los desmovilizados frente a las garantías y beneficios a que pueden acceder quienes siempre se han mantenido dentro de la legalidad.

El Gobierno, en consecuencia, se juega mucho a partir de mañana con este nuevo experimento de los “Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación”. Cualquier anomalía le podría salir muy cara a la propia supervivencia del acuerdo de paz.