Afganistán en guerra | El Nuevo Siglo
Domingo, 27 de Agosto de 2017

La promesa de Trump de retirar sus tropas de allí, se ha reversado. Y es una de las pocas veces en las que tenía razón. El asesor nacionalista Steven Bannon fue despedido a raíz del viraje. El consenso del cual partían, al parecer correcto, es la deuda acumulada gracias a las guerras durante el presente siglo. Estas sirvieron a contratistas privados y han sido desastrosas para EE.UU.

La alianza con varios países en esa invasión punitiva tenía como excusa la persecución de Bin Laden, Francia se retiró en el 2012. Inglaterra que  ha invadido tres veces a Afganistán desde el siglo XIX, y luego la URSS debieron, al fin, retirarse. USA, a ocho mil kilómetros eventualmente lo hará. Esas potencias como otrora Alejandro Magno, han fracasado. Y, como ellas en su momento, ahora Trump promete una victoria segura, sin definir en qué consiste esa victoria. ¿Qué se entiende por ganar?

La ONU hace ya varios años propuso reestructurar al Estado Afgano, “crear nación” para que se defendiera por sí solo, y fracasó también en esto. Afganistán es un país subdividido en más de media docena de etnias enfrentadas, es una nación prácticamente inventado por los Ingleses en su actual estructura, como un “tapón” entre Rusia y la India. Y hoy devino en un campo de entrenamiento de extremistas armados, en una topografía idílica para la guerra de guerrillas. Si no puede equipararse a Vietnam, la similitud estriba en que para ganar esa guerra hay que tener gran cantidad de tropas en el sitio, controlando la situación. USA, en vano ya lo hizo cuando se tomó a Kabul en el 2001. Y el conflicto continúa hasta hoy.

El norteamericano promedio no está motivado. Son miles los excombatientes que al regresar a casa se suicidan, de este fenómeno poco se habla. Pero es así. A ellos no les cabe en el corazón que esas invasiones a unos territorios del continente asiático sea algo patriótico.
Su conciencia juvenil entra en conflicto. Los jóvenes consumidores y televidentes, soldados de  las tropas no entienden en realidad qué están haciendo allí. Para qué luchan ni por qué. En cambio los afganos invadidos lo saben bien y están dispuestos a morir por ello. Su resentimiento incubado desde la primera guerra mundial exigiría un libro extenso. Un memorial de agravios.

Cuando USA  en el 2001 logró dominar el territorio y acabar con el gobierno talibán, bastantes de sus oficiales usaron a la fuerza aérea estadunidense para trasportar heroína y opiáceas durante más de cinco años. El resultado neto es que en el año 2017 han muerto más de 62.000 jóvenes norteamericanos por sobredosis en EE.UU. La producción de heroína y el cultivo de la opiácea se triplicaron durante la administración y dominó el territorio ocupado. En fin, si la codicia es el motor que los motiva y es vista como una virtud social, el resultado solo puede ser uno y el mismo.

Estados Unidos sigue atado al pasado belicista con Trump.