¡Trump en México! | El Nuevo Siglo
Jueves, 1 de Septiembre de 2016

La intempestiva visita de Donald Trump al presidente de México, Enrique Peña Nieto, es un hecho político casi inverosímil. En tal sentido, la prensa se ha encargado de destacar las una y mil veces que Trump se vino lanza en ristre contra los mexicanos, en especial cuando hizo la propuesta de construir un muro de 3.200 kilómetros en la frontera.

Así ocurrió sucesivamente, con variables y comentarios similares sobre la inmigración mexicana, pero con todo y ello el magnate obtuvo ganar la nominación en las primarias republicanas. De hecho, es el aspirante que mayor votación ha sacado en la historia de este partido y que hizo polvo a los demás precandidatos a medida en que avanzaba la contienda interna. Uno a uno, ciertamente, fueron retirándose ante quien, en principio, tenía las menores posibilidades, de acuerdo con los sondeos hechos al arranque de la justa electoral.

Se recuerda especialmente, desde luego, el retiro de Jeb Bush, quien parecía ser el baluarte del establecimiento republicano. Casi todos los medios daban por descontado, antes de iniciarse la puja de las precandidaturas en 2016, que la pugna final por la Casa Blanca sería, precisamente, entre Bush y Hillary Clinton.

Incluso, la candidatura de esta última, dentro del Partido Demócrata, no estaba tan asegurada. Muchos pensaban que el guiño del presidente Barack Obama sería hacia su vicepresidente Joseph Biden, quien sin duda es una de las figuras políticas más apreciadas y de mayor influjo dentro de los demócratas. También se sabía que el mismo Obama no era cercano a los Clinton y pudo haber preferido un candidato de su propia corriente, como Biden. Pero el Vicepresidente se abstuvo intempestivamente de participar, de un lado tal vez por su edad y, de otro, a raíz de la muerte de uno de sus hijos. El espacio quedó abierto para Clinton y en ello Obama se comprometió a fondo.

Trump tuvo, al mismo tiempo, un inusitado ascenso después de la convención republicana. Así lo demostraron todas las encuestas y se creyó que entonces morigeraría su discurso antiinmigración. Pero en los días siguientes las embarradas fueron pan cotidiano y ello, adobado con una extraordinaria convención demócrata, hizo que Trump declinara casi irremediablemente en los sondeos hasta hoy.

Inclusive, dirigentes importantes del Partido Republicano, como la familia Bush y sus colaboradores de varios gobiernos, han preferido respaldar a Clinton, en un hecho político sin precedentes en el devenir estadounidense.

Ahora el presidente mexicano abrió un diálogo con ambos candidatos norteamericanos en un hecho, igualmente, sin antecedentes. Trump rapó la invitación, mientras Clinton prefirió dejarla para después y en ella pareció otear algo de emboscada.

En la reunión de ayer en ciudad de México, Trump insistió en la necesidad de hacer el muro como fórmula para impedir la inmigración ilegal. Peña Nieto, por su parte,  dijo que su país no pagaría por este ni colaboraría en ello, tal y como lo ha propuesto el candidato republicano. Ambos, sin embargo, estuvieron de acuerdo en que lo importante, en caso de ganar el magnate, es establecer canales de diálogo binacional.

En el sentido de lo anterior, Peña Nieto estuvo de acuerdo con que ni para Estados Unidos o México es positiva la inmigración ilegal. Pero de la misma manera fue franco en advertir que uno de los graves problemas que tiene su nación es la importación ilícita de armas estadounidenses por parte de carteles y pandillas. Estas organizaciones delincuenciales son las que asolan el orden público mexicano, con la velada colaboración de los armamentistas norteamericanos.

Trump, a su vez, sostuvo que la construcción del muro era apenas una de las fórmulas pero que, ciertamente, se podrían buscar otros acuerdos y revisar a fondo el tema, dentro de una plataforma convenida. Con ello pareció morigerar un poco su postura antiinmigración, pese a que una porción importante de la población mexicana se mostró indignada con su visita.

No está claro, por el momento, si semejante hecho político va a modificar las encuestas. En principio, la ventaja de la candidata demócrata oscila en un promedio del cinco al seis por ciento del registro de los diferentes sondeos. Pero más allá de ello, lo que ha sorprendido, en mayor medida, es la conducta casi temeraria de Peña Nieto y cómo la política es siempre impredecible.