Peligros de la "rumorología" | El Nuevo Siglo
Miércoles, 17 de Agosto de 2016

De tiempo atrás he venido insistiendo en el peligro de no socializar y dar a conocer oportuna y ampliamente los acuerdos logrados en el marco de la negociación en La Habana.  Uno de los principales peligros de esta falta de comunicación oficial es el darle espacio a la "rumorología", esto es a la práctica de difundir tendenciosamente rumores o información no comprobada por parte de agentes que persiguiendo sus propios intereses buscan manipular la opinión pública.

Un claro ejemplo del peligro anotado lo acabamos de vivir, tan solo hace unos días, con el debate generado alrededor de las cartillas sobre diversidad sexual e igualdad de género que fueron repartidas entre los profesores de colegios, sin la supuesta autorización del Ministerio de Educación Nacional.  Las posiciones de parte y parte desviaron la importancia del debate centrando la discusión en lo que se suponía afirmaba o respaldaba el otro (rumores) y dejando de lado la esencia de un tema tan importante como lo es el modelo de educación de nuestros hijos centrado en el valor del respeto y la tolerancia de la diferencia. 

Como lo evidencia esta polémica, en nuestro país las cosas se distorsionan con una facilidad asombrosa y cada vez mayor. Nuestra sociedad va perdiendo el respeto por la verdad a medida que la ficción se multiplica en forma de rumor hacia una tergiversación de la realidad.  Ojalá el Gobierno aprenda de esta experiencia y no traslademos este innecesario riesgo al proceso de paz.  Si hablamos de paz, vemos un país unido en su búsqueda pero dividido respecto de las interpretaciones y rumores alrededor de lo supuestamente acordado, precisamente por la falta de pedagogía y socialización. En la ausencia de dicha formación, nos hemos equivocado permitiendo que el rumor sea el lenguaje con el que se debaten los temas y los acuerdos sin darnos cuenta que más daño hacen los rumores que socializar la verdad.

Cuando la verdad es explicada se defiende ella sola en la medida que esté estructurada en el marco del Estado de Derecho y los bases fundamentales de justicia, trasparencia y reparación de las víctimas en aras al interés supremo de la obtención de paz, que no es otra que el reencuentro y acercamiento  de las dos Colombias, la cercana al desarrollo y la pegada a la pobreza. 

Reitero una vez más mi invitación a que se den a conocer todos los acuerdos  en forma amplia, pedagógica y a través de los mejores canales de comunicación y se genere un debate nacional de altura sobre la verdad de lo acordado en beneficio de nuestro país. 'Recordemos que más daño hace el chisme o rumor que decir la verdad'