La situación de lo que es el país actualmente y de lo que viene, es lo que refleja el columnista y abogado Rodrigo Pombo en su libro titulado “Pensando en voz alta”, quien hace algunas apreciaciones de lo que hoy observa, y dentro de las críticas señala que en Latinoamérica hay conformismo.

EL NUEVO SIGLO: ¿Al conservatismo le hace falta más vocería y beligerancia en materia de exponer su visión de país?
RODRIGO POMBO: Al conservatismo le falta primero más claridad, segundo más conexión con la gente y tercero más creatividad y valentía para asumir más riesgos. El conservatismo a pesar de una muy buena dirigencia, todavía estamos anquilosados en el parlamentarismo excesivo y eso nos ha cerrado los ojos, y tapado los oídos para oír a la gente por un lado y sobre todo para poder ver un país en el mediano y largo plazo y una idea de país que le podamos ofrecer a la gente de manera atractiva y que la gente se sienta atractiva por el liderazgo de un Partido Conservador que a pesar de tener muy buenas bases, una fantástica historia y la más bella de todas las ideologías políticas, no se ha sabido conectar suficientemente bien con la gente por estar plegado a unos intereses personalistas, feudales, anquilosados en puestos, en contratos, en dádivas, en prebendas, que de nada le sirve ni siquiera al parlamentario que está siendo beneficiados por estas dádivas, me parece que falta creatividad, me parece que falta visión y me parece que falta la doctrina. 

ENS: ¿cómo evalúa esta nueva década del país?
RP: Es una década de grandes transformaciones y la evaluación, tipo evaluación universitaria como profesor la veo bastante rajada, porque pensaría uno que el país debería estar pensando en términos nacionales, en términos universitarios, pensando en términos de unificación del pueblo. Lo que vemos es que esta época se ha caracterizado por una polarización casi que irreconciliable. Creo que la cosa no va bien, y no va bien fundamentalmente porque el ánimo que debe generar el político y la dirigencia política y el liderazgo político sobre la gente no ha sido el mejor. Veníamos bien y ahora no estamos tan bien, estamos divididos, estamos anímicamente divididos, estamos sin visión de país, sin visión de nación, no hay visiones unificadas. 

ENS: No hay opinadores jóvenes, ¿a qué se debe esto?
RP: Creo que se debe a varios factores, el primero es que no hay muchos medios masivos de comunicación, uno acude a una librería, a la sección de revistas y encuentra que esa no es una sección muy nutrida y yo siempre he tenido la tesis de que el bienestar y el desarrollo de los pueblos tienen distintos indicadores, uno por ejemplo el mercado de los carros, qué tan viejos y en qué tan buen estado están. Los carros dicen mucho del bienestar económico de los pueblos, y otro, los revisteros en las vías y aceras públicas, en las librerías, en las universidades, es un país que tiene muy baja empresa editorial, de medios de comunicación y eso hace que la opinión política se reduzca, y por lo tanto se elitiza, y entre las élites que dominan esos medios masivos de comunicación se excluyen distintas escuelas y eso afecta a los jóvenes opinadores, afortunadamente la hipertecnología es la que nos ha llevado a las redes sociales, ha hecho florecer nuevas y distintas plumas. 

ENS: ¿En un mundo que domina la inmediatez, cuál debe ser el papel del columnista de opinión?
RP: Profundidad, el columnista debe antes que nada salirse de la coyuntura argumentativa, el columnista tiene la nobilísima función de opinar sobre la coyuntura, pero sobre la base de la profundidad, profundidad histórica, geográfica, sociológica, técnica, jurídica, política, profundidad, el columnista exitoso, el columnista trascendente es el que no se limita a repetir los argumentos propios de la noticia, el columnista debe separarse y tomar notable distancia del periodista, el periodista es el que transmite un hecho y lo vuelve noticia. 

ENS: ¿Hasta qué punto los jóvenes se interesan por ver más allá de los hechos?
RP: Creo  que la juventud es el reflejo porque además hacen parte de la comunidad política y como reflejo y como parte de la realidad política evidentemente reflejan sus virtudes y sus efectos, sus debilidades, y para nadie es un secreto que dentro de los más grandes vicios que tiene la comunidad latinoamericana es que es una comunidad mediocre y no exigimos calidad en nada, en la prestación de los servicios públicos, en la construcción política, y nos parece normal que en el mundo civilizado resulta ser anormal.