Panorama del partido Farc sobre el nuevo Congreso | El Nuevo Siglo
Agencia Anadolu
Viernes, 20 de Julio de 2018
Agencia Anadolu

Luis Alberto Albán Burbano fue uno de los diplomáticos más reconocidos de las Farc. Ingresó a la guerrilla en 1986 y desde ese momento ha representado al grupo insurgente en diversos países y procesos de paz: Desde los acercamientos con el gobierno de Cesar Gaviria, en 1992, hasta el proceso de paz con Juan Manuel Santos, que culminó exitosamente en 2016.

Albán, también conocido como Marco León Calarcá, ahora enfrenta el reto de representar al partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc) cuando este viernes se posesione como uno de los cinco representantes a la Cámara en el Congreso.

Afirma que la meta es lograr que el acuerdo de paz se implemente, ya que de ahí se desprenderán los mecanismos de justicia y verdad que reclaman las víctimas, protección para los líderes sociales y los planes de reinserción para las bases guerrilleras.

Usted se posesiona como representante a la Cámara en el Congreso. ¿Cómo se siente?

Preparado. Hemos estado estudiando. Hicimos un diplomado en Técnica legislativa y acción parlamentaria con la Universidad Nacional, la Universidad del Rosario y la Organización Iberoamericana de Naciones. También estamos buscando los proyectos que se ciñan a los ejes de nuestra acción parlamentaria.

¿Cuáles son esos ejes?

Paz, vida y anticorrupción. La perspectiva de género, el cuidado al medio ambiente y la lucha por los más vulnerables de este país.

El discurso de Gustavo Petro, luego de perder la segunda vuelta electoral, dijo que buscaría conformar una segunda fuerza en el Congreso en oposición al gobierno de Iván Duque y que usarían las marchas y demostraciones civiles. ¿Ustedes van a hacer parte de ese bloque?

Nuestra razón de ser y lo que nos ha permitido estar donde estamos y una vida guerrillera de más de 50 años es nuestra identidad de intereses y nuestra comunicación con el pueblo. Estamos construyendo ese bloque alternativo por la vida y por la paz.

Pero en las pasadas elecciones legislativas alcanzaron apenas el 0,3% de los votos. Si no tuvieran las curules asignadas por el Acuerdo de Paz no podrían existir como partido. ¿Cómo piensan solucionar eso?

Es relativo. El hecho de tener las curules aseguradas hizo que la gente creyera que, como nosotros no necesitábamos los votos, debían votar por quien los necesita.

Los votos que tenemos son completamente limpios, comprometidos con el proceso y el proyecto del partido. Lo otro que hay que tener en cuenta fueron los factores negativos. El terrorismo mediático y las mentiras difundidas sobre nosotros. El incumplimiento del Gobierno que no desembolsó los recursos a tiempo.

Iván Márquez estaba en la lista al Senado pero aseguró que no se posesionará porque no hay condiciones de seguridad. Pero todos los demás congresistas del partido Farc sí lo harán. ¿Por qué?

Porque esa es una posición individual, no una de partido. Él tiene unas razones que tienen que ver con el análisis que él hace de la seguridad y eso es respetable, pero esa no es una posición que comparte el partido. Eso no quiere decir que estemos divididos, solo tenemos diversas opiniones.

Entonces según su visión personal, ¿hay garantías de seguridad para ejercer en el Congreso?

Pienso que se corren riesgos, pero hay que hacerlo porque si no, no podremos avanzar. Es decir, dejarnos aterrorizar por la extrema derecha y abandonar la causa no tiene sentido. Nosotros vamos a seguir con la determinación que tomamos de construir caminos de paz.

Los asesinatos de líderes sociales en Colombia han encendido alarmas nacionales e internacionales. ¿Qué iniciativas podría impulsar Farc desde el Congreso para frenar estos asesinatos?

Fíjese que el problema no es de ninguna iniciativa. En este momento están todos los mecanismos en teoría para que no haya esos asesinatos. Es que no tienen ninguna explicación, ninguna justificación. No podemos aceptar que sea necesario hacer algo más para que no nos maten la gente.

Lo que estamos haciendo es demostrarle a la clase dominante de este país, que frente a esos asesinatos hay una oposición férrea de las mayorías. No se trata de nuevas leyes, se trata de hacer cumplir un derecho tan básico como el derecho a la vida.

El partido Centro Democrático es crítico al Acuerdo de Paz. Con presidente y una bancada importante en el Congreso, ¿qué significaría para la implementación de lo acordado?

El acuerdo se firmó con el Estado colombiano. Es una política de Estado. No puede depender de lo que quiera o no un presidente. El acuerdo está blindado y tiene normas constitucionales y esto no lo pueden deshacer solo porque quieren. Seguramente la pelea va a ser dura porque van a intentarlo. Ese debate tiene que extenderse en la formación de la bancada por la vida y la paz y por toda Colombia.

Iván Duque ha sido muy enfático en su visión de la justicia, “el que la hace la paga” y asegura que los congresistas de Farc no deberían ejercer antes de haber pasado por la JEP y cumplir una pena intramuros. ¿Qué harían en caso de que esto se haga realidad y ya no puedan ser congresistas?

Lo puede decir, pero ¿cómo lo puede llevar a la práctica si eso está avalado por el Congreso?

Es que esto no es una finca que él puede mandar como si él fuera el capataz. Aquí lo que se está construyendo es una democracia. Hay unas leyes que él debe respetar. Estamos totalmente de acuerdo con que “el que la hace la paga”. ¿Por qué sacaron a los terceros financiadores de la guerra y el terrorismo de la JEP, por qué dejaron fuera a los militares si son responsables de violaciones de derechos humanos en Colombia?

Vayamos todos a la JEP y a la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad. Resarcir a las víctimas parte de construir verdad y ellos no quieren aportar a eso.

¿Qué está pasando con las disidencias de las Farc?

No son ninguna disidencia de las Farc porque no hay ninguna diferencia política de fondo. Ellos simplemente dijeron que querían seguir con el negocio y abandonar la organización. Eso ya no es responsabilidad nuestra.

Los grupos armados que continúan la violencia en las zonas que dejaron las Farc buscan convencer a los exintegrantes de la guerrilla a volver a la guerra. ¿Cómo buscan evitar eso?

Lo que estamos viendo es que hay problema grave con el incumplimiento en torno a la reincorporación, sobre todo en la parte económica. Vemos que nuestra gente está en los espacios rurales que nos designaron sin forma de vivir. Entonces del otro lado aquellos que están dedicados al narcotráfico les ofrecen dinero y esa es una situación que hemos advertido al Gobierno.

¿Y desde el liderazgo del partido qué están haciendo para evitar la deserción?

Nuestro partido está en los espacios territoriales también. Nosotros seguimos en la pedagogía del proceso y haciendo reuniones con nuestras bases. Pero la situación real es que uno va la primera vez y les explica el proyecto, lo que vamos a poder hacer y luego vuelve en seis meses a repetirles la teoría, pero la gente mientras tanto no tiene opciones. Estudian cursos de repostería, oratoria, teatro y otra cantidad de temas, pero no los pueden poner en práctica.

La gente no es como los animales que se contentan con comida y un techo. Los de la clase dominante consideran que con dejar una remesa y tener un techo ya está solucionado el problema, pero ¿qué pasa con las expectativas de vida de esas personas?

Nosotros hacemos lo que podemos y no se nos ha pasado por la cabeza devolvernos o deshacer los compromisos.

Farc se autodeclaró un partido feminista. ¿Tienen ya algún proyecto específico que van a impulsar desde el legislativo?

Estamos trabajando en la Ley del Cuidado, para que se reconozca el oficio doméstico que hacen muchas mujeres en la crianza de los hijos. Que los esfuerzos de las amas de casa se consideren un trabajo. Además, todos los proyectos que vamos a presentar tendrán perspectiva de género. Cuando hablamos de la propiedad rural hablamos de que debe haber equidad en la asignación de tierras para las mujeres cabeza de familia.

El secretario general del Congreso dijo que no había oficinas para los congresistas de Farc. ¿Qué les han dicho a ustedes sobre el tema?

Ese es un problema del Estado. Hemos estado conversando para que nos asignen unas oficinas, pero mantenemos nuestra decisión: si no nos asignan oficinas ejerceremos desde la Plaza de Bolívar.

Hablemos de las perspectivas a futuro para el partido. ¿Qué han pensado para las elecciones locales y regionales del próximo año?

Hay que seguir insistiendo en la comunicación, el trabajo con las organizaciones sociales. Promover soluciones construidas con las comunidades. 

Como sabemos que el tema de logística no va a ser resuelto por el Estado como debe ser, priorizaremos las visitas casa por casa. El reto es construir la organización política en los lugares en los que hicimos presencia como guerrilla, pero para eso necesitamos la implementación para que se garantice la paz y poder hacer la política en el marco de la democracia.