Los Romanov: la beatificación como símbolo ruso | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Domingo, 22 de Julio de 2018
Andrés Rivera
Esta familia, que gobernó Rusia por más de tres siglos, fue asesinada por los bolcheviques. Mitos y un país que intenta sintonizar la narrativa zarista con la soviética, hacen parte de su historia

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NO ES para nada extraño que una gran cantidad de hechos y símbolos emblemáticos incrustados en la historia e identidad de un país estén atravesados por la atrocidad y la violencia. Tampoco es inusual que estos elementos, así como también ciertos personajes o lugares, hayan experimentado procesos de transformación de su significado y relevancia a través del tiempo; ya sea por los acontecimientos históricos posteriores, cambios culturales o determinados movimientos e intereses políticos, económicos o mediáticos. Uno de estos ejemplos es la familia real rusa que fue fusilada por las fuerzas bolcheviques el 18 de Julio de 1918, apenas unos meses después de la consolidación de la Revolución de Febrero de 1917 en Rusia.

 

Los Romanov se conocen como la familia real rusa que mantuvo el poder de manera casi permanente desde los inicios del siglo XVII hasta que fueron derrocados por la trasformación política y social conocida como la Revolución Rusa en la segunda década del siglo XX. Este modelo gubernamental, previo al instaurado por los revolucionarios rusos, se conoce como la Rusia imperial en donde se utilizaba el título de Zar o Emperador, para mantener la el poder regente a través de una monarquía hereditaria liderada por una figura autocrática, es decir, por una figura que concentraba todo el poder y cuyas acciones o decisiones no estaban vigiladas o reguladas por ningún mecanismo legal, estatal u organizaciones de control popular.

 

La religión oficial del imperio era el cristianismo ortodoxo marcado por organización vertical jerárquica que podría corresponder también a la clara estratificación de la población a través de la diferenciación por clases sociales cono la nobleza, clero, comerciantes  campesinos.  La figura del Zar se asociaba también a cierto tipo de legitimidad divida para esgrimir el poder, por lo que no se concebía otro posible orden político con claridad.

 

Último Zar

 

El periodo del imperio, cuyos inicios podrían remontarse alrededor del siglo XVI, se caracterizó por una expansión dramática de su territorio por medio de conquistas, renovación cultural, consolidación del poder militar, desarrollo económico y constante actividad bélica. El último Zar de la dinastía Romanov fue Nicolás II, los historiadores lo han caracterizado como una persona de carácter débil e influenciable. No se sentía preparado para las responsabilidades y la complejidad de dirigir un imperio y además tenía una marcada inclinación hacia la vida doméstica, el romanticismo y el teatro entre otras. Sus reacciones y decisiones frente al gobierno, las actividades bélicas o políticas se calificaban de insuficientes, tardías o torpes lo que produjo gran malestar en diferentes áreas del imperio.

 

Las penas de gran parte de la población generadas por un liderazgo deficiente se incrementaron por la decisión del Zar por la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial. Esto trajo miseria y protestas, que exacerbadas  por la inflación, el desabastecimiento, la incompetencia gubernamental, la división política y económica al igual que el rechazo a la guerra y el surgimiento de los movimientos revolucionarios crearon el escenario propicio para el derrocamiento de la dinastía de los Romanov.

 

Finalmente los movimientos revolucionarios, con apoyo de ciertos actores armados, la movilización civil de mujeres, trabajadores y fracciones políticas afines a derrocar de la monarquía y su sistema político, se toman ciudades como Moscú y San Petersburgo, acorralando a la familia real y obligando al último Zar Nicolás II a abdicar. Durante algunos meses el nuevo régimen trasladó a la familia de un lugar a otro, como Tobolks o Ekaterimburgo, privándoles de la libertad y en ocasiones haciéndolos víctima de humillaciones hasta que en la madrugada del 18 de Julio de 1918 la familia real junto con algunos de sus sirvientes fueron llevados al sótano de una casa en donde fueron fusilados.

 

Según parece los verdugos tenían instrucciones de hacer desaparecer los cuerpos mutilándolos y escondiéndolos. Exhumaciones realizadas en las últimas décadas han permitido identificar los restos de la familia real por medio de pruebas de ADN al igual que se encontraron huesos quemados y señales de agresión química sobre los cuerpos, por ejemplo, el uso de ácido sulfúrico.

 

Mitos

 

Entre los rumores y los secretos a voces de la desaparición de los Romanov se iniciaron una serie de leyendas y mitos alrededor de la familia en donde empezaron a aparecer princesas falsas. Por ejemplo, se hablaba de que una de las hijas del Zar, Anastasia,  había sobrevivido. Este y otros rumores produjeron varios movimientos culturales, políticos y hasta religiosos alrededor de lo ocurrido a esta familia. Ejemplos de esto son la activación de narrativas cinematográficas al respecto, brechas en la cortina de hierro, la búsqueda y pugna por conseguir reliquias relacionadas y posteriormente la canonización de la familia Romanov al interior de la iglesia Ortodoxa rusa.

 

Como puede intuirse, la familia Romanov a través de su historia ha tenido jugado diferentes roles, desde la expansión de un imperio hasta figurar como uno de los símbolos que marcó un cambio radical en la forma de vida y gobierno de Rusia a partir del Siglo XX, teniendo en cuenta también que fue uno de los catalizadores del cambio. En la actualidad, especialmente luego de que 153 obispos de la  iglesia Ortodoxa rusa se reunieran en la Catedral moscovita de “Cristo El Salvador” para canonizar a los Romanov junto a otros 860 mártires del comunismo, un tipo de ¨tendencia Romanov¨ ha ido creciendo.

 

En años pasados las falsas princesas llegaban a los titulares y desde hace un tiempo, se han organizado bailes de época para que las personas puedan emular los grandes eventos del pasado, en particular, los experimentados por la nobleza y la familia del Zar. Esto podría leerse como una especie de reconciliación entre el pasado soviético y zarista con un nuevo modelo de Rusia en donde el libre mercado y la globalización estarían jugando un papel. Podría leerse como un mecanismo para fomentar una nueva identidad o unidad nacional. Podemos ver entonces que un mismo símbolo puede utilizarse de diferentes maneras para conseguir diversos fines. ¿Qué tan hábiles somos para identificar este tipo de maniobras? ¿Cuáles son los símbolos que nos han enseñado a reverenciar y por qué?

 

 

@AndresRivera89 af.rivera233@hotmail.com