La dura hoja de ruta de la oposición petrista | El Nuevo Siglo
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Miércoles, 11 de Julio de 2018
Redacción Política

Se presentó el primer pulso grande entre el duquismo y el petrismo por las marchas que convocó Gustavo Petro para el próximo 7 de agosto, justo cuando Iván Duque será juramentado como presidente de la República.

Al tiempo que la convocatoria a estas manifestaciones en las calles ha sido interpretada por la coalición del nuevo gobierno como un boicot, este hecho sería para este sector de la oposición como un elemento de una estrategia que apunta a posicionarse de cara a los comicios presidenciales de 2022.

La senadora María del Rosario Guerra indicó en Twitter que “dice que no quiere boicotear posesión del presidente que lo derrotó democráticamente pero convoca marchas para el 7 de agosto”. Añadió que “en 2002 las Farc atacaron con explosivos durante la posesión de @AlvaroUribeVel. Hoy el candidato perdedor convoca a marchas para intentar bloquear la posesión del presidente @IvanDuque. No podemos permitir que manchen el día en que renace la esperanza para Colombia”.

Por su parte el concejal petrista Hollman Morris trinó que “no puede ser presidenta del Congreso la senadora del Centro Democrático, María del Rosario Guerra, quien pide a Peñalosa ‘no permitir’ un derecho constitucional: la movilización civil y pacífica de 8 millones de Colombianos el 7 de agosto, día de posesión presidencial de Iván Duque”.

 

Jefe de la oposición

 

Tras los resultados de la segunda vuelta presidencial muchos señalaron que los 8 millones de votos que obtuvo Petro lo dejaron como el jefe de la oposición pero a pesar de que esta semana fue sancionado el Estatuto de la Oposición, no hay norma alguna que contemple esta figura. En ese sentido el senador del Polo Democrático, Jorge Robledo, dijo que no reconoce al exalcalde como cabeza de esta postura, pues cada colectividad “tendrá su propio vocero”.

Hay que esperar qué dirán sobre el particular la Alianza Verde y el partido Farc, que también se declararían en oposición al gobierno de Duque. En el caso de la Lista de la Decencia se da por descontado que reconocerá la jefatura de Petro.

En este sentido la hoja de ruta de Petro apunta a lograr a ser reconocido como el jefe de la oposición por parte de las diferentes colectividades que estarán por fuera de la coalición de gobierno, tarea nada fácil porque sería como darle un cheque en blanco para una eventual candidatura en 2022 y cada colectividad tiene sus propios intereses.

No obstante se prevé que Petro junto a Uribe concentren las miradas en el próximo Senado, lo que seguramente el exalcalde aprovechará para posicionarse como el vocero de la oposición, generando un hecho político difícil de rebatir por las demás colectividades que se alinderen en esta postura.

 

Aprovechar dos escenarios

Petro llegará al próximo Senado porque ahora la ley dice que el segundo en las elecciones presidenciales ocupará una curul para poder hace oposición, pero el político mirando el espacio de las elecciones de 2022 tiene claro que no puede limitarse a este espacio sino que tiene que aprovechar las concentraciones en las calles, en donde ha demostrado que es fuerte.

El pasado 17 de junio, Petro dijo al aceptar el triunfo de Duque que “nuestro papel como senador será el eje fundamental de un movimiento que no se va a dormir a la casa sin movilizarse permanentemente para dirigir un pueblo que debe mantenerse activo, movilizado”.

En ese sentido, Petro buscaría sacarle el jugo a los dos escenarios: en el Parlamento aupando la confrontación con el expresidente Uribe y la coalición de gobierno encabezada por el Centro Democrático; en tanto que en las calles promoviendo movilizaciones contra decisiones clave del presidente Duque y su gobierno.

 

Guerra y paz

 

La defensa de los acuerdos de paz fue una de las principales banderas que levantó el entonces candidato Petro, al tiempo que dijo en ese momento que la paz se pondría en peligro con la elección de Duque.

Este discurso se repetiría por parte del senador si es que el presidente Duque materializa la intención que ha manifestado de hacer cambios importantes al acuerdo de paz, en materia de participación política y justicia, principalmente.

Los ajustes al acuerdo que promete Duque se tienen que hacer en la mayoría de los casos a través de reformas constitucionales, en donde el senador Petro seguramente reviviendo sus recordadas intervenciones en el Senado denunciando la parapolítica y fustigando las medidas del gobierno Uribe, esta vez acusará al nuevo gobierno de querer devolver a Colombia a la guerra.

Este mismo discurso lo llevaría Petro a las calles convocando manifestaciones contra el Gobierno por querer meterse con el acuerdo de paz.

Es posible que el Gobierno saque adelante las reformas al acuerdo en el Congreso aprovechando las nuevas mayorías duquistas, pero Petro también resultaría ganador porque al final para un amplio sector de la población quedaría la imagen que él representa la paz.

 

Batalla anticorrupción

El expresidente Uribe y el Centro Democrático dieron ‘palo’ al gobierno Santos por la mermelada que habría dado a los  congresistas para que le aprobaran sus proyectos. Por ello el Duque candidato aseguró  que en su gobierno no existiría este fenómeno.

Ahora la torta se voltea y el gobierno Duque no podrá dar un solo paso en falso en esta materia o con algún hecho de corrupción porque le será cobrado con creces por la oposición, especialmente  por Petro, quien no es nuevo en esta lides porque basta recordar que denunció el ‘Carrusel de la Contratación’ en Bogotá en la alcaldía de Samuel Moreno.

La bandera anticorrupción en este momento está en las manos del partido Alianza Verde por la consulta que promovió para el mes entrante, pero es previsible que Petro también quiera cogerla, entendiendo que a pesar de la lucha contra este fenómeno difícilmente aflojará en los próximos años y sería un tema crucial en los comicios de 2022.

 

 

Todo pensando en 2022

Gustavo Petro tendrá cuatro años para hacer campaña de cara a los comicios presidenciales de 2022, tiempo en el cual desde la oposición seguramente madurará varias de las propuestas de gobierno que hizo en la pasada campaña, mostrándose como una verdadera alternativa en materia de políticas sociales y públicas, economía, lucha contra la corrupción, proceso de paz con el Eln y relaciones internacionales.

Ello depende, claro está, de cómo le vaya a la administración de Iván Duque en su gobierno y afronta los grandes retos sociales y económicos que demanda el país y que como candidato se comprometió a hacer.